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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

miércoles, 5 de agosto de 2020

EL VENENO ESTÁ EN LA DOSIS

El temible veneno negro (Coca Cola) |

 

El Siglo de Torreón

Hace algún tiempo visité Chiapas; tierra de jade, ámbar, café, chocolate y magia; tierra fértil y, paradójicamente, tierra de mucha pobreza. Una de las cosas que más me sorprendió fue que, en San Juan Chamula, casi todo mundo llevaba una Coca-Cola consigo. Había hombres que, además, cargaban una botella de plástico llena de pox, un aguardiente hecho de maíz. Al entrar a la iglesia del lugar vi que la ceremonia religiosa incluía un ritual en el que se sacrificaban a una gallina, pero antes, con el cuerpo de ésta hacían una especie de limpia a la Coca-Cola que después se tomarían. Hay lugares en donde este refresco tiene tintes místicos, eso no ayuda a fomentar una nutrición adecuada. En México, tenemos un grave problema de salud pública provocado por una dieta con exceso de azúcares y en general, de carbohidratos y grasas.

         La frase del médico suizo, Paracelso: “Todas las sustancias son venenos, no existe ninguna que no lo sea. La dosis diferencia un veneno de un remedio”, aplica para cualquier alimento: “El veneno está en la dosis”. El subsecretario de salud Dr. Hugo López Gatell, ha dicho que la Coca-Cola es “veneno embotellado”. “La chispa de la vida” que nació como jarabe para la tos, es muy adictiva porque contiene cafeína y grandes concentraciones de azúcar. Esta bebida estadounidense está tan arraigada en los mexicanos que no sólo se usa para acompañar las comidas sino para la debilidad porque dicen que les “bajó el azúcar o la presión” e igual se utiliza para cocinar. Otros usos son aflojar tornillos, quitar el sarro de los baños, eliminar óxido, etc. Es verdad, puede llegar a ser un veneno, pero al momento de ingerirlo no hace sentir mal al envenenado, al contrario, actúa como estimulante. Es una sustancia de la que no se percibe el daño a las primeras dosis (excepto cuando descontrola a un diabético) sino hasta que se va acumulando en el cuerpo al consumirse a grandes dosis y por tiempo prolongado.

         No solo la Coca-Cola y los refrescos embotellados, son los que tienen colapsado el Sistema de Salud Mexicano: la obesidad, hipertensión y diabetes están haciendo que la pandemia de Covid-19 sea más letal, también porque consumimos grandes cantidades de comida industrializada, fabricada con conservadores, grasas trans (que elevan el colesterol) y altos contenidos de sal y azúcar; comida que se vende en todos lados, es barata y satisface al comensal, su sabor es agradable y es real “no puedes comer solo una”. De allí, que seamos el tercer país con más muertes en el mundo por Covid-19.

         Existe una polémica que asegura que las hamburguesas son perjudiciales para la salud comparada con los tacos. Se dice que debemos consumir más la comida nacional porque es más sano. Pero nuestra comida es saludable siempre y cuando se consuma en las porciones adecuadas. La comida rápida y la llamada comida chatarra tampoco son insanas por sí mismas sino por el proceso industrial con el que están fabricadas; si estos alimentos se cocinan en casa se desecha la parte insana, pero si se ingiere más de lo necesario resultará perjudicial también. Lo mismo pasa con los tacos que si se comen demasiados dañan al organismo. Se reafirma así: “el veneno está en la dosis”.

         Los hábitos alimenticios y de actividad física han cambiado en todo el mundo. La tecnología ha hecho que seamos más sedentarios y las necesidades económicas provocan que las personas coman de manera desordenadas y sin horarios fijos. Con frecuencia se come en el lugar de trabajo, de allí que las personas no consuman nutrientes de forma balanceada; se alimentan apresuradamente, no sólo porque el tiempo es limitado, sino que, en algunos casos es por ansiedad o estrés. El comer rápido es un factor que favorece la obesidad, al igual que los malos hábitos de sueño y, por supuesto, la falta de ejercicio. Si a ello le agregamos un deficiente sistema de salud y la irresponsabilidad de muchos ciudadanos que no usan cubrebocas y no mantienen la distancia social en la pandemia de Covid-19, el panorama resulta muy desalentador.

