SIGNO DE FRANK |
El presidente Andrés Manuel López
Obrador se ha declarado juarista, tanto, que decidió vivir en Palacio Nacional,
lugar donde despachó don Benito Juárez García, hasta el momento de su muerte en
1872, cuatro años antes de terminar su último mandato presidencial. Ambos personajes
de la historia de México, tienen coincidencias y, naturalmente,
muchas diferencias, en especial en la forma de gobernar. Compararé tres temas entre
ellos: el primero serán sus enfermedades; el segundo la conducta religiosa; y
el tercero, las decisiones de gobierno hacia la mujer, ¿qué tan feminista fue don
Benito y cuánto lo es AMLO?
En
este primer artículo me ocuparé de las coincidencias en las enfermedades de estos
dos mandatarios. Benito Juárez García (1806-1872), sufría
de diabetes, hipertensión, cardiopatía isquémica y sobrepeso. Las tres últimas condiciones las padece el
presidente López Obrador (1953). Él ha dicho que es hipertenso y su cardiopatía
es del dominio público, ya que distintos medios publicaron que sufrió un
infarto al miocardio el 3 de noviembre de 2013 por lo que le hicieron una angioplastia
con la colocación de un stent. Afortunadamente, a diferencia de Juárez,
el actual presidente cuenta con medicamentos efectivos para la hipertensión y
la isquemia cardiaca. Precisamente el amlodipino, que él toma, es un fármaco que
mejora la circulación arterial sistémica y del corazón. En los tiempos de don
Benito no existían medicamentos ni cirugías efectivas, sólo medios físicos
que consistían en aplicar calor en el pecho para lograr
vasodilatación. Está documentado, por las notas de su médico, Dr. Ignacio
Alvarado, que el oaxaqueño murió con graves quemaduras en el pecho por el agua
hirviendo que se le aplicaba. “Su diagnóstico fue que se trataba de una
“angina de pecho” que se presentó con una serie de ataques sucesivos que le
ocasionaban opresión en el corazón, dolores intensos e imposibilidad para
respirar. Muy comentado ha sido también el brutal remedio que aplicó en el
enfermo: agua hirviendo directamente en la región del corazón, logrando que
éste volviera a latir por unas horas. Vino otro ataque más largo y de vuelta el
agua que le dejó vivas ampollas sobre la piel”. Como se registra en el libro Muerte
y vida eterna de Benito Juárez de María del Carmen Vázquez Mantecón. Juárez murió
a los 66 años de un infarto al miocardio que en su tiempo le llamaban “Neurosis
del gran simpático”.
Como apunté, Juárez era diabético
y aunque algunos columnistas han dicho que el actual presidente sufre de esta
enfermedad, no hay información bien sustentada que lo corrobore. No lo sabemos.
Las personas diabéticas, hipertensas y con altos niveles de colesterol en la sangre
(hipercolesterolemia) tienen más riesgo de sufrir infartos. En el presidente
López Obrador podemos observar un signo característico de hipercolesterolemia, se
trata del llamado signo de Frank que consiste en una hendidura (o pliegue) que
se forma en el lóbulo de la oreja. Esto se observa en muchos personajes de la
historia; de allí que podamos deducir que tenían el colesterol alterado; por
ejemplo, Adriano (Roma, 76-138 d. C.) las esculturas de él aparecen con este signo.
El emperador Adriano murió de insuficiencia cardiaca, enfermedad que describe
muy bien Marguerite Yourcenar en su novela Memorias de Adriano: “Hermógenes
acabó por diagnosticar un comienzo de hidropesía del corazón; fue preciso
aceptar las consignas que me imponía el mal, convertido de pronto en mi amo…”
No hay retratos de don Benito en dónde se pueda señalar el signo de Frank,
faltaría revisar las esculturas de su tiempo.
Juárez García, también tuvo que lidiar
con una epidemia mientras era gobernador de Oaxaca en 1850. En esos años se
presentó una epidemia de cólera, enfermedad por la que murió su hija Guadalupe
de 11 años. El cólera es un padecimiento infeccioso provocado por la bacteria Vibrio
cholerae. Hoy en día, las infecciones bacterianas son más fáciles de
combatir por la existencia de antibióticos y porque son, digamos, más predecibles.
En cambio, los virus son más misteriosos. Actualmente, AMLO enfrenta muchos
retos con la pandemia de la Covid-19, no solo porque México tiene un sistema de
salud muy deficiente sino porque él mismo tiene varios factores de riesgo que
lo vuelven vulnerable ante el virus Sars Cov-2. El presidente tendrá que extremar
precauciones en cuanto a su salud.