La familia homoparental, la
legalización de la marihuana y el aborto, son temas que, frecuentemente, están
en la discusión para la creación de nuevas leyes. Tres temas que,
aparentemente, son diferentes entre sí, cuestionan la moral del individuo en
cuanto al uso de partes específicas del cuerpo. Los matrimonios homosexuales y
el aborto tienen que ver con los genitales; la marihuana involucra, en
especial, al cerebro. Se discute sobre cuáles son los límites de la libertad
personal y en qué circunstancia se coarta la del otro. En el caso de las
familias homoparentales, los conservadores aseguran que se daña al niño que se
adopta y en el aborto se dice que se está matando a un ser humano. En este
punto, la marihuana toma diversos cursos: las muertes y la corrupción por
narcotráfico, y los beneficios o perjuicios en la salud al consumir esta
planta. Son temas muy complejos, porque se involucran respuestas filosóficas,
de la política y la biología.
Los hombres juegan un papel importante
en la prevención del embarazo. Sí fueran responsables en el uso del condón,
habría menos problemas que enfrentar, no sólo el del embarazo sino el de las
enfermedades de trasmisión sexual. Desde luego, la mujer tiene la mitad DE
responsabilidad en ello (cuando no se trate de violación), pero no es raro
encontrar personas que están en contra del aborto y que no les gusta usar
condón. Ellos deberían tomar conciencia de que la carga biológica de ser madre
es de dos por eso la responsabilidad de ambas partes es incontrovertible.
En la ciudad de México el aborto es
legal hasta las doce semanas de embarazo.
El problema es que, aunque es legal en algunos estados, el aborto
inducido se sigue practicando de manera clandestina. El único lugar en que se
establecieron clínicas exprofeso, con las medidas higiénicas y de preparación
médica adecuada, es en la Ciudad de México. En cambio, en el resto del
país, la muerte por infecciones y sangrado son frecuentes en quienes deciden
abortar.
No
hay que victimizar a las mujeres que deciden abortar cuando su embarazo fue
producto de sexo consensuado, pero el estado debe proveer las mejores
condiciones para evitar que muera en este trance. Tomando en cuenta que,
generalmente, las mujeres confirman que están embarazadas a la cuarta semana,
significa que tiene ocho para decidirse y así no arriesgar su vida.
Los métodos abortivos son cada vez
menos cruentos; en la antigüedad eran a base de plantas. A finales del siglo XV
Fernando de Rojas expresaba las prácticas del aborto en la novela La Celestina, en dónde esta mujer
médica, bruja y alcahueta ofrecía un brebaje hecho a base de ruda, (entre otras
plantas) que provocaba el aborto. Enseguida cito un pasaje de esta novela en
donde Celestina le responde a una mujer que le pide ayuda para abortar: “De
este tan común dolor todas somos, ¡mal pecado!, maestras. Lo que he visto a
muchas hacer y lo que a mí siempre aprovecha te diré. Porque como las calidades
de las personas son diversas, así las medicinas hacen diversas sus operaciones
y diferentes. Todo olor fuerte es bueno, así como poleo, ruda, ajenjos, humo de
plumas de perdiz, de romero, de mosquete, de incienso. Recibido con mucha
diligencia, aprovecha y afloja el dolor y vuelve poco a poco la madre a su
lugar. Pero otra cosa hallaba yo siempre mejor que todas y ésta no te quiero
decir, pues tan santa te me haces…”
Lo ideal sería que ninguna mujer
tuviera que tomar esta compleja decisión, pero la realidad es otra; es necesario que se establezcan leyes para que el Estado provea las condiciones
óptimas que permitan que las mujeres no pongan en riesgo su vida.
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