         Es un discurso infantilizado echarles la culpa a las administraciones anteriores de nuestras enfermedades; por supuesto sí tienen culpa, al igual que el actual gobierno, pero los ciudadanos debemos ser más responsables con nuestro cuerpo. La función del gobierno está en mejorar los hospitales, hacer programas y campañas efectivas de educación nutricional y fomento a la salud, que incluye el etiquetado de los productos; muy importante para que el consumidor tenga consciencia de lo que ingiere. Asimismo, debe legislar sobre la publicidad y los lugares en dónde se vende comida industrializada. Todos sabemos lo difícil que es llevar una vida de hábitos saludables, pero los programas gubernamentales de medicina preventiva ayudarían bastante.


martes, 14 de julio de 2020

REMEDIOS COVID-19


Políticos y religiosos han propuesto remedios para la Covid-19. Mencionaré algunos: la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero usa unas gotas hechas con “nanopartículas” de cítricos; el padre Solalinde habla de la alcalinización de la sangre a base de tés; el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, dice que la pobreza es un escudo contra el coronavirus. El presidente López Obrador usa imágenes religiosas como protección y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, consideró la posibilidad de aplicarse luz ultravioleta o desinfectantes dentro del organismo. Actualmente, también está de moda el consumo de gotas de dióxido de cloro o MMS (Miracle Mineral Solution). Son innumerables los intentos por curar la Covid-19. Sin embargo, la desesperación provoca más vulnerabilidad porque, distraídos por la desinformación, no se aplican las verdaderas medidas preventivas, que son las que definen la pandemia. Hablaré de estos y otros remedios.
         Es entendible que se crea que unas gotas con altos contenidos de vitamina C eviten que el coronavirus entre al cuerpo, ya que siempre se ha dicho que la vitamina C o ácido ascórbico, ayuda a prevenir la gripa, aunque no hay estudios fehacientes que lo demuestren. Además, la Covid-19 no se puede considerar gripa. Es ingenuo pensar que los cítricos podrían detener un virus tan contagioso y letal.
En cuanto al tema del pH (potencial de hidrógeno) que habla de alcalinizar la sangre. Esta información tiene años circulando; promete terminar con el cáncer y con otras enfermedades degenerativas y ahora también, dicen, cura el coronavirus. El pH de la sangre es ligeramente alcalino de 7.35 a 7.45, estos parámetros sólo se modifican en condiciones patológicas (imposible enumerarlas aquí). La razón por la que se cree que es bueno alcalinizar la sangre, (algo que afortunadamente no sucede ni con tés ni alimentos) es porque se sabe que las células cancerosas se reproducen más en medios ácidos, pero esa acidez no es de la sangre sino de la propia célula y cambiar el pH de la célula es más complejo que tomar un té. Hay mucha información distorsionada al respecto. Desde luego, la buena alimentación ayuda a que no nos enfermemos o que la gravedad disminuya. (No existe un pH de menos 1 o de 17, la graduación del pH va de 0 a 14, el 7 sería el límite entre acidez y alcalinidad, o sea el valor neutro).
         Respecto a la pobreza como medio de protección contra la Covid-19, el tema tiene muchas aristas. Los primeros en enfermarse fueron personas que tienen la posibilidad de viajar, pero sería excesivo llamarlos ricos por ese solo hecho. Asimismo, hay un estudio que demuestra que en los indigentes la letalidad del coronavirus es menor y la teoría es que, al estar expuestos a tanta suciedad, tienen mejor inmunidad. En contraparte la revista Forbes ha revelado que un 71 % de las muertes por Covid-19 en México, son personas de muy baja escolaridad y desempleadas, por lo tanto, son pobres. Concluimos que, aunque la enfermedad es muy democrática, si tienes comorbilidades y un servicio médico deficiente es más probable que haya complicaciones y dificultades para resolverlas, excepto si duermes en la banca de un parque. Además, el coronavirus ha llegado a todos los países, sin importar el tipo de economía que tengan.
