Mario Benedetti (1920-2009) fue un escritor
uruguayo que publicó alrededor de ochenta libros; muchos de sus poemas son conocidos como
canciones que, en su mayoría, han sido interpretados por Joan Manuel Serrat. El
poema más famoso hecho canción es “Te quiero”: “Si te quiero es porque sos/
mi amor, mi cómplice, todo./ y en la
calle, codo a codo,/ somos mucho más que dos…”
Su
novela La tregua es una historia apasionante
que ha sido llevada al cine en dos ocasiones: una versión argentina filmada en
1974 y otra mexicana en 2003. Se trata de una obra escrita a manera de diario,
en donde Martín Santomé, el personaje principal, va narrando su día a día
durante un año. Santomé es un empleado de oficina, que lleva una vida mediocre;
es viudo desde hace veinte años; tiene tres hijos y cuarenta y nueve años. La
novela se desarrolla en la ciudad de Montevideo, Uruguay. Y a pesar de que los
primeros días descritos son el tedio de la cotidianidad, el narrador tiene la
habilidad de dejar en suspenso al lector; esperando saber que pasará el día siguiente.
Diferentes
vertientes de esta historia me parecen destacables. Primero que el
personaje de Martín Santomé a los cuarenta y nueve años ya siente que la muerte
está cerca; está tramitando su jubilación para dedicarse, lo que le queda de
vida, al ocio, pero la vida le ofrece una tregua, y esta le es dada por la
presencia de Laura Avellaneda, una muchacha que entra a trabajar a su oficina y
que tiene solamente veinticuatro años, la mitad de su edad. La atracción entre
ellos se va dando poco a poco, hasta consolidarse. La presencia de la joven le
devuelve la imagen de su esposa a la que él estaba imposibilitado para recordar
físicamente. Compara los cuerpos de las dos jóvenes y las encuentra igualmente
hermosas. Luego, inevitablemente compara el cuerpo de él e Isabel, su esposa
muerta, y el de él y Laura, su joven amante. Se siente miserable; fue joven con
Isabel y es viejo con Laura: “Desde la calvicie desequilibrada (el lado
izquierdo es más desierto); la nariz más ancha, la verruga del cuello, hasta el
pecho con islas pelirrojas, el vientre retumbante, los tobillos varicosos, los
pies con incurable, deprimente micosis”.
Se reconoce como una caricatura de sí mismo.
La razón
por la que una persona mayor se enamora de una joven, generalmente no necesita
explicación; la juventud es atractiva por sí misma. No se cuestiona al viejo
sino al joven. En esta novela la relación de una muchacha con un hombre que le
dobla la edad no huye de los estereotipos que, en este caso, radican en dos
posibilidades: La primera es que las jóvenes buscan a los hombres mayores por
interés económico y el segundo es que tienen carencias afectivas de la figura
paterna. A la joven le faltó padre. Benedetti se va por la idea freudiana; pues su amante no conoce a su padre biológico y el que cree que es su progenitor
es un hombre distante de ella. Y a pesar
de que los amantes son personas libres tienen una relación secreta como si
estuvieran cometiendo un delito. Ella le reclama el egoísmo de él en cuanto a
la burla que una pareja, dispareja en años, provoca en la sociedad: “Usted no quiere
parecer ridículo pero no tiene inconveniente en que yo lo parezca”; ella
también se siente ridícula. Llama la atención que Martín Santomé nunca menciona
a Laura, su amante, por el nombre propio sino que se refiere a ella por su
apellido: Avellaneda, como si no lograra asirla del todo.
Otro
de los tópicos que me parecen sobresalientes es el constante rechazo que manifiesta
Martín hacia Santini, un compañero de la oficina que siempre lo acosa con sus
confesiones y que le cuestiona sobre si la homosexualidad es algo inmoral o no.
Santomé manifiesta el rechazo hacia el empleado porque es homosexual y lo
llama, repetidas veces, maricón. Sin embargo, lo interesante está en su
reacción al enterarse que su hijo favorito es homosexual, igual que su
compañero de trabajo.
Martín
sufre al pensar en lo que le dijo su mejor amigo al confesarle su amorío: “Quiero
decir que a mí me parece muy claro todo el problema: lo que te pasa es que
tenés miedo que dentro de diez años ella te ponga cuernos”. Sí, él tiene miedo,
celos de todos los hombres que se le acercan a Laura y más cuando ella ríe.
Tiene temor de que ella exija tener hijos, pues él no desea tener más. No obstante
ninguno de sus miedos llegan a realizarse; el final es por demás sorpresivo. La Tregua de Mario Benedetti es una
novela para leerse sin interrupciones.