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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 26 de septiembre de 2015

CEREBROS PORNO


La percepción de la pornografía tiene muchas aristas, algunos consideran que cumple con una función social porque al disminuir la interacción sexual real se bajan también las índices de enfermedades de trasmisión sexual y embarazos no deseados. Otros, usan la pornografía como una forma de hacer negocios, algunas veces ilegales, y, generalmente, vulnerando la integridad física y psicológica de las personas que trabajan en esto. Además, hay quienes creen que se trata de un pecado que le impedirá al pecador entrar al cielo. Pero entre la inmoralidad, la ilegalidad y la utilidad de la pornografía existe un daño grave que tiene que ver con que cada día el consumo ha ido en aumento.
Sí, los graves estragos que está causando son cuestión de enfermedad, ya que ha alterado la fisiología y por ende la sicología de estos voyeurs. La adicción a la pornografía trae las mismas consecuencias de todas las adicciones: trastornos de socialización, pérdidas económicas y otros problemas específicos como la disfunción eréctil.
 Se han hecho experimentos en dónde se analiza este fenómeno nuevo (nuevo, en cuanto a que la pornografía de antaño nada tiene que ver con la actual). “The great porn experiment” (un TED Talk, que se puede ver por Youtube), es una aportación del Dr. Gary Wilson. Él, explica lo que ha significado el desbordamiento en el consumo de pornografía debido al Internet. Revela cómo los niños actuales comienzan a buscar imágenes de desnudos a los 10  años de edad, ya que es cuando comienzan su fascinación por el sexo. La pornografía actual a diferencia a la del pasado es más persuasiva porque presenta elementos innovadores. De manera que es la novedad la que provoca más excitación sexual. Y ya que estos adolescentes precoces tienen acceso a más imágenes sexuales que todos sus antepasados juntos; desarrollan la adicción.
Pero no sólo los adolescentes se están haciendo adictos a la pornografía sino también los adultos. De acuerdo al Dr. Wilson, especialmente los varones padecen de este problema. Menciona que los que cumplen el ciclo de: pornografía, masturbación y orgasmo, llegan a tener un trastorno emocional que les impide relacionarse sexualmente con las personas de manera normal. Los hombres maduros, con frecuencia ya no pueden tener sexo con sus parejas, mientras que los jóvenes no pueden salir con muchachas. Realmente la adicción a la pornografía los aleja de las relaciones reales.
            Algo curioso sucede: los hombres maduros que deciden retirarse de esta adicción, porque se dieron cuenta que les traía problemas de disfunción eréctil, se recuperaron más fácilmente que los jóvenes. La explicación que da el científico, para este fenómeno, es que los jóvenes han estado más tiempo expuesto.
            Debido a los trastornos de personalidad que provoca esta adicción existe un movimiento llamado No fapping que promueve desistir de la masturbación y el consumo de pornografía. Hay testimonios que aseguran que una vez que han dejado de ver “chicas sexis” en las pantallas de sus computadoras, sus relaciones interpersonales cambiaron y ellos se volvieron más atractivos en todos sentidos. Al parecer la energía y las sustancias que se liberan al llenar el cerebro de tanta pornografía acaban por agotarlos, provocándoles soledad y depresión.
            Casi todos los estudios que hay se refieren a hombres, afortunadamente la mujer es menos proclive a este tipo de adicciones. Para las mujeres sigue siendo mejor el cortejo, las miradas, las feromonas, las caricias, los abrazos y todo lo demás… Pero tristemente, según Dr. Wilson, no existen jóvenes que no consuman pornografía. Aunque sería mejor lo que ocurre cuando un individuo está con una muchacha real, porque siente más confianza en sí mismo y se vuelve emprendedor.

            De manera que más allá de la inmoralidad, el alto consumo de pornografía está afectando las relaciones interpersonales, especialmente entre los jóvenes. No hay duda que la sociedad estaría mejor sin los cerebros porno pegados a sus pantallas.

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