         Sobre la luz ultravioleta: ésta es muy importante, no sólo la artificial que se usa para desinfectar espacios y superficies sino la natural, la del sol que nos hace sintetizar vitamina D. Hay mucha información que demuestra que la mayoría de las personas que murieron por Sars-CoV2 tenían deficiencia de vitamina D, por ello se recomienda exponerse al sol diariamente (de 10 a 15 minutos) o tomar la vitamina en cápsulas, ya que muchas personas no la sintetizan, aunque se asoleen. Es cierto que no evitará el contagio, pero si hay más posibilidades de que sea menos grave. Al igual que la vitamina C no hay riesgo en consumirla si es a dosis prescritas por el médico.
         En cuanto a las gotas de dióxido de cloro conocidas como “milagrosas”, es peligroso consumirlas porque cuando se combinan con un ácido se transforman en lejía, por eso quienes las toman deben tener cuidado de no ingerir alimentos ácidas o vitamina C. Las autoridades sanitarias están alertando sobre su consumo. Hay personas sin escrúpulos que la venden, diciendo que es la panacea y que cura todo. Por fortuna este tipo de productos duran poco en el mercado, pero pueden causar daños irreversibles en los consumidores. Aunque la lejía es muy buena para lavar platos y ropa, es igual que cualquier desinfectante: no se bebe.
         Hablemos de la fe religiosa contra la pandemia: No encontré ningún estudio que dijera si los ateos se enferman más que los creyentes, o viceversa. Yo tengo fe en que los científicos encontraran la solución.
Al ser una enfermedad nueva, la Covid-19, los médicos también se han equivocado, no sabían cómo tratarla, pero la experiencia de los países que la padecieron primero ha servido muchísimo. Actualmente se han establecido medidas generales: Si es leve solo paracetamol y líquidos, si se complica con neumonía, lo primordial es el uso de oxígeno, antibióticos, antinflamatorio y antipiréticos. En los primeros pacientes europeos se descubrió que se moría por una tormenta de citoquinas; una sobrerreacción del cuerpo hacía el virus, donde se liberan sustancias que dañan a todos los órganos. De allí surgieron el uso de inmunomoduladores (algunos de ellos anticuerpos monoclonales) o antinflamatorios como Tocilizumab, Lenzilumab, Cobicistat, Sarilumab, Aviptadil, Siltuximab, Bevacizumab Fingolimod, Gimsilumab, Ruxolitinib y esteroides como la dexametasona. Posteriormente, en las autopsias descubrieron las micro y macrotrombosis, entonces agregaron al tratamiento los anticoagulantes como heparina y otros. Se han usado antivirales como Remdesivir, Favipiravir lopinavir, Ritonavir, Umifenovir; antiparasitarios como Ivermectina e Hidroxicloroqina/Cloroquina y antibióticos como Azitromicina. (estos tres últimos fármacos no demostraron un beneficio real) De los que se han obtenido resultados, un poco más alentadores son el Remdesivir y la dexametasona. También utilizan el plasma de personas que ya padecieron la enfermedad (plasmaféresis). Aún no se demuestra que el virus se destruya por alguna de estas medidas, pero si se disminuyen los daños y la mortalidad. La distancia social, el cubrebocas y el lavado constante de manos son nuestras mejores armas. Lástima que aún no lo entendamos.

