Mi foto
Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

viernes, 26 de junio de 2020

DE 12 A 16 RESPIRACIONES


Indignación por un nuevo caso de racismo policial en EEUUU ...
Ahora más que nunca, la idea de muerte asiste a nuestro pensamiento. Las reflexiones sobre ésta se hacen desde la ciencia, el drama y la comedia. Sin embargo, todo está manchado por la política. La pérdida de la vida por asfixia es un número sobre el que se pelea cotidianamente. Los números escondidos emanan un olor fétido, pero también los números exagerados se pudren. Saltan los tres actores a escena:  Lobo, cordero y cazador. Los verdaderos motivos del lobo son políticos. El lobo devora al cordero y pelea contra el cazador. Bajar las estadísticas o elevarlas atiende a enredos del poder. El pensamiento estrecho no ve que nadie tiene la razón porque nadie sabe la verdad. Una enfermedad nueva necesita de humildad de parte de sus víctimas para su expresión real. Pero no, todos creen conocer al nuevo coronavirus y lo atacan de mil formas fuera de los hospitales, sin darse cuenta de que la experiencia individual nunca será ciencia. La experiencia individual siempre será una verdad maltrecha. De esa manera los incautos se confunden y desafían al misterio sin tomar precauciones.
         Vivimos los días sellados por la asfixia. La normalidad en los signos vitales dice que la presión arterial debe ser de 120/80 mm de Hg, la temperatura menor a 37 °C, el pulso de 60 a 100 latidos y las respiraciones de 12 a 16 por minuto. Pero los pulmones ya no obedecen a esa regla, por más que el yoga enseñe a respirar, algo que al nacer el instinto nos da. “No me enseñes a respirar que yo nací sabiendo”. Sin embargo, inhalo, cuento y exhalo. Todo parece provenir del artificio. Quisiéramos renunciar al reporte diario, a las horas oyendo ambulancias una y otra vez. El SarsCov-2 no para. Lo peor de la pandemia aún no llega, dicen algunos. Otros, que han gastado su tiempo desinformándose, aseguran que el virus no existe. Qué todo es un complot para desaparecer a los más débiles. La ignorancia sobrevalorada está costando un sinfín de paros cardiorrespiratorios.
Algunas ciudades están en semáforo naranja y el virus aprovecha para reproducirse más. Las predicciones cambian a cada momento y no sólo los políticos se equivocan sino los científicos también; la verdadera naturaleza del nuevo coronavirus la conoceremos hasta dentro de unos meses, o tal vez años. La asfixia está presente en todos los discursos: “Estábamos asfixiando el planeta por eso la Covid-19 mata quitándonos la respiración”, dicen. Se asfixia la economía, los servicios médicos; a George Floyd, un policía gringo le disminuye las respiraciones a cero por minuto y así aparece la legión que protesta también por Giovanni, López de Jalisco. “No puedo respirar” se escribe en una pared que reitera la frase de la época. Porque en el encierro o con el cubrebocas la inhalación y la exhalación son una dificultad. Igual en las redes sociales que, de tanto que asfixian, provocan el desnudo y la confesión del más introvertido. Los pulmones sofocados por el desempleo y por quien asegura que el virus vino en naves espaciales. Así, la angustia altera la respiración. “No puedo respirar”. Cada momento nuevo asfixia al anterior. Los días son inútiles. A pesar de que aseguran que el tiempo terminará con el virus; las semanas pasan y la virulencia sigue. El tiempo no nos está curando. Una vacuna inexistente, se pierde en monólogos furiosos de personas que juran no aplicársela. Las mañanas soleadas tampoco curan, enferman a los encerrados y a los que deambulan libres por las calles, por necesidad, por necedad o por neurosis.
Caminamos en el círculo de la ansiedad. Medio vivos, medio muertos; medio vacíos, ¿escaparemos al yugo de la naturaleza? ¿Quién lo sabe? Los pacientes llegan con el médico y respiran rápido y el doctor también acelera el aliento. El temor del contagio es permanente. Cuenta hasta 12, o hasta 16, para frenar la rabia por la negligencia de los que no se cuidan y que como Sto. Tomás no creen porque no ven. Así que, si no somos mejores durante la pandemia, tampoco lo seremos después de ella: Queremos resolver la disnea perdiendo la calma y la sensación de ahogo aumenta.
La arritmia pulmonar rompe todos los ritmos. Los males se han vuelto hacia el oxígeno que no llega a la sangre y en la paranoia todos los síntomas son Covid-19. Suspira, cuenta tus respiraciones y comprueba que sean de 12 a 16 por minuto. Qué el corazón no renuncie para que el cerebro no se nuble: aún podemos ser mejores frente a la catástrofe.

