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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 20 de julio de 2013

VIENTOS SEPARTISTAS EN LA LAGUNA

Después de recorrer el país Vasco, el escritor francés, Víctor Hugo, dijo: “Un vasco no es francés ni español, es vasco”. Luego de leer ese pensamiento consideré que era válido aplicarlo también para decir: “Un lagunero no es duranguense ni coahuilense, es lagunero”; por supuesto, estamos muy lejos de vivir circunstancias parecidas para que la frase calce de manera exacta.

Conocemos algunas historias separatistas, principalmente las que nos llegan de España, en donde los catalanes salen a las calles exigiendo constituir otro país. Y la más conocida, la del país Vasco; un territorio que es en parte francés y en parte español. En la región vasca se tiene un idioma propio (euskera), se consideran una raza con una idiosincrasia diferente. Especialmente los vascos han llegado a situaciones extremistas que se han manifestado en la asociación terrorista conocida como ETA (Euskadi Ta Askatasuna que significa en español, País Vasco y Libertad). Muchos han muerto a causa de los actos terroristas perpetrados por ETA. Quizá los vascos y catalanes tengan razón en desear ser otro país, pues tienen rasgos, ideología y un idioma diferentes, además una estructura comercial que genera impuestos de lo que en gran parte van a parar al gobierno español o francés, según sea el caso.
         Aquí, en La Laguna, la situación es diferente. Excepto por algunos modismos regionales y ciertas costumbres, no somos demasiado diferentes al resto de los dos estados de los que formamos parte. Quizá la sangre vasca que aún late en la Comarca Lagunera nos infunda ciertos despertares ideológicos. Desde luego, no somos tan ambiciosos como para querer formar el país de La Laguna, queremos ser El Estado de La Laguna (ELLA) un hecho que contempla su posibilidad en el artículo 73 de nuestra Constitución. Las últimas veces que en México ocurrió esto fue el 2 de septiembre de 1974 cuando el presidente Luis  Echeverría envío al Congreso de la Unión una iniciativa de ley para que Quintana Roo y Baja California Sur, fueran elevados a la categoría de Estados.
         De manera que, en teoría, es posible que la Comarca Lagunera se vuelva Estado, pues es un territorio definido. Pero no sé qué tan factible sea que pueda ser realidad. Mucho se ha hablado de que el presidente Enrique Peña Nieto, tiene demasiados compromisos con el pasado y  actual gobernador de Coahuila, lo mismo sucede en el caso del de Durango. Ambos gobernadores priistas fueron muy significativos en ayudar al triunfo presidencial. Desafortunadamente no veo al presidente Peña Nieto, presentando esta iniciativa en el Congreso.
         Quisiéramos que la firma de 500 mil laguneros moviera la conciencia de otros, para que así se diera la oportunidad de una nueva administración de recursos, aflojando los yugos de las actuales capitales de Durango y Coahuila. Porque ya no queremos pagar deudas que no se invirtieron en La Laguna y deseamos que los recursos federales que nos corresponden lleguen íntegros a nuestras ciudades. Aunque también tenemos que reconocer que los gobiernos municipales han hecho lo propio para que nuestras ciudades se vean abandonadas, con saqueos de monumentos, llenas de baches, con pésimo alumbrado público y obras mal construidas o inconclusas. Eso, sin hablar de la inseguridad.
         Me gusta la idea de ELLA. Me entusiasma decirles a mis amigos y familiares: “llenen las hojas, fírmenle, pónganle la calve de su identificación”. Me alegra que haya una apasionada organización para este proyecto. Aunque mi participación sea de soslayo. Sin embargo, tengo que reconocer que no soy muy optimista en cuanto a lograr el objetivo. De cualquier manera me parece trascendente que se esté trabajando pacíficamente, exponiendo argumentos bien cimentados. Es esperanzador saber que muchas personas coincidimos en los deseos de cambio de nuestra región. Claro que hay otros que menosprecian el esfuerzo o no están de acuerdo con formar el estado de La Laguna. Pero creo que siempre será importante manifestar el desacuerdo ante lo que no consideramos justo, ¿de qué otra manera se crea conciencia, si no es expresando las ideas?