viernes, 26 de junio de 2020

DE 12 A 16 RESPIRACIONES


Indignación por un nuevo caso de racismo policial en EEUUU ...
Ahora más que nunca, la idea de muerte asiste a nuestro pensamiento. Las reflexiones sobre ésta se hacen desde la ciencia, el drama y la comedia. Sin embargo, todo está manchado por la política. La pérdida de la vida por asfixia es un número sobre el que se pelea cotidianamente. Los números escondidos emanan un olor fétido, pero también los números exagerados se pudren. Saltan los tres actores a escena:  Lobo, cordero y cazador. Los verdaderos motivos del lobo son políticos. El lobo devora al cordero y pelea contra el cazador. Bajar las estadísticas o elevarlas atiende a enredos del poder. El pensamiento estrecho no ve que nadie tiene la razón porque nadie sabe la verdad. Una enfermedad nueva necesita de humildad de parte de sus víctimas para su expresión real. Pero no, todos creen conocer al nuevo coronavirus y lo atacan de mil formas fuera de los hospitales, sin darse cuenta de que la experiencia individual nunca será ciencia. La experiencia individual siempre será una verdad maltrecha. De esa manera los incautos se confunden y desafían al misterio sin tomar precauciones.
         Vivimos los días sellados por la asfixia. La normalidad en los signos vitales dice que la presión arterial debe ser de 120/80 mm de Hg, la temperatura menor a 37 °C, el pulso de 60 a 100 latidos y las respiraciones de 12 a 16 por minuto. Pero los pulmones ya no obedecen a esa regla, por más que el yoga enseñe a respirar, algo que al nacer el instinto nos da. “No me enseñes a respirar que yo nací sabiendo”. Sin embargo, inhalo, cuento y exhalo. Todo parece provenir del artificio. Quisiéramos renunciar al reporte diario, a las horas oyendo ambulancias una y otra vez. El SarsCov-2 no para. Lo peor de la pandemia aún no llega, dicen algunos. Otros, que han gastado su tiempo desinformándose, aseguran que el virus no existe. Qué todo es un complot para desaparecer a los más débiles. La ignorancia sobrevalorada está costando un sinfín de paros cardiorrespiratorios.
Algunas ciudades están en semáforo naranja y el virus aprovecha para reproducirse más. Las predicciones cambian a cada momento y no sólo los políticos se equivocan sino los científicos también; la verdadera naturaleza del nuevo coronavirus la conoceremos hasta dentro de unos meses, o tal vez años. La asfixia está presente en todos los discursos: “Estábamos asfixiando el planeta por eso la Covid-19 mata quitándonos la respiración”, dicen. Se asfixia la economía, los servicios médicos; a George Floyd, un policía gringo le disminuye las respiraciones a cero por minuto y así aparece la legión que protesta también por Giovanni, López de Jalisco. “No puedo respirar” se escribe en una pared que reitera la frase de la época. Porque en el encierro o con el cubrebocas la inhalación y la exhalación son una dificultad. Igual en las redes sociales que, de tanto que asfixian, provocan el desnudo y la confesión del más introvertido. Los pulmones sofocados por el desempleo y por quien asegura que el virus vino en naves espaciales. Así, la angustia altera la respiración. “No puedo respirar”. Cada momento nuevo asfixia al anterior. Los días son inútiles. A pesar de que aseguran que el tiempo terminará con el virus; las semanas pasan y la virulencia sigue. El tiempo no nos está curando. Una vacuna inexistente, se pierde en monólogos furiosos de personas que juran no aplicársela. Las mañanas soleadas tampoco curan, enferman a los encerrados y a los que deambulan libres por las calles, por necesidad, por necedad o por neurosis.
Caminamos en el círculo de la ansiedad. Medio vivos, medio muertos; medio vacíos, ¿escaparemos al yugo de la naturaleza? ¿Quién lo sabe? Los pacientes llegan con el médico y respiran rápido y el doctor también acelera el aliento. El temor del contagio es permanente. Cuenta hasta 12, o hasta 16, para frenar la rabia por la negligencia de los que no se cuidan y que como Sto. Tomás no creen porque no ven. Así que, si no somos mejores durante la pandemia, tampoco lo seremos después de ella: Queremos resolver la disnea perdiendo la calma y la sensación de ahogo aumenta.
La arritmia pulmonar rompe todos los ritmos. Los males se han vuelto hacia el oxígeno que no llega a la sangre y en la paranoia todos los síntomas son Covid-19. Suspira, cuenta tus respiraciones y comprueba que sean de 12 a 16 por minuto. Qué el corazón no renuncie para que el cerebro no se nuble: aún podemos ser mejores frente a la catástrofe.

viernes, 5 de junio de 2020

DON BENITO Y DON ANDRÉS (3ª. y última parte)