viernes, 5 de junio de 2020

DON BENITO Y DON ANDRÉS (3ª. y última parte)


EL Siglo de Torreón                        En el primer artículo hablé sobre las coincidencias en las enfermedades entre los presidentes Benito Juárez y Andrés Manuel López Obrador, encontrando que eran muy similares. En el segundo texto comparé la religiosidad, concluyendo que Juárez perjudicó a la iglesia católica y que AMLO la promueve al igual que a otras religiones cristianas y nativas. Por último, haré un breve repaso sobre las actitudes políticas, de ambos presidentes, hacia la mujer.
         Con frecuencia, a Benito Juárez se le llama feminista. Aunque en su tiempo no se le podría considerar así, pues el término feminista (en el sentido social, no en el médico) nació en Francia en 1872, año en que murió don Benito. Fue Alexandre Dumas hijo, quien lo dijo por primera vez, porque él creía en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Además, Juárez era miembro de la masonería, una cofradía predominante masculina y considerada machista. Aunque aceptan a Dña. Josefa Ortiz de Domínguez como masona y actualmente exista la masonería femenina, aunque el rol de ellas es alejado de la vida pública. La masonería promueve el progreso de la humanidad; pero, anteriormente, en sus estatutos no aceptaban “ni siervos ni mujeres”. Igual que Juárez, Lopez Obrador pertenece a la logia masónica, según información de varias fuentes de Internet.
Juárez promovió la educación mixta, aunque no logró que se enseñara lo mismo a la mujer que al hombre; fundó la Escuela Secundaria para señoritas en el año 1869, que a la postre sería la Escuela Normal Superior. Promovió que las mujeres pudieran tener negocios, si el marido daba su consentimiento, claro. Aunque, las solteras podían hacerlo libremente. Era solidario con el sexo femenino en sus discursos: “Secularizando los establecimientos de utilidad pública, se atenderá también a la educación de las mujeres, dándoles la importancia que merecen por la influencia que ejercen en la sociedad”. Para su tiempo, don Benito hizo cambios importantes sentando precedentes para mejorar la vida de las mujeres.
         Los movimientos de equidad de género han hecho que muchos hombres digan que son feministas. No obstante, sabemos que, a veces, es solo parte del discurso o una estrategia política o personal. En cambio, AMLO asegura que él no es feminista sino humanista. Pero recordemos que, históricamente, los humanistas no han defendido a la mujer, al contrario; ellos hablan de la iluminación de las mentes, siempre y cuando sean del sexo masculino. Habrá que leer a algunos de los que se consideran grandes humanistas, como Nicolas Maquiavelo, diciendo: “Las mujeres han sido causa de muchas ruinas, ocasionando gran daño a los que gobiernan pueblos, y en estos muchas divisiones” o Erasmo de Rotterdam: “Y así Platón, al parecer dudaba en qué género colocar a la mujer, si entre los animales racionales o entre los brutos, no quiso otra cosa que significar la insigne estupidez de este sexo” u otros como Immanuel Kant que aseguraba que a la mujer solo se habría de respetar en el ámbito del hogar, especialmente en la cocina.
Pareciera que el presidente López Obrador no quiere solidarizarse con las mujeres. Ante la lucha por la equidad y la no violencia, él tiene expresiones como: “El 90 % de las denuncias por violencia contra mujeres son falsas”; criticó la marcha de las mujeres del 8 de marzo y el día del paro nacional femenino, lanzó a la venta los boletos del avión presidencial, porque él “Ni idea tenía de que el 9 era el día del paro”. Otro caso fallido es el “Decálogo del presidente de México vs. la violencia hacia las mujeres”, en donde el primer punto es: “Estoy en contra de la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones” y el segundo: “Se debe proteger la vida de hombres y mujeres. De todos los seres humanos”, en los siguientes puntos sigue la vaguedad sin adoptar un compromiso concreto. También los anuncios contra la violencia de “Cuenta hasta diez”, en la que se ve a una señora haciendo gestos de desagrado porque a un anciano se le caen unos platos, es burda y no refleja la realidad de las mujeres maltratadas. La campaña no cumple para lo que fue creada. Todos nos beneficiaríamos si el gobierno consultara a asesoras que sepan qué es la perspectiva de género.
         A favor de López Obrador se puede señalar que ha sido el único presidente que, desde el inicio de su mandato, nombró a ocho Secretarias de Estado. Enrique Peña Nieto y Vicente Fox trabajaron con tres. Calderón mantuvo en promedio a cuatro. Las mujeres que gobiernan son ahora más. En cambio, los feminicidios y el maltrato hacia las mujeres continúan.