De dónde viene el aburrimiento que se instala en
los suspiros y que a cada paso se queda pegado en las paredes de una casa. Ha
venido desde el cansancio de una mente desganada; sin remedio avanza en la
tarde hasta llegar a la luna. Entonces, allí mismo hay que morirse. Morirse de
aburrimiento. Caer en la muerte simulada de la inactividad. Morirse de vez en
cuando es necesario para mirar al más allá y al centro de sí mismo para aceptar
que se es finito. ¿Por qué ahora las personas no toleran el aburrimiento?, por
eso, porque los enfrenta a sí mismos. Enfrentarse a no trabajar, a no
socializar, a no chismear, a no comer, a no entrar a la Internet, a no leer, a no
escribir, a no hornear un pay de manzana: Aburrirse. Bostezar. Bostezar y no
saber dónde poner el cuerpo, cómo acomodarlo en el sillón, en la cama o en el
jardín. No hacer nada, llegar al clímax del hastío y volverse un hongo. Maravillarse en la monotonía.
Aunque, el
aburrimiento puede ser muy peligroso. Por esta sensación las personas pueden
traicionar a quienes aman; volverse adictos, no sólo a las drogas sino a
cualquier cosa; llegar a calumniar y meterse en la vida de los demás. De manera
que hay que saber aburrirse sin tratar de huir de ello, porque si no aceptamos
el aburrimiento se disminuye nuestra capacidad para soportar el dolor.
El
aburrimiento proviene
del latín: ab-sin y horrere-
horror, es la “sensación de fastidio provocada por la falta de diversión o de
interés por algo”. Aunque el significado de la palabra es no tener horror, en
realidad es no sentir nada pero desear sentirlo. Muy diferente a la depresión
en la que no se siente nada ni deseos de sentir.
Según el filósofo suizo Alain de Bottonel la
ansiedad y el aburrimiento son dos bienes ambiguos que nos permiten darnos
cuenta de que algo estamos haciendo mal y por lo tanto deben de ser escuchados
e interpretados, algo que no sucede si tenemos a la mano la herramienta de
distracción más poderosa jamás inventada que es la Internet. Sí, la Internet
debilita la tolerancia al aburrimiento vital para que
nuestras mentes puedan crear buenas ideas. Como el tipo de aburrimiento
creativo que se experimenta en los largos viajes en tren. Es en esos momentos
en que sentimos el deseo irresistible de escapar de nosotros mismos, pero podemos
estar seguros de que hay algo importante que debemos traer a nuestra
conciencia. Las televisiones para niños en los automóviles inutilizan la
imaginación y la creatividad de éstos durante los viajes familiares. En
lugar de ver la naturaleza del paisaje, los niños la pasan viendo caricaturas o
películas bobas.
En el ensayo ¿Qué
es el aburrimiento?, el filósofo español Rafael Alvira cita a grandes
pensadores y su opinión sobre el aburrimiento: “Todos los príncipes se aburren:
prueba de ello, es que se van a la caza”. Y Rousseau, en el Emilio, apostrofa:
“El pueblo no se aburre: conduce una vida activa”. Por el contrario, “el gran
azote de los ricos es el aburrimiento. En medio de muchas costosas diversiones,
rodeados de tanta gente que se ocupa de hacerles la vida agradable, se aburren
hasta la muerte”. E igualmente cita a Nietzsche: “Los animales más finos
y más activos son los primeros capaces de aburrimiento”. Quién sabe qué
tan verdadero sea que el rico se aburre más que el pobre, pero existe temor al
aburrimiento y cierto desdén a la persona que manifiesta esta sensación. Siempre será mejor que el aburrimiento nazca desde el centro
de nuestro ser y no que otras personas nos lo provoquen. Así pues, es necesario
el aburrimiento una que otra tarde para mantener la dosis precisa de locura que
se necesita para parecer normales.
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