EL Siglo de Torreón                        En el primer artículo hablé sobre las coincidencias en las enfermedades entre los presidentes Benito Juárez y Andrés Manuel López Obrador, encontrando que eran muy similares. En el segundo texto comparé la religiosidad, concluyendo que Juárez perjudicó a la iglesia católica y que AMLO la promueve al igual que a otras religiones cristianas y nativas. Por último, haré un breve repaso sobre las actitudes políticas, de ambos presidentes, hacia la mujer.
         Con frecuencia, a Benito Juárez se le llama feminista. Aunque en su tiempo no se le podría considerar así, pues el término feminista (en el sentido social, no en el médico) nació en Francia en 1872, año en que murió don Benito. Fue Alexandre Dumas hijo, quien lo dijo por primera vez, porque él creía en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Además, Juárez era miembro de la masonería, una cofradía predominante masculina y considerada machista. Aunque aceptan a Dña. Josefa Ortiz de Domínguez como masona y actualmente exista la masonería femenina, aunque el rol de ellas es alejado de la vida pública. La masonería promueve el progreso de la humanidad; pero, anteriormente, en sus estatutos no aceptaban “ni siervos ni mujeres”. Igual que Juárez, Lopez Obrador pertenece a la logia masónica, según información de varias fuentes de Internet.
Juárez promovió la educación mixta, aunque no logró que se enseñara lo mismo a la mujer que al hombre; fundó la Escuela Secundaria para señoritas en el año 1869, que a la postre sería la Escuela Normal Superior. Promovió que las mujeres pudieran tener negocios, si el marido daba su consentimiento, claro. Aunque, las solteras podían hacerlo libremente. Era solidario con el sexo femenino en sus discursos: “Secularizando los establecimientos de utilidad pública, se atenderá también a la educación de las mujeres, dándoles la importancia que merecen por la influencia que ejercen en la sociedad”. Para su tiempo, don Benito hizo cambios importantes sentando precedentes para mejorar la vida de las mujeres.
         Los movimientos de equidad de género han hecho que muchos hombres digan que son feministas. No obstante, sabemos que, a veces, es solo parte del discurso o una estrategia política o personal. En cambio, AMLO asegura que él no es feminista sino humanista. Pero recordemos que, históricamente, los humanistas no han defendido a la mujer, al contrario; ellos hablan de la iluminación de las mentes, siempre y cuando sean del sexo masculino. Habrá que leer a algunos de los que se consideran grandes humanistas, como Nicolas Maquiavelo, diciendo: “Las mujeres han sido causa de muchas ruinas, ocasionando gran daño a los que gobiernan pueblos, y en estos muchas divisiones” o Erasmo de Rotterdam: “Y así Platón, al parecer dudaba en qué género colocar a la mujer, si entre los animales racionales o entre los brutos, no quiso otra cosa que significar la insigne estupidez de este sexo” u otros como Immanuel Kant que aseguraba que a la mujer solo se habría de respetar en el ámbito del hogar, especialmente en la cocina.
Pareciera que el presidente López Obrador no quiere solidarizarse con las mujeres. Ante la lucha por la equidad y la no violencia, él tiene expresiones como: “El 90 % de las denuncias por violencia contra mujeres son falsas”; criticó la marcha de las mujeres del 8 de marzo y el día del paro nacional femenino, lanzó a la venta los boletos del avión presidencial, porque él “Ni idea tenía de que el 9 era el día del paro”. Otro caso fallido es el “Decálogo del presidente de México vs. la violencia hacia las mujeres”, en donde el primer punto es: “Estoy en contra de la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones” y el segundo: “Se debe proteger la vida de hombres y mujeres. De todos los seres humanos”, en los siguientes puntos sigue la vaguedad sin adoptar un compromiso concreto. También los anuncios contra la violencia de “Cuenta hasta diez”, en la que se ve a una señora haciendo gestos de desagrado porque a un anciano se le caen unos platos, es burda y no refleja la realidad de las mujeres maltratadas. La campaña no cumple para lo que fue creada. Todos nos beneficiaríamos si el gobierno consultara a asesoras que sepan qué es la perspectiva de género.
         A favor de López Obrador se puede señalar que ha sido el único presidente que, desde el inicio de su mandato, nombró a ocho Secretarias de Estado. Enrique Peña Nieto y Vicente Fox trabajaron con tres. Calderón mantuvo en promedio a cuatro. Las mujeres que gobiernan son ahora más. En cambio, los feminicidios y el maltrato hacia las mujeres continúan.

