La percepción de la pornografía tiene muchas
aristas, algunos consideran que cumple con una función social porque al disminuir
la interacción sexual real se bajan también las índices de enfermedades de
trasmisión sexual y embarazos no deseados. Otros, usan la pornografía como una
forma de hacer negocios, algunas veces ilegales, y, generalmente, vulnerando la
integridad física y psicológica de las personas que trabajan en esto. Además,
hay quienes creen que se trata de un pecado que le impedirá al pecador entrar
al cielo. Pero entre la inmoralidad, la ilegalidad y la utilidad de la
pornografía existe un daño grave que tiene que ver con que cada día el consumo
ha ido en aumento.
Sí, los graves estragos que está causando son
cuestión de enfermedad, ya que ha alterado la fisiología y por ende la
sicología de estos voyeurs. La
adicción a la pornografía trae las mismas consecuencias de todas las adicciones:
trastornos de socialización, pérdidas económicas y otros problemas específicos
como la disfunción eréctil.
Se
han hecho experimentos en dónde se analiza este fenómeno nuevo (nuevo, en
cuanto a que la pornografía de antaño nada tiene que ver con la actual). “The great porn experiment” (un TED Talk, que se puede ver por Youtube), es una aportación del Dr. Gary Wilson. Él, explica lo que ha
significado el desbordamiento en el consumo de pornografía debido al Internet. Revela
cómo los niños actuales comienzan a buscar imágenes de desnudos a los 10 años de edad, ya que es cuando comienzan su
fascinación por el sexo. La pornografía actual a diferencia a la del pasado es
más persuasiva porque presenta elementos innovadores. De manera que es la
novedad la que provoca más excitación sexual. Y ya que estos adolescentes
precoces tienen acceso a más imágenes sexuales que todos sus antepasados
juntos; desarrollan la adicción.
Pero no sólo los adolescentes se están haciendo
adictos a la pornografía sino también los adultos. De acuerdo al Dr. Wilson,
especialmente los varones padecen de este problema. Menciona que los que
cumplen el ciclo de: pornografía, masturbación y orgasmo, llegan a tener un
trastorno emocional que les impide relacionarse sexualmente con las personas de
manera normal. Los hombres maduros, con frecuencia ya no pueden tener sexo con
sus parejas, mientras que los jóvenes no pueden salir con muchachas. Realmente
la adicción a la pornografía los aleja de las relaciones reales.
Algo
curioso sucede: los hombres maduros que deciden retirarse de esta adicción,
porque se dieron cuenta que les traía problemas de disfunción eréctil, se
recuperaron más fácilmente que los jóvenes. La explicación que da el científico,
para este fenómeno, es que los jóvenes han estado más tiempo expuesto.
Debido
a los trastornos de personalidad que provoca esta adicción existe un movimiento
llamado No fapping que promueve desistir
de la masturbación y el consumo de pornografía. Hay testimonios que aseguran
que una vez que han dejado de ver “chicas sexis” en las pantallas de sus
computadoras, sus relaciones interpersonales cambiaron y ellos se volvieron más
atractivos en todos sentidos. Al parecer la energía y las sustancias que se liberan
al llenar el cerebro de tanta pornografía acaban por agotarlos, provocándoles
soledad y depresión.
Casi
todos los estudios que hay se refieren a hombres, afortunadamente la mujer es
menos proclive a este tipo de adicciones. Para las mujeres sigue siendo mejor
el cortejo, las miradas, las feromonas, las caricias, los abrazos y todo lo
demás… Pero tristemente, según Dr. Wilson, no existen jóvenes que no consuman
pornografía. Aunque sería mejor lo que ocurre cuando un individuo está con una
muchacha real, porque siente más confianza en sí mismo y se vuelve emprendedor.
De
manera que más allá de la inmoralidad, el alto consumo de pornografía está
afectando las relaciones interpersonales, especialmente entre los jóvenes. No
hay duda que la sociedad estaría mejor sin los cerebros porno pegados a sus
pantallas.
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