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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

jueves, 28 de noviembre de 2013

ENRIQUETA OCHOA SIN ATADURAS

Aquí, con Marianne Toussaint (hija de Enriqueta Ochoa) en la presentación del libro Coral para Enriqueta Ochoa el 9 de noviembre de 2013 en el TIM
Enriqueta Ochoa, sigue siendo la mejor poeta lagunera, pero también es una de las máximas exponentes de la poesía de nuestro país. Por eso me da mucho gusto que el maestro Jaime Muñoz Vargas, haya realizado la reedición del libro Coral para Enriqueta Ochoa (poesía y prosa de escritores laguneros). Hace cinco años que desde el Icocult, Jaime, convocó a La Laguna para que se uniera a los homenajes que se realizaron con motivo del fallecimiento de la autora de “Retorno de Electra” el 2 de diciembre de 2008. Con admiración le devolvimos a nuestra escritora sus propias palabras: “Con tu muerte se quebrantaron todos los cimientos./ No me atreví a buscar/ porque no habría/ un roble con tu sombra y tu medida/ que me cubriera de la llaga de sol en mi verano./ Uní la sangre que me diste a otra sangre./ Malherida. (…)No podemos hacer nada con un muerto, padre./ Se suda sangre,/ se retuerce el aullido tirado sobre las tumbas/ en un charco de culpa…”
Con frecuencia surge la pregunta, ¿de qué viven los poetas? Y algunos dicen que de puro milagro. Sin embargo, una vez que el poeta ha muerto hay una forma segura de mantenerlo vivo y esto es, leyéndolo, por eso para que Enriqueta Ochoa siga viviendo aquí en la laguna debemos seguir leyendo su poesía. Además, aunque sus versos tienen su propio poder desde que nacieron, sabemos que la muerte siempre le da fuerza a la buena poesía. Porque una vez que han dejado las ataduras de esta vida (y ya que generalmente sus detractores desaparecen) entonces los poetas retoman la vida sin estorbos. Y así, libres entran en cerebros que antes no habían visitado.
Enriqueta Ochoa llegó a mí como un murmullo que la nombraba uno de los mejores poetas de México. Un murmullo que decía que era lagunera y maestra. Me llegó prestada en un libro titulado Retorno de Electra. Allí mismo aparecían: “Las vírgenes terrestres” y las “Urgencias de Dios” los tres títulos poéticos que forman parte de su nombre. También la encontré en una antología de poesía erótica femenina titulada Mujeres que besan y tiemblan donde comprobé la fuerza de sus versos en “La fiesta del sentido”: “Abrumada de tedio/ a duras penas entiendo mi destino de perro castigado:/ sumisa, fiel y con el gruñido roto”. La conocí también en algunas fotografías donde percibí unos ojos interrogantes y la afirmación de que “era una mujer cálida y sencilla” como hablan de ella quienes tuvieron el privilegio de tratarla.  Internet, me la trajo con una voz  suave y pausada; ella  leyendo sus poemas, y yo escuchándola una y otra vez. Allí, en “Asalto a la memoria” se encuentra con su bisabuela de 110 años, con su tía Vence de pelo de relámpagos de miel y caoba y por primera vez con  la muerte.
El tema de la poesía de Enriqueta Ochoa es la duda y el dolor, así lo palpamos en los versos de “Hambre de ser” que dicen: “Busco un hombre y no sé si sea para amarlo,/ o para quebrarlo con mi angustia./ Tengo hambre de ser/ y me siento frente a la ventana/ a masticar estrellas/ para que  este dolor de estómago sea cierto./ La verdad es que duele en los nervios/ todo el cuerpo, esta noche, hasta los tuétanos”.
 Es un orgullo que uno de los mejores poetas de México sea mujer y que además sea lagunera. Aunque sentir orgullo por la luz ajena podría parecer absurdo, sin embargo, no por absurdo dejamos de sentirlo”.