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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

domingo, 21 de abril de 2019

ABORTO EN EVOLUCIÓN


La familia homoparental, la legalización de la marihuana y el aborto, son temas que, frecuentemente, están en la discusión para la creación de nuevas leyes. Tres temas que, aparentemente, son diferentes entre sí, cuestionan la moral del individuo en cuanto al uso de partes específicas del cuerpo. Los matrimonios homosexuales y el aborto tienen que ver con los genitales; la marihuana involucra, en especial, al cerebro. Se discute sobre cuáles son los límites de la libertad personal y en qué circunstancia se coarta la del otro. En el caso de las familias homoparentales, los conservadores aseguran que se daña al niño que se adopta y en el aborto se dice que se está matando a un ser humano. En este punto, la marihuana toma diversos cursos: las muertes y la corrupción por narcotráfico, y los beneficios o perjuicios en la salud al consumir esta planta. Son temas muy complejos, porque se involucran respuestas filosóficas, de la política y la biología.
Los hombres juegan un papel importante en la prevención del embarazo. Sí fueran responsables en el uso del condón, habría menos problemas que enfrentar, no sólo el del embarazo sino el de las enfermedades de trasmisión sexual. Desde luego, la mujer tiene la mitad DE responsabilidad en ello (cuando no se trate de violación), pero no es raro encontrar personas que están en contra del aborto y que no les gusta usar condón. Ellos deberían tomar conciencia de que la carga biológica de ser madre es de dos por eso la responsabilidad de ambas partes es incontrovertible.
En la ciudad de México el aborto es legal hasta las doce semanas de embarazo.  El problema es que, aunque es legal en algunos estados, el aborto inducido se sigue practicando de manera clandestina. El único lugar en que se establecieron clínicas exprofeso, con las medidas higiénicas y de preparación médica adecuada, es en la Ciudad de México. En cambio, en el resto del país, la muerte por infecciones y sangrado son frecuentes en quienes deciden abortar.
         No hay que victimizar a las mujeres que deciden abortar cuando su embarazo fue producto de sexo consensuado, pero el estado debe proveer las mejores condiciones para evitar que muera en este trance. Tomando en cuenta que, generalmente, las mujeres confirman que están embarazadas a la cuarta semana, significa que tiene ocho para decidirse y así no arriesgar su vida.
Los métodos abortivos son cada vez menos cruentos; en la antigüedad eran a base de plantas. A finales del siglo XV Fernando de Rojas expresaba las prácticas del aborto en la novela La Celestina, en dónde esta mujer médica, bruja y alcahueta ofrecía un brebaje hecho a base de ruda, (entre otras plantas) que provocaba el aborto. Enseguida cito un pasaje de esta novela en donde Celestina le responde a una mujer que le pide ayuda para abortar: “De este tan común dolor todas somos, ¡mal pecado!, maestras. Lo que he visto a muchas hacer y lo que a mí siempre aprovecha te diré. Porque como las calidades de las personas son diversas, así las medicinas hacen diversas sus operaciones y diferentes. Todo olor fuerte es bueno, así como poleo, ruda, ajenjos, humo de plumas de perdiz, de romero, de mosquete, de incienso. Recibido con mucha diligencia, aprovecha y afloja el dolor y vuelve poco a poco la madre a su lugar. Pero otra cosa hallaba yo siempre mejor que todas y ésta no te quiero decir, pues tan santa te me haces…”
Lo ideal sería que ninguna mujer tuviera que tomar esta compleja decisión, pero la realidad es otra; es necesario que se establezcan leyes para que el Estado provea las condiciones óptimas que permitan que las mujeres no pongan en riesgo su vida.


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