“En un mitin,
un grupo de maestros protestaban por los bajos sueldos que recibían. Traían
pancartas y camisetas con una denuncia: “¡Tenemos hambre!” Las letras en sus
camisetas aparecían deformes, ensanchándose en cada voluminoso abdomen. El
gobernante, blanco de los gritos de “tenemos hambre”, sólo murmuraba: ‘Sí, se
nota, se nota’”. La anterior es una imagen cada vez más frecuente en México.
Antes, la palabra pobreza se asociaba siempre con cuerpos enflaquecidos, ahora,
no necesariamente.
En esta época de paradojas, es extraño escuchar la
noticia de que México tiene 50 millones de pobres y en contraparte asegurar que
el 70 % de la población padece sobrepeso.
Es decir, de 112 millones, 56 de éstos son pobres pero 78.4 millones tiene
sobrepeso u obesidad. Las cifras parecen contradictorias, ¿por qué un gran
porcentaje de la población pobre es obesa si para comer se necesita dinero? Desde
luego, la pobreza de los mexicanos no sólo es cuestión de comida, lo es también
porque no tienen los servicios básicos de agua potable, luz eléctrica; además
de que carecen de educación y una vivienda digna.
En los últimos años, México enfrenta un serio
problema de salud pública debido al aumento de peso de sus habitantes. Sí, nos
hemos vuelto muy voluminosos, ocupamos más lugar en el espacio porque tenemos
más masa corporal. Aunque se ha dicho que somos el país más obeso del mundo, no es así, pero eso no significa ningún
alivio. De manera decreciente estos son los diez países más obesos: Estados
Unidos, China, India, Rusia, Brasil, México, Egipto, Alemania, Pakistán,
Indonesia. Nos encontramos en el sexto lugar, es curioso que países pobres
compartan el mismo problema de otros que son ricos, como Estados Unidos o
Alemania. ¿Qué está pasando? ¿Por qué los países pobres también comen en exceso?
Establezcamos que son pocas las personas que tienen problemas endocrinos o
metabólicos que favorecen la obesidad, de manera que en casi todos los casos se
trata de que hay sobrealimento; se come más de lo necesario, independientemente
del origen de sus calorías, ya sea carbohidratos, proteínas o grasas. Por
supuesto la dieta del mexicano está basadas en carbohidratos (refrescos, pan,
tortilla, arroz y frijoles) que son los que más fácil hacen engordar; comemos pocas frutas y verduras.
Pero, qué está haciendo el gobierno de México para
mejorar las cifras de la epidemia de obesidad. Bueno, han implementado campañas
para quitar la comida llamada chatarra de las escuelas, en las instituciones de
salud están pesando a los pacientes y les sugirieren bajar de peso dándoles un
esquema de alimentación y ejercicio.
Sin embargo, otra de las causas del sobrepeso es el
sedentarismo. Las personas ya no quieren moverse, los niños están metidos en la
computadora o en la televisión y ya no salen a correr. Por eso es indignante que el gobierno de
Enrique Peña Nieto esté regalando televisores a las personas. Al parecer la
televisión es el símbolo de su sexenio, (visto por varios ángulos). Claro, la
gente está muy contenta. Pero, no sería preferible mejorar las condiciones de
empleo, favorecer la estabilidad del país y establecer la educación como una
prioridad. Eso, sabemos, no será posible en este sexenio.
Si bien es cierto, la obesidad es un problema que
surge de manera individual. Ni modo de que se culpe al gobierno de que tal o
cuál persona sea obesa. Pero, es importante difundir medidas preventivas y
terapéuticas, así como crear centros deportivos;
que en las escuelas sea realmente importante la materia de educación física y que se apoye al deporte amateur. Porque cada
vez que se descubre que algún joven
tiene habilidades para algún deporte se topa con que a nadie le interesa
apoyarlo, en ese sentido deben ser los subsidios, no regalando televisores.
El problema de obesidad hará gastar a los gobiernos
más de lo que se pueden imaginar. No habrá dinero que alcancé para curar las
enfermedades derivadas de la obesidad como diabetes, hipertensión, cáncer, por
mencionar las más frecuentes. La obesidad, un problema voluminoso.