Estudiar las enfermedades y causas de muerte de los artistas, y en especial de los músicos, es una tarea bastante atractiva. Las muertes de Mozart y Beethoven (sólo por citar los más analizados desde el punto de vista médico) ofrecen grandes retos clínicos. De Mozart se dice que murió envenenado, de sífilis, de neumonía, fiebre reumática, derrame cerebral, escarlatina, o simple cansancio. De Beethoven también existen muchas versiones: sífilis, tuberculosis, enfermedad de Paget, alcoholismo y saturnismo. Y es que en aquellos tiempos no existían los recursos diagnósticos ni el tratamiento efectivo para la prolongación de la vida. Por esa razón me di a la tarea de hacer un breve un recorrido por la patología y muerte de los grandes músicos. Hay que recordar que en la actualidad la esperanza de vida del ser humano promedio se ha incrementado, por lo que cada vez encontramos a personas más longevas. Y gracias a los avances médicos; padecimientos que antes eran mortales, ahora tienen una fácil solución. Por ejemplo, ahora sería difícil pensar que Jean Baptiste Lully (Italia 1632 - Francia 1687) muriera por el golpe que se dio en el pie con el bastón de conductor (antes de que se usara la batuta). Al parecer Lully era un paciente diabético, por lo que fue fácil que el pie se le infectara de gangrena, misma que se diseminó en todo su cuerpo hasta provocarle la muerte.
En el ensayo decidí iniciar con una breve reseña de los padecimientos que causa el propio ejercicio del músico. El texto completo será publicado posteriormente. Éste es sólo un fragmento.
Se podría decir que, actualmente, “los músicos mueren por intoxicación crónica de años”. Según el libro Genio y locura, de Phillippe Brenot, son éstos los artistas más longevos y los que tienen el índice menor de suicidio. Los artistas que más se suicidan son los escritores. A pesar de que existe una amplia lista de enfermedades propias del músico ejecutante (más que del compositor), no es la patología provocada por el oficio la que causa su muerte, aunque en algunos casos es motivo suficiente para que el artista quede incapacitado en el ejercicio de su profesión. Por ejemplo, la lesión que sufrió Robert Schumann (1810 - 1856) por haber sometido a estiramiento exagerado su dedo anular, porque creía que así sus falanges crecerían y de esa manera mejoraría su calidad interpretativa en el piano. En consecuencia sus músculos y ligamentos se lastimaron, tanto, que ya no pudo tocar más el piano. Aunque existe la versión de que la lesión fue a causa de la sífilis que padeció desde su juventud. Sin embargo no fue la sífilis la que le provocó la muerte, sino que se suicidó a la edad de 46 años.
Hay una extensa lista de enfermedades que surgen del propio acto de ejecutar algún instrumento. Así, encontramos el nódulo en las cuerdas vocales o “nódulo del cantante”; el enfisema de los ejecutantes de instrumentos de viento. Igual sucede con los músculos de la boca en los intérpretes de instrumentos de viento que pierden tonicidad por fatiga; las lesiones en codo y muñeca de los violinistas (osteoartritis vibratoria); las contracturas musculares y deformaciones de columna del pianista; los llamados “calambres de músico”, que corresponden a una fatiga muscular de espalda de tal magnitud, que les impide el movimiento. Y qué decir del desarrollo de várices en las piernas de los directores (son los únicos que trabajan de pie), etc. En general, se puede decir que las afecciones propias del músico ejecutante alteran su calidad de vida, pero no la duración de ésta.
Pero ya que nadie está exento de padecer enfermedades y morir a causa de las mismas; hay grandes músicos que han tenido un deceso prematuro, aunque en la revisión de las enfermedades de 129 músicos, se puede constatar que tienen un promedio de vida mayor al resto de las personas, y es posible concluir que las causas de muertes son predominantemente enfermedades cardiovasculares y cancerígenas.
En el ensayo decidí iniciar con una breve reseña de los padecimientos que causa el propio ejercicio del músico. El texto completo será publicado posteriormente. Éste es sólo un fragmento.
Se podría decir que, actualmente, “los músicos mueren por intoxicación crónica de años”. Según el libro Genio y locura, de Phillippe Brenot, son éstos los artistas más longevos y los que tienen el índice menor de suicidio. Los artistas que más se suicidan son los escritores. A pesar de que existe una amplia lista de enfermedades propias del músico ejecutante (más que del compositor), no es la patología provocada por el oficio la que causa su muerte, aunque en algunos casos es motivo suficiente para que el artista quede incapacitado en el ejercicio de su profesión. Por ejemplo, la lesión que sufrió Robert Schumann (1810 - 1856) por haber sometido a estiramiento exagerado su dedo anular, porque creía que así sus falanges crecerían y de esa manera mejoraría su calidad interpretativa en el piano. En consecuencia sus músculos y ligamentos se lastimaron, tanto, que ya no pudo tocar más el piano. Aunque existe la versión de que la lesión fue a causa de la sífilis que padeció desde su juventud. Sin embargo no fue la sífilis la que le provocó la muerte, sino que se suicidó a la edad de 46 años.
Hay una extensa lista de enfermedades que surgen del propio acto de ejecutar algún instrumento. Así, encontramos el nódulo en las cuerdas vocales o “nódulo del cantante”; el enfisema de los ejecutantes de instrumentos de viento. Igual sucede con los músculos de la boca en los intérpretes de instrumentos de viento que pierden tonicidad por fatiga; las lesiones en codo y muñeca de los violinistas (osteoartritis vibratoria); las contracturas musculares y deformaciones de columna del pianista; los llamados “calambres de músico”, que corresponden a una fatiga muscular de espalda de tal magnitud, que les impide el movimiento. Y qué decir del desarrollo de várices en las piernas de los directores (son los únicos que trabajan de pie), etc. En general, se puede decir que las afecciones propias del músico ejecutante alteran su calidad de vida, pero no la duración de ésta.
Pero ya que nadie está exento de padecer enfermedades y morir a causa de las mismas; hay grandes músicos que han tenido un deceso prematuro, aunque en la revisión de las enfermedades de 129 músicos, se puede constatar que tienen un promedio de vida mayor al resto de las personas, y es posible concluir que las causas de muertes son predominantemente enfermedades cardiovasculares y cancerígenas.