“En literatura no existe un estilo ornamental. Lo
que está es porque debe estar y se justifica por alguna razón. El gran poeta
Antonio Machado lo dice muy claro. ¿Qué es más poético: "Los eventos
consuetudinarios que suceden en la rúa" o "Lo que pasa en la
calle"? Machado afirma que es mucho más poético decir "Lo que pasa en
la calle" que "Los eventos consuetudinarios que suceden en la
rúa". Lo segundo es ornamentación gratuita, vacía y afectada, pues lo que
se pretende decir es algo muy sencillo. En esto coinciden todos los buenos
escritores. Los malos escritores confunden ornamentación con estilo literario.”
Lo anterior, lo afirma el Dr. Juan Antonio Rosado Zacarías promotor del lenguaje llano.
El lenguaje llano tiene muchos detractores,
porque se cree que puede limitar la creatividad, cuando es todo lo contrario; eso no significa que se tenga que renunciar a la profundidad, como explica el
Dr. Rosado: “Cervantes defendió la llaneza del lenguaje; lo mismo hizo Machado
y lo mismo han hecho muchos. Por "llaneza" entendieron claridad y
concisión; en suma: conciencia de la forma. No siempre es fácil determinar el
grado de claridad porque depende del nivel de cultura que tenga el lector. Hay
lectores sin educación, a quienes les cuesta trabajo comprender algo que vaya
más allá de la novela de la semana o de la lista del mercado. Para ellos se
diseñó el lenguaje llano. ¡Uno quiere entender un instructivo o un
señalamiento! No vamos a escribir un formato o un contrato en lenguaje barroco.
Por necesidades expresivas, el barroco recurrió a un lenguaje oscuro. En el
estilo literario barroco no se pide ni se requiere llaneza. Es un estilo
acumulativo y dirigido a un puñado de lectores. Aun así, lo importante es que
no sea un barroquismo gratuito.”
Asimismo, dice: “Disfruto mucho a Góngora, a Sor
Juana Inés, a Lezama Lima, a Carpentier, a Miguel Ángel Asturias, a Elizondo, a
Juan Vicente Melo o a Virginia Woolf, autores muy barrocos y complejos por
necesidades expresivas y de profundidad. No me los imagino en otro estilo: fondo
es forma. Sin embargo, también disfruto
de los autores llanos, sencillos y claros, como Cervantes, Pérez Galdós, Unamuno, García
Márquez, Martín Luis Guzmán, Josefina Vicens, Rafael F. Muñoz o García Ponce.”
La ensayista, narradora y crítica literaria, Karina
Castro González, quien fuera alumna del Dr. Rosado, es de las principales
escritoras, de México, que se han especializado en lenguaje llano. En una
conferencia/taller explicó las ventajas
de que nos comuniquemos de manera clara y concisa. Nos dijo que escribir de
manera llana es más complicado de lo que se piensa. A diario nos encontramos
con textos confusos, por ejemplo, documentos legales o instructivos. Lo mismo
sucede con muchas notas periodísticas y obras literarias. Así, expuso que para
facilitar la comprensión de la lectura es necesario evitar palabras oscuras,
tecnicismos innecesarios, arcaísmos, neologismos… Y que sería muy bueno que los
gobiernos tuvieran una relación clara a través de la comunicación escrita, que
traería más confianza entre los gobernados. Manifestó que en el sexenio del
presidente Vicente Fox se presentó una iniciativa que proponía la trasformación
de los textos de gobierno en un lenguaje llano, pero la iniciativa no tuvo
éxito y todo quedó en buenas intenciones. Sin embargo, ya hay muchos países que
han reformado sus leyes haciéndolas claras, de tal manera que los ciudadanos no
necesitan traductores de su propio idioma.
El lenguaje llano o plain language ayudaría a que hubiera más justicia al momento de
enjuiciar a las personas que comenten un delito, pues nuestras leyes están
escritas de forma ambigua y hasta contradictorias. Por eso los abogados
recurren a estas fallas para evadir la justicia sin quebrantar la ley.
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