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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

MUJERES SOLTERAS


Me llamó la atención una nota periodística en la que se hablaba de las consecuencias sociales, económicas y culturales que había traído la guerra en Irak. Allí mencionaba que una de las secuelas sociales era que muchas mujeres habían llegada a los 30 años sin casarse, un hecho poco común años anteriores, cuando la mayoría de las jóvenes se casaba antes de esa edad. Los problemas de muertes, principalmente de jóvenes, redujeron la población masculina, por ello han llegado a la conclusión de que la guerra genera solteronas. Asimismo, la violencia permanente, los atentados suicidas, los escuadrones de la muerte y los tiroteos constantes han hecho que la vida social se vea disminuida y por lo tanto la oportunidad de conocer a un esposo se ha visto limitada. Un fenómeno parecido se ha presentado en China, solamente que al contrario de Irak, lo que hay son muchos solterones, esto debido a las políticas demográficas gubernamentales de “hijo único” y también porque hace algunos años se daba prioridad a los embarazos de embriones masculino. De allí que se haya desencadenado la venta de mujeres birmanas a jóvenes chinos que en su desesperación por tener esposa recurren a prácticas ilegales. En cambio las mujeres musulmanas tienen que aceptar su condición de solteras, pues para una musulmana es prácticamente imposible contraer nupcias con hombres de otros países que no sean los árabes.
De cualquier manera el fenómeno de la soltería ha aumentado en todo el mundo. Otro factor es el desempleo y también porque cada vez más personas ven en el matrimonio una restricción a su libertad. Aquí en México aún no sabemos hasta qué punto la guerra contra el narcotráfico y el desempleo afectaran las uniones conyugales. Porque al igual que Irak estamos en guerra, (una guerra extraña, pero guerra al fin) e igualmente la población más afectada son hombres en edad productiva y reproductiva. Aún es pronto para saber todas las consecuencias que nos dejará la guerra contra el narcotráfico ya que a casi tres años de su inicio lleva ya 30 mil muertos que en su mayoría han sido hombres, al parecer el 10% de las defunciones son mujeres. Si la guerra no termina pronto, la fuerza laborar se verá más afectado aún. Y por supuesto las mujeres tendrán que realizar más trabajos que tradicionalmente han sido para los hombres. Ahora mismo muchas mujeres son el sustento familiar. Existen en México varios pueblos como el de Sabinas Hidalgo, Nuevo León, en donde los esposos han emigrado a los Estados Unidos y en muchos casos han abandonado a sus parientes. Las madres de familia han tenido que cultivar el campo al no tener más opciones de sustento.
De tal forma que la igualdad sexual o “equidad de género” (como se le llama ahora) no se ha dado por conciencia ni valoración real de las mujeres por parte de los hombres, sino porque no ha existido otra alternativa. Sabemos que la primera guerra mundial (1914) fue un momento decisivo para emancipación de la mujer, porque a falta de varones en las comunidades fueron ellas quienes tuvieron que hacer las funciones laborarles de éstos. Antes de la primera guerra mundial la mujer no había tenido la oportunidad de demostrar que era capaz de desempeñar prácticamente todos los trabajos que hasta entonces habían sido exclusivos de ellos. De ese modo, las mujeres tuvieron que acudir a trabajar a las fábricas y muchas de ellas se volvieron empresarias y liberaron su creatividad. Las inglesas, por ejemplo, fueron las primeras en tener el derecho al voto en 1919. Por ello en la mayoría de las mentes masculinas aún no es auténtica la aceptación de igualdad ya que la emancipación de la mujer ha sido forzada por las guerras.
Todos deseamos que la guerra que vivimos pronto se termine, sin embargo las condiciones de desempleo y la inmigración continuarán, por lo tanto aumentará aun más el número de mujeres independientes.