Kate del Castillo actuó como traductora en el
encuentro de Sean Penn y el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán. De lo
anterior se deduce que el capo no entiende el idioma inglés. Por eso es extraño que en
el video de su guarida aparezca el libro del italiano Roberto Saviano: Zero Zero Zero en la versión en inglés. ¿Por
qué el Chapo tenía este tratado sobre la cocaína, en inglés? Ya que se esperaría
que leyera Cero Cero Cero, en español. Aunque es seguro que no era el Chapo quien lo estaba leyendo, es natural que quisiera leerlo pues este ensayo hace alusiones recurrentes a él: su
leyenda, sus tres mil asesinatos, y entre estos últimos, los periodistas Eliseo
Barrón Hernández, de Torreón y Bladimir Antuna García, de Durango. Dice Saviano: “los
periodista empiezan con ganas de cambiar al mundo y terminan con ganas de ser
directores”. Pero, los que siguen con las ganas de cambiar el mundo, muchos de ellos terminan muertos.
El
título de Cero Cero Cero, podría
explicarse porque quienes entran al negocio de la cocaína, al poco tiempo, agregan
tres ceros a sus ingresos. “La cocaína se vende más fácil que el oro y sus
ganancias pueden superar a las del petróleo”, asegura el autor. O por la
historia del narco colombiano: Salvatore Mancuso, apodado “Triple Cero” o “El
Mono”. Sin embargo, Saviano expone: “La coca es el ingrediente sin el cual no
existiría ninguna masa” e igual que la harina se clasifica por ceros de acuerdo
a su pureza. “La mejor coca: 000”. Pero esa, la perlada, es para muy pocos. La mayoría la consume mezclada con
anfetaminas, efedrina, lidocaína, manitol, harina, lactosa, e incluso,
raticida.
Este
libro describe cómo Estados Unidos frenó el cultivo de amapola en México, para
después, en la Segunda Guerra Mundial, exigir su producción, debido a que “sin
morfina no se hace la guerra”, porque “la guerra es el dolor de los huesos
rotos y las carnes desgarradas”. Entonces, el Jefe de jefes: Arturo Beltrán
Leyva, en Sinaloa, comenzó la alucinante y cruel historia del narcotráfico en
México.
El
autor retrata a los más prominentes narcotraficantes y explica cómo están
conectados a través de una red que cubre los cinco Continentes. Historias que
causan asombro como la del mafioso ruso Semión Moguilévich, licenciado en
economía y poliglota, o los casi analfabetos asociados a Pablo escobar. Los hay
con calzones de diseñador como Roberto Pannunzi llamado el Pablo Escobar
italiano. Otros, visten marcas de tatuajes como los Mara Salvatrucha que
mataron a Christian Poveda, el francés que filmó un documental sobre ellos. Los
hay espías dobles, que se salen con la suya, como el mafioso italiano de la
'Ndrangheta Bruno Fuduli. También, relatos de telenovela como el de Natalia
Paris que inspiró el libro Sin tetas no
hay paraíso y que sucedió en Colombia, tierra donde “muere más gente por
envidia que por cáncer”. Historias de crueldad y sangre: los Kaibiles,
guatemaltecos, ejército entrenado con métodos deshumanizantes o el Lazca
matando a sus víctimas de inanición. Allí, dos mujeres aparecen como jefas de cárteles:
la colombiana Griselda Blanco, “Reina de la cocaína” o “Viuda negra”; mujer vulgar
y cruel, que bautizó a su hijo como Michael Corleone. La otra, la mexicana
Sandra Ávila Beltrán “La Reina del Pacífico”, quien tras siete años de cárcel
fue liberada en 2015. (El libro tiene una imprecisión: dice que en el 2012 fue
extraditada a Estados Unidos).
Se
escala el frondoso árbol de la cocaína. La droga que provoca sensaciones
poderosas pero que su adicción hace guiñapos. La polvareda blanca omnipresente:
“hay lugares donde falta lo indispensable pero no la droga”. La cocaína viaja
como polvo, pastillas o líquida; por barco o submarinos; por avión, en maletas
de doble fondo, en pañales… o a través de “mulas” que son personas o perros con
su estómago-almacén. Y si una de esas bolsas plásticas revienta provocará una
muerte de espanto.
Cero Cero Cero, deslumbra
pero también angustia, encontramos allí párrafos escritos con un lenguaje metafórico
y voces narrativas más propias de la novela que del ensayo. Roberto Saviano
vive con escolta luego de que la mafia italiana lo amenazará de muerte por su
novela Gomorra.
“¿Vale la pena el sacrifico?” se pregunta Saviano y responde que no. Entonces la frase bíblica adquiere
sentido: ”Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos hacer”.
(Lucas. 17, 10).
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