Dos veces única
(Seix Barral, 2015), la más reciente novela de Elena Poniatowska, recrea la
vida de Lupe Marín, esposa de Diego Rivera y de Jorge Cuesta; “dos veces única”,
primero del pintor y después del poeta. esta obra plasma el México del siglo XX cubierto
por los grandes pintores, arquitectos, músicos y escritores; sus convergencias
y sus pleitos. Allí, el tiempo de la expropiación petrolera, de la matanza de Tlatelolco,
del voto femenino y de la influencia de visitantes ilustres como Trotsky,
Eisenstein, Huxley, Lawrence, Carpentier…
Poniatowska,
eligió la microhistoria para tejer la trama de su novela, por eso encontraremos
pasajes ensayísticos sustentados en citas bibliohemerográficas y epistolares. Conoceremos
a María Guadalupe Marín Preciado, “un territorio florido y contradictorio” y
sus alrededores; un lugar lleno de colores con aroma a mango, sandía, naranja y
piña; colores que explotan en la boca con sabor a mole dulce, pechugas en
vinagreta, pato envuelto en lodo, chapulines o frijoles refritos con leche y
aceite de oliva. Lupe Marín, es cocinera extraordinaria, costurera hábil, crítica
de arte instintiva, “peor que pésima” escritora y madre cruel. Una discusión
eterna. Un animal herido.
Rebautizada por Diego como Prieta Mula; alta y
morena de ojos verdes, golpea al marido y a sus hijas Pico y Chapo. Pico, porque
la embarazada camina con un pico que le sobresale. Ese pico es Lupe, la hija mayor de
los Rivera Marín, la que se hace abogada por la UNAM, priista, diputada y
senadora; la misma que se enamoró de Juan Manuel Gómez Morín, hijo del enemigo
de su padre. Y bajo el signo de la ironía, nace un nieto hecho de ideologías opuestas.
A la más chica, Ruth, su padre al verla apuntó: “es tan prieta como el
chapopote”. Es Chapo, la primera arquitecta egresada del Politécnico, la que
fuera esposa del pintor Rafael Coronel; una mujer incansable que murió de
cáncer de mama y que sólo así doblegó a su madre.
La
frialdad de Lupe Marín, tiene su mayor expresión en el hijo que tuvo con Jorge
Cuesta. Abandona al recién nacido y al padre. Pero a los siete meses, ella
desea saber por qué no lo quiere. Reclama al niño y confirma su desamor. El
pequeño Antonio, inocente, explora sus genitales y a la madre eso le parece una
depravación: “Chiquillo degenerado, se masturba todo el tiempo”. Lo regresa a
la casa paterna. Y, como si fuera un conjuro, el joven Cuesta, consumidor de
alcohol, peyote y marihuana, escribe versos pornográficos; se siente más grande
que el Marqués de Sade y que George Bataille.
Musa
de Jorge cuesta y modelo de Diego Rivera, Frida Khalo y Juan Soriano. Lupe quiso
ser escritora. Publicó dos novelas La
única y Un día patrio. La única, intenta poner a la literatura
al servicio del rencor. Habla mal de todos los intelectuales. Lo único que vale
de la edición es el dibujo de la portada que hizo Rivera donde aparecen las
hermanas Isabel y Lupe Marín con la cabeza de Cuesta en una charola. Recuerda a
Juan Bautista.
Arrepentida
de dejar a Rivera por Cuesta, Lupe vocifera: “cambié un hombrón por un
tlacuache”. Perfecciona la humillación, es “un veneno sin antídoto”. Jorge
Cuesta, el químico-poeta, (al que Huxley consulta sobre los hongos alucinógenos)
aparece como una figura triste. Intentó mutilarse los genitales; experimenta en
su propio cuerpo imitando al Dr. Hoffman, descubridor del LSD. Ingiere una
mezcla de drogas en busca del elixir de la juventud y sólo logra sicotizarse. Se
suicida en el hospital siquiátrico La Castañeda. Logrando, finalmente, ser
“ajeno a su cuerpo”.
Madre
egoísta pero abuela generosa. “Oye, Guagua, fíjate que no me gustan las
mujeres” le confiesa su nieto Juan Coronel a Lupe, que ante la revelación
responde: “Te voy a presentar un amigo”. Le regala una camisa rosa y otra
morada. Ella misma las cose en su máquina Singer.
La
vemos platicando con su amiga Concha Michel o bailando con Juan Soriano.
“¿Usted es hombre o mujer?” le pregunta un borracho. Lupe contesta
con una bofetada y con un: “Soy más hombre que tú y más mujer que tu chingada
madre”. Dos veces única, un referente para entender nuestro pasado reciente.
hola Angélica López Gándara. el libro Dos veces única de Elena Poniatowskaponi me pareció fantástico, la forma en que va relatando los acontecimientos. Con el libro conocí un faceta de México que desconocía, un México donde florecía la cultura, destacaban pintores a nivel mundial, un México que renacía después de los acontecimientos de la revolución, el cual algunos mexicanos pretendían darle otro giro con expresiones de cultura. recomiendo el libro
ResponderEliminarHola Onofre, gracias por leer mi reseña. Sí, a mí también me pareció muy bueno. Lo disfruté mucho y reconocí allí la labor de los intelectuales mexicanos de mediados del siglo XX.
EliminarSaludos
Angélica