Muchas mujeres consideran que
cocinar es un signo de sometimiento, y es que por siglos la cocina ha sido el
lugar en donde la mujer ha estado al servicio de los demás a través de la
preparación de los alimentos. Sin embargo, el mundo de la gastronomía es
apasionante; los sabores y los olores tienen la capacidad de traernos
sensaciones nuevas y de antaño. Además, a través de la comida es posible
conocer la historia de los pueblos. Y casi se podría hacer la biografía de
cualquiera si supiéramos su historial gastronómico. Al estar al tanto de qué y
cuánto come una persona se conseguiría deducir algunos rasgos de su
personalidad, su estado de salud y su situación económica. De tal modo que si
se habla de alguien que jamás come cerdo, se podría pensar que se trata de un
judío ortodoxo; si no come carne de res pensaríamos que es un hindú
brahmanista; y si no se alimenta de ningún animal, entonces podría tratarse de un
vegetariano, y si come sólo vegetales crudos sería un vegano.
El arte culinario está lleno de
curiosidades. Y es que es sorprendente ver que algún platillo hindú puede
llevar hasta treinta ingredientes. O podemos observar cómo la comida árabe y la
judía tienen mucho en común, aun siendo, ancestralmente, de pueblos enemigos
(ambos hijos del desierto. La geografía se impone). Igualmente es interesante
detectar en una receta alusiones históricas como en la de “Moros y cristianos”,
que no es más que frijoles negros que representan a los moros o árabes morenos,
y a los cristianos, que en este caso son el arroz blanco; se señala así los más
de setecientos años de los árabes en España, (aunque este platillo es típico de
Cuba). La comida habla también de mestizaje. Allí está el pan de pulque
saltillense; la harina de trigo española amasada por el pulque indígena. Habla
también de invasiones globalizadas; el chocolate de origen mexicano invadió el
mundo y es explotado grandemente por los suizos y los belgas. Tampoco deja de
extrañar que México, un pueblo conquistado por españoles, no haya tomado la
costumbre de ingerir diariamente vino de mesa. Es hasta hace algunos años que
muchas personas han puesto de moda los
Merlot o los Cabernet Sauvignon.
Por lo anterior, me gustó mucho el libro
Culinary Harmony del estadounidense
David Rezits. El violonchelista y amante de la alta cocina se dio a la tarea de
recopilar las recetas favoritas de doscientos músicos clásicos. En el texto el
autor asegura que la capacidad de hacer buena música va siempre junto con el
reconocimiento de la buena mesa. Así, según Rezits, quien hace música de
calidad también es un gourmet. En
este libro de armonía culinaria destacan los platillos favoritos de Paganini,
Rossini, Perlman, Menuhin.
Gioacchino Rossini fue conocido también como
cocinero y, aunque en varios restaurantes italianos se sirven sus famosos
macarrones, al parecer una de sus recetas favoritas era un consomé hecho a base
de foie gras y trufas negras. El
director hindú, Zubin Metha, disfruta del pollo que prepara su esposa Nancy,
que lleva veinte ingredientes de los que destacan: leche, cardamomo, azafrán,
mantequilla, ajos, jengibre y chile. Desde luego, este plato es hindú. Para el
compositor y director neoyorquino, John Williams, lo mejor en el almuerzo son
unos hot cakes con yogur, mantequilla
y miel de maple. Yehudi Menuhin, violinista estadounidense de origen ruso,
gustaba de la sopa de ajo. El violinista estadounidense, Izthak Perlman,
paladea un platillo hecho con hígados de pollo y una pizza, que en Nueva York bautizaron
con su nombre. En el libro viene incluida una copia de una receta escrita con
la letra de Niccoló Paganini; se trata de los ravioles Paganini que se sirven
en salsa de tomates y hongos.
De manera que con el libro Culinary Harmony de David Rezits, puede
uno acercarse a los músicos comiendo sus platos favoritos, ya que las recetas
están muy bien expuestas. Además en el mismo se pueden leer un poco de sus
biografías.
Enseguida les comparto la receta del Consomé Rossini. Esta
creación es de él era uno de sus platillos favoritos
Ingredientes
250 grs. de foie gras
1 trufa negra finamente picada
30 pequeños profiteroles de 2 a
2.5 cm.
6 yemas de huevo
250 ml. de crema de leche
1 1/5 litros de consomé de
pollo o res
2 cucharadas de oporto
1 cucharada de perejil
finamente picado
Se mezclan el foie gras con una manga pastelera para rellenar
los profiteroles, luego se baten las yemas y la crema. El consomé se pone a
hervir con el oporto, se le agrega la mezcla de crema y yemas y se remueve
continuamente, una vez que espesa se retira del calor. Se sirve el consomé en
platos individuales adornados con los profiteroles y se espolvorea el perejil.
Buon appetito.