domingo, 24 de mayo de 2020

DON BENITO Y DON ANDRÉS (2ª. de tres partes) La religión


El Siglo de Torreón
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En el artículo anterior hablé de las coincidencias entre las enfermedades de don Benito Juárez García y las del presidente Andrés Manuel López Obrador. La conclusión fue que AMLO concuerda en casi todos sus padecimientos con los del Benemérito de las Américas. En este segundo texto abordaré sus semejanzas en cuanto a la religión; el tercer texto será sobre las actitudes políticas hacia la mujer.
         Benito Juárez fue liberal y republicano. Sin embargo, también fue seminarista, aunque, como lo describe en Apuntes para mis hijos, lo hizo más por el interés de aprender que por vocación; era su única forma de obtener una educación formal, por lo que no se ordenó de sacerdote, sino que optó por estudiar derecho en la ciudad de Oaxaca. Juárez se casó con Margarita Maza por la iglesia católica, iba a misa con regularidad y acudía a las festividades religiosas. Pero como gobernante su postura fue antirreligiosa, ello se manifestó en 1859 con las Leyes de Reforma, durante su primer mandato presidencial. Estas leyes tuvieron como finalidad quitarle los privilegios al clero, confiscándole sus bienes; proclamó el Estado laico, nombrando a todos los ciudadanos iguales y aboliendo el fuero eclesiástico. Apartó así, la Iglesia del Estado. Esto lo llevo a ser excomulgado del catolicismo. Juárez separó su fe personal de la del pueblo: “Los gobernantes de la sociedad civil no deben asistir, como tales, a ningún ceremonial eclesiástico, si bien como hombres pueden ir a los templos a practicar los actos de devoción que su religión les dicte”, declaró.
         El presidente López Obrador se asume como cristiano, pertenece a la Iglesia Adventista del Séptimo Día y en período de campaña el partido PES un partido cristiano se unió a su proyecto. Sin embargo, ante cuestionamientos sobre si era católico, usó una cita de Ignacio Ramírez, El Nigromante: “Yo me hinco donde el pueblo se hinca”. Su mismo partido Morena es una alusión a la virgen de Guadalupe. Otro hecho religioso muy representativo fue un el evento después de la toma de posesión como presidente de México en el Palacio Legislativo, cuando en el zócalo capitalino, el 1 de diciembre de 2018 incluyó la cosmovisión indígena en donde se le entregó el bastón de mando y se le hizo una “limpia” de purificación con humo de copal. Para la mayoría este acto místico fue significativo porque daba visibilidad a los pueblos indígenas y afromexicanos. De esa manera el presidente estableció que el suyo sería un gobierno incluyente de los pueblos originales.
Sin embargo, el presidente continúo haciendo discursos religiosos, con citas bíblicas, aludiendo constantemente a Cristo y diciendo que lo mataron por defender a los pobres. (Aunque la razón por la que los romanos mataron al Nazareno fue por proclamarse hijo de Dios). Asimismo, se muestra como católico al presentar estampitas de santos. Sugiriendo que con amuletos se podría defender del coronavirus; con actos de fe minimizaba la pandemia, diciendo: “El escudo protector es como el Detente; ‘detente enemigo que el corazón de Jesús está conmigo”. Pero ¿es el presidente un verdadero creyente de las imágenes religiosas o lo que hace es propaganda? No lo sabemos, pero cualquiera que sea la razón, contraviene los ideales juaristas. Por un lado, dice que el Estado debe garantizar la libertad religiosa y por otro promueve, desde la institución presidencial, el pensamiento religioso para problemas de solución científica.
Otra forma de intrusión religiosa en el gobierno actual fue la distribución de la Cartilla moral escrita por Alfonso Reyes en 1944. Si bien, esta cartilla contiene conceptos filosóficos y poéticos, es, especialmente, religiosa. Allí se enaltecen los valores de la familia tradicional. Y aunque estas ideas van encaminados a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, muchos conceptos ya no son vigentes ni prácticos en la sociedad actual.
La tentación de transmitir convicciones religiosas, desde el poder político, es una inercia a la que sucumben muchos gobernantes, ya que hasta el siglo XIX, los regímenes gubernamentales del mundo eran teocráticos; se ejercía el poder desde una religión oficial, como aún lo hacen, por ejemplo, muchos pueblos originarios, los países islámicos y el Vaticano, considerado éste como un Estado.
En conclusión, AMLO se ha separado de los principios juarista que establecen que el ejercicio político debe de ser laico; no ha dado “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Estamos hablando de un hombre conservador.