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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 11 de febrero de 2017

CICLISTAS, GOBIERNO Y GASOLINA


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Transportarse en bicicleta es el método más barato y saludable para los ciudadanos y de beneficio para el planeta. En México apenas se está tomando conciencia sobre este tema y en muchas ciudades ya están construyendo ciclovías. Andar en bicicleta no solo es bueno para la ecología sino también es una forma más amable de convivencia humana. Es vergonzoso que los automovilistas aún sigan siendo hostiles con los ciclistas. Aunque hay que reconocer que hay ciclistas que no cumplen con las reglas mínimas para desplazarse. He visto a algunos de ellos, en la ciudad de México, invadiendo la ruta del metrobus; se atraviesan sólo porque caben; transitan en diagonal y van en sentido contrario. No respetan al peatón y algunos  ruedan por las banquetas. Muchos ciclistas de la ciudad de México hacen prácticamente lo que les viene en gana. Aquí en Torreón me parece que son más ordenados, pero muchos siguen sin traer luces y casco.    
Sin embargo, me sorprendió, en redes sociales, la actitud de los amantes de la bici ante el gasolinazo. No fueron pocos los que tuvieron una actitud un tanto triunfalista, decían que a ellos no les afectaba el aumento a la gasolina. Se desbordaron en sus manifestaciones a favor e incluso se ufanaban diciendo que deberían de subir más el precio porque consideraban que de esa forma se desalentaría el uso del automóvil y eso es causa de alegría porque la contaminación ambiental disminuiría. Y eso está bien, pero me parece que es una visión muy reducida del problema. No existe ningún ciudadano común a quién no le afecte el gasolinazo. Pues todos, de una u otra manera, usamos el petróleo y sus derivados. Quién tiene una bicicleta consume derivados del petróleo, ya sea por el asfalto por donde se conduce; en la llantas de la bici; en los aditamentos de su vehículo, como asientos, manubrios, grasa para la cadena y en sus zapatos tenis que, al igual que la vestimenta provienen de derivados del petróleo. Además de ropa, material de construcción, plásticos, cosméticos, utensilios de cocina, computadoras e igualmente, en la mayoría de nuestras casas, calentamos el agua para bañarnos y cocinar con gas butano, otro derivado del petróleo. Al parecer aún no existe la forma de sustituir el petróleo. Aunque la gasolina ya se sustituye en algunos casos pues ya hay coches eléctricos, solares o que funcionan con alcohol, como en Brasil.
Ya sabemos que si el petróleo aumenta su costo no sólo sus derivados se disparan sino que repercutirán absolutamente en todos los productos. Porque la comida que llega a nuestra mesa necesita trasportarse a través de la ruta del petróleo. Por eso la figura del presidente Peña Nieto se ha convertido en una triste figura a la que sus gobernados todo el tiempo ofenden. Cómo puede decir que el aumento de la gasolina beneficiará a los más pobres sólo porque éstos no tienen coche. Él y sus asesores son ciegos, no ven que todo se mueve con gasolina. El pobre tiene que gastar más para sobrevivir y su salario no aumenta. El presiente Peña Nieto, se dice y se contradice; por una parte asegura que el dinero recaudado por el gasolinazo no irá a las arcas del gobierno pero por otro lado amenaza con que, sin esa medida, los programas sociales de salud y educación serán imposibles. Alega que todas las gasolinas del mundo aumentan pero no explica por qué la gasolinera de Pemex en la ciudad de Houston Texas, vende el litro de gasolina a 12.9 pesos y que es la misma que aquí cuesta en 16, cuando allá el salario mínimo es de 160 pesos por hora mientras que aquí es de 10 pesos.

Para desgracia de la mayoría, el petróleo es uno de los productos más versátiles. ¿Dónde está la persona a la que no le afecta el precio de la gasolina? No es por nada que muchas guerras han sido provocadas por el también llamado oro negro.

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