Hace unas semanas se llevó a cabo la presentación del libro Un año con el Quijote escrito por maestro Saúl Rosales; una edición de autor, con ilustraciones de Tabata Ayup. La presentación estuvo a cargo de los escritores Edgar Salinas y Jaime Muñoz. Edgar Salinas destacó los rasgos del diálogo en la obra de Cervantes y de cómo Rosales había hecho su propio diálogo con el Quijote. Jaime Muñoz habló de la amistad de 30 años que le une a Saúl Rosales y de la extensa cultura de éste. En la mesa también lo acompañaron, la Lic. Norma González Directora Municipal de Cultura y Carlos Velázquez encargado del área de literatura. Este acto, además de muy concurrido, fue bastante emotivo porque fuimos testigos del sentimiento que le produce al maestro Rosales la obra más representativa de nuestra lengua.
Un año con el Quijote es la reunión de treinta y cuatro textos que se publicaron en diferentes revistas (Siglo Nuevo, Estepa del Nazas y Mesas de adentro) durante el 2005, año en que se festejaron los 400 años de la publicación del libro de Miguel de Cervantes. Son aleccionadores los textos de Rosales, no sólo para los que han leído El Quijote sino que serán de utilidad para quienes nunca se han acercado a dicha obra ya que es una invitación para hacerlo. Pero, no únicamente hace alusión a las letras cervantinas también allí encontramos que el autor es conocedor de muchísima literatura de las que destaca La Celestina de Fernando de Rojas, por ello, reconoce que el manchego se inspiró bastante en La Celestina para forjar sus pasajes. Un ejemplo, son las reiteradas citas de refranes en ambos libros. También el nombre Melibea usado por Rojas que Cervantes insinúa en su protagonista bautizándola Dulcinea, una viene de la miel; melosa, Melibea y la otra de lo dulce; dulce, Dulcinea, que para el caso es lo mismo.
En Un año con el Quijote se hace hincapié en el sentido humorístico al que Cervantes recurre toda su novela: “Risa, risa, risa; alegría es lo que quiere Cervantes para el lector de Don Quijote de la Mancha. Sin embargo recordemos que el creador de don Quijote es un firme creyente de la idea de instruir divirtiendo…” Nos dice el autor. Alude al pronóstico acertado de la gran fama del Caballero de la triste figura: “andar ya en estampa en casi todas o las más naciones del mundo”. Así, Saúl Rosales nos hace ver la ironía en lo que sigue: “Treinta mil volúmenes se han impreso de mi historia y lleva camino de imprimirse treinta mil veces de millares, si el cielo no lo remedia”, y el cielo no lo remedió.
El maestro Rosales nos habla de las teorías sobre la fisonomía de Cervantes diciendo que probablemente sea la misma que la de su personaje, el "Caballero del Verde Gabán" diciendo que es la que más se aproxima al autorretrato proferido en sus Novelas ejemplares: “Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande ni pequeño; la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies. Éste digo, que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha (…)”. Otro tópico señalado en Un año con el Quijote es el agradecimiento.”El agradecido salda una deuda, mayor o menor, con el bien, con la bondad. No lo hace el desagradecido. El desagradecido entronizado en su egolatría y en su egoísmo cree que los beneficios que ha recibido son tributo obligado a su valiosa existencia”. Si que tiene razón.
Un año con el Quijote es la reunión de treinta y cuatro textos que se publicaron en diferentes revistas (Siglo Nuevo, Estepa del Nazas y Mesas de adentro) durante el 2005, año en que se festejaron los 400 años de la publicación del libro de Miguel de Cervantes. Son aleccionadores los textos de Rosales, no sólo para los que han leído El Quijote sino que serán de utilidad para quienes nunca se han acercado a dicha obra ya que es una invitación para hacerlo. Pero, no únicamente hace alusión a las letras cervantinas también allí encontramos que el autor es conocedor de muchísima literatura de las que destaca La Celestina de Fernando de Rojas, por ello, reconoce que el manchego se inspiró bastante en La Celestina para forjar sus pasajes. Un ejemplo, son las reiteradas citas de refranes en ambos libros. También el nombre Melibea usado por Rojas que Cervantes insinúa en su protagonista bautizándola Dulcinea, una viene de la miel; melosa, Melibea y la otra de lo dulce; dulce, Dulcinea, que para el caso es lo mismo.
En Un año con el Quijote se hace hincapié en el sentido humorístico al que Cervantes recurre toda su novela: “Risa, risa, risa; alegría es lo que quiere Cervantes para el lector de Don Quijote de la Mancha. Sin embargo recordemos que el creador de don Quijote es un firme creyente de la idea de instruir divirtiendo…” Nos dice el autor. Alude al pronóstico acertado de la gran fama del Caballero de la triste figura: “andar ya en estampa en casi todas o las más naciones del mundo”. Así, Saúl Rosales nos hace ver la ironía en lo que sigue: “Treinta mil volúmenes se han impreso de mi historia y lleva camino de imprimirse treinta mil veces de millares, si el cielo no lo remedia”, y el cielo no lo remedió.
El maestro Rosales nos habla de las teorías sobre la fisonomía de Cervantes diciendo que probablemente sea la misma que la de su personaje, el "Caballero del Verde Gabán" diciendo que es la que más se aproxima al autorretrato proferido en sus Novelas ejemplares: “Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande ni pequeño; la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies. Éste digo, que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha (…)”. Otro tópico señalado en Un año con el Quijote es el agradecimiento.”El agradecido salda una deuda, mayor o menor, con el bien, con la bondad. No lo hace el desagradecido. El desagradecido entronizado en su egolatría y en su egoísmo cree que los beneficios que ha recibido son tributo obligado a su valiosa existencia”. Si que tiene razón.