La mujer en los movimientos armados en
México (Editorial Porrúa, 2016), escrito por el magistrado Dr. Jesús
G. Sotomayor Garza, es un libro que, destacando la participación de la mujer,
hace un recuento de las guerras mexicanas. Retrata a mujeres que se liberaron del
rol impuesto; insatisfechas por las injusticias que les tocó vivir, tomaron las
armas y salieron de su casa. “Tomaron las armas”, esa frase hay que entenderla
en todos los sentidos posibles, porque si bien unas aportaron su fortaleza física,
sus ideas, su dinero, otras (además) recurrieron a su capacidad seductora.
Allí, la descripción de la batalla que los mexicas libraron contra Moquíhuix,
en dónde se envió a mujeres “descubiertas de sus partes vergonzosas (…)
mostraban las tetas y exprimían la leche de ellas…”
Este
libro es relevante no sólo por los retratos de mujeres bravas, sino también
porque es un paseo por la historia de México. Comienza con la descripción de la
época prehispánica y colonial, avanzando por la Independencia, las
intervenciones extranjeras, la Reforma, la Revolución, la guerra Cristera, finalizando
con los derechos de igualdad y la participación militar femenina actual. En
este ensayo es posible visualizar la vida de los pueblos prehispánicos, vemos
cómo estos rendían culto a diosas guerreras y podemos concluir que la fuerza
femenil siempre se ha manifestado, que no hay novedad en ello y que la novedad
radica en el reconocimiento a la mujer, que hasta hace poco se había negado.
En
La mujer en los movimientos armados en
México, encontramos que el perfil de estas mujeres combativas no puede ceñirse
a un estereotipo; allí aparecen mujeres pobres, ricas, indígenas puras y
mestizas; hermosas y arrogantes como (de la Independencia): La Güera Rodríguez,
y hombrunas como Guadalupe Rangel, de la que se escribió: “Era una mujer
varonil y de ánimo atrevido”. Vemos mujeres que murieron fusiladas como Gertrudis
Bocanegra y otras de muerte feliz como la misma Güera Rodríguez. Encontramos a
otra Gertrudis de apellido Vargas de Magaña, que, como dato curioso. la
llamaban igual que a Torreón: “Perla de la Laguna” ella era oriunda de
Guanajuato. En las mujeres de la Independencia nos topamos con tres María
Josefas, una de ellas, hace aproximadamente 40 años, aparecía en las monedas de
cobre de cinco centavos: María Josefa Ortiz de Domínguez (La Corregidora) y las
otras dos, de escaso recuerdo María Josefa Huerta y María Josefa Martínez.
Con
prólogo de Juana Leticia Herrera Ale, que destaca la relevancia de este ensayo
por la escasísima literatura que reconoce la influencia de la mujer en la vida
socio-política de México. En este libro observamos el retrato de la legendaria
Juana Gallo, de la que se pone en duda su participación en la Revolución, la
que se describe como: “menuda, morena, hombruna, y con abundante velo facial”.
De manera que (de nombre de pila Ángela), Juana Gallo, en efecto, parecía más
gallo que gallina. En este libro se puede encontrar el origen de la canción “La
Rielera” esa de “yo soy rielera y tengo mi Juan” inspirada en una joven
soldadera anónima que por las calles de Chihuahua, se plantó con un letrero que
decía “Defenderé a mi Juan”, ahí se habla de “La Valentina”: la durangueña
María Valentina Ramírez Avitia; de “La Adelita”: la chihuahuense, Adela Velarde
Pérez, o de “La Coronela” también de Chihuahua, Carmen Parra de Alanís. Todas, de
recuerdos melódicos.
En
la Revolución, las mujeres mexicanas incursionaron por primera vez en la
publicación de textos de rebelión. Leemos pues, un país de asombro y llanto; de
desgracia y maravilla. Igualmente, en esta obra, queda constancia de una veintena de mujeres coahuilenses que participaron en la Revolución. Aquellas mujeres
que, vestidas como hombres, se incorporaron a las fuerza armadas. Algunas como
Encarnación Mares que fue nombrada Sargento Segundo por las fuerzas carrancistas.
Allí también la sampetrina, Petra Herrera, rebautizada como Pedro Herrera, al
igual que otra Petra, Petra Ruiz, conocida como “Pedro echa balas”.
El
lagunero José G. Sotomayor Garza, vecino de estas páginas, ha tenido una
carrera brillante en la abogacía y es autor de más de una docena de libros
académicos entre los que destacan Nuevo derecho agrario en
México, Nuevo Divorcio en México y El secreto profesional, entre otros.
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