Hace algunas semanas tuve la oportunidad de asistir
al teatro Manolo Fábregas de la ciudad de México, fui a ver la comedia musical
“La jaula de las locas”; fue un deleite disfrutar, especialmente, de la voz y
la actuación de Mario Iván Martínez. A Martínez en ocasiones operísticas le han
dado papeles de contratenor, aunque en
realidad es considerado un tenor ligero con un sonido casi femenino. Se trata
de un artista muy completo; es muy versátil, igual hace teatro infantil, que televisión,
ópera o comedia.
Esta obra fue escrita por el dramaturgo francés Jean
Poiret en 1973. Hace cuarenta y cuatro años, pero ahora está más vigente que
nunca debido a la polémica mundial que en los últimos años ha surgido por la
pregunta, que algunas personas se hacen, sobre si las parejas homosexuales
pueden criar bien a un hijo. Se trata de la historia de una pareja de
homosexuales: George (Tomás Goros) y
Albin (Mario Iván Martínez) quienes tienen un centro nocturno que tiene el
nombre, precisamente, de “La jaula de las locas”. La comedia comienza cuando
los visita Jean Michel, hijo biológico de George pero criado también por Albin
como si fuera su madre; él es un(a) vedette travesti que tiene como nombre
artístico Zaza. El problema surge porque el padre de la novia del hijo de
George es un diputado de moral muy
rígida y no aceptaría que su futuro yerno tuviera una familia diferente
conformada por dos hombres. Los enredos se van dando y al final la moraleja
recae en el diputado papá de la novia que con su moral homófoba, al final
termina siendo un simple bufón.
En el programa de mano el productor de la obra,
Juan Torres hace una dedicatoria: “A las personas que han sido discriminadas en
todos los sentidos, de todas las maneras. Nadie en el mundo debería sufrir
señalamientos y consecuencias por sus preferencias sexuales, ideológicas; por
su raza, religión o discapacidad. En pocas palabras nadie debe ser discriminado
por ser diferente […] La dedico a quien haya sentido esto alguna vez en su vida
va este proyecto con mucho cariño y un abrazo sincero”
Considero que aunque a veces se le quieren dar
demasiadas responsabilidades al arte, es verdad que a través de éste las
conciencias pueden cambiar. Me llamó la atención que en la función había varios
niños. Seguramente estos pequeños no crecerán con tantos prejuicios en cuanto a
la homosexualidad se refiere y me parece que cualquier manifestación artística
que abone a la concordia en la convivencia humana es muy loable. Además de que
en este caso es de manera divertida. Y en verdad, hacen un trabajo excepcional
todos los actores y actrices. Es
sorprendente ver a esos hombres moverse con tanta agilidad con zapatos de tacón
altísimos y todos esos bailes y piruetas, en verdad asombran. Pero sobre todo
la presentación del amor entre una pareja joven heterosexual y el amor de una
pareja homosexual que ha podido sobrellevar su unión por muchos años.
Ya hace años siete años que en la ciudad de México
se aprobaron legalmente los matrimonios homosexuales y además, ahora se les
permiten adoptar hijos. En esa ocasión, varias empresas hicieron encuestas para
saber qué pensaban los habitantes de la capital sobre el tema. En general se
encontró que la mayoría no tiene problemas en aceptar las bodas entre personas
del mismo sexo, pero son muy pocos los que aceptan la adopción. Sin embargo, se
puede señalar que no ha sido la ausencia de leyes que legitimen tales uniones
para que cada quien viva con quien desee ni tampoco ha impedido que los
homosexuales tengan hijos como los tuvo Juan Gabriel y los tiene Miguel Bosé,
Ricki Martín y Jodi Foster, sólo para recordar algunos.
En el cine la mejor representación de esta obra fue
con Robin Williams en el papel de Albin, sin duda es una de versiones más
recomendables.