Este texto es una contradicción: Me siento saturada
de escuchar y leer en todos los medios de comunicación, sobre Donald Trump,
pero por otra parte no puedo evitar escribir sobre el famoso muro que el
presidente gringo quiere construir entre México y Estados Unidos.
En
principio, me llama la atención que haya cientos de artículos escritos sobre el
tema y que varios de ellos se titulen: “El muro de Merlín”. Es normal que éste
sea el destello primario que se nos ocurra, porque la idea del muro de Berlín está en la memoria
colectiva; recordemos que éste duró 28 años (de 1961 a 1989) y que volvió a
Alemania, en occidental y oriental; la representación del mundo dividido en dos
extremos: uno capitalista y el otro comunista. Luego, los periodistas,
aludiendo a este muro, le cambiaron la B por la M para traer a Merlín, el mago
más famoso de la historia. Comparan a Trump con Merlín, el ilusionista, el
embaucador, el que “atrae a los humanos al
lado oscuro que todo hombre guarda” y porque, de acuerdo a lo que he leído,
este muro es muy difícil de construir; Trump tendrá que ser un verdadero mago
para hacerlo o al menos deberá crear la ilusión de que allí va a estar. La
construcción del muro fronterizo, fue una de las promesas de campaña que, en parte,
lo hizo ganar la presidencia. Ha exaltado de tal forma el nacionalismo (en un
país de inmigrantes) que muchos lo han comparado con Hitler. Sin embargo, cumplir su promesa, enfrenta
grandes problemas. No se trata de dinero, sino por el uso de suelo, ya que los
dueños de esas tierras no quieren vender. También está lo que aseguran los ecologistas:
traerá desastres ambientales, por la fauna y flora que transita sin visa y
porque se perdería el cauce natural del rio Bravo (Grande) y con las lluvias se
provocaran grandes inundaciones en ambos países.
¿Servirá
de algo hacer una muralla como se hizo la china? (guardando las debidas
proporciones), aquélla, que contaba más de 21 mil kilómetros de extensión y que
no evitó la invasión de los mongoles a China. Ahora esta muralla se considera
una de las maravillas modernas del mundo y es uno de los lugares turísticos más
visitados. No cumplió su objetivo, pero durante su construcción (de miles de
años) murieron más de 10 millones de chinos. Nuestra muralla o muro gringo
tiene como objetivo evitar la invasión
pacifica de los mexicanos y otros latinos pobres, excepto los argentinos que no
necesitan visa, pero no sabemos en qué terminará.
Al principio se podría creer que traería beneficios
también para los mexicanos. En un mundo ideal, el muro haría que nuestro
gobierno resolviera cómo ofrecer empleos a sus gobernados y que ellos
(gobierno) tendrían que robar menos para evitar que se colapsara la economía
por la disminución de las remesas de dólares. Pero eso es difícil y lo más
seguro es que en México, al no contar con las fuentes de empleo gringas,
aumentaría la delincuencia. Por otra parte, el muro evitaría las muertes de los
indocumentados que fallecen deshidratados, por inanición e incluso por balas de
la patrulla fronteriza o de los dueños de ranchos. Se evitaría el abuso de los
llamados polleros y no pasarían las armas de allá para acá, pero, en cambio la
droga se quedaría aquí.
El
muro ya está construido en una tercera parte, fue una iniciativa de la
administración de Bill Clinton en 1994, hace 22 años. Primero fue en la
frontera de Tijuana-San Diego, “El muro
incluye tres barreras de contención, iluminación de muy alta intensidad,
detectores de movimiento, sensores electrónicos y equipos con visión nocturna
conectados a la policía fronteriza estadounidense, así como vigilancia
permanente con camionetas todoterreno y helicópteros artillados. Existen otros
tramos de muro en los estados de Arizona, Sonora, Nuevo México, Baja
California”. Son 1123 km. construidos, lo que significa que faltan casi dos
mil kms. No sabemos cuánto llegará a ser realidad de todo lo que firma el actor
del programa televisivo “El aprendiz”, que quizá sólo sea un aprendiz de Merlín.
No sabemos.
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