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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

domingo, 6 de diciembre de 2015

ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA


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Ahora, más que nunca, es complicado seducir al lector y hacer que éste se mantenga leyendo un libro completo; existen demasiados distractores. Las personas están ojeando, sólo retazos de las grandes obras; en las redes sociales, es frecuente que se cite a autores que cada vez se leen menos, pero que son conocidos por sus frases brillantes. De allí que surja la duda sobre qué escribir. Qué puede ser más atractivo al momento de narrar: qué el escritor se regodeé en la desgracia propia y exalte sus cualidades, o por el contrario, se aleje lo más posible de sí mismo e imagine lugares y situaciones que jamás ha vivido. Resulta misterioso, pues mucho se ha repetido que en literatura lo más importante es el tratamiento de un tema, más que el tema en sí. “Revelar el arte y ocultar el artista es la meta del arte”, escribió Oscar Wilde. El reto de un escritor es trasformar un hecho,  cualquiera que éste sea, hacerlo atractivo e imponerlo al público. Por eso todo mundo podemos escribir, pero escribir bien, sólo algunos lo logran.
Las dos recientes novelas que he leído son: El beso esquimal, del cubano Manuel Pereira y Dos veces única, de la mexicana Elena Poniatowska. Todos los cuentos y novelas de Pereira son autobiográficos y nada de lo escrito por Poniatowska lo es. Lo más cercano a la autobiografía de esta autora lo capté en su novela La “Flor de Lis”,  en estas páginas se describe la vida de una familia aristócrata que vive en París; dos niñas y su madre tienen que huir de Francia a México debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, ya que la madre es mexicana. Existen muchas similitudes entre las protagonistas y la escritora, por lo que se antoja que sea autobiográfica. Sin embargo, a pregunta a expresa, Poniatowska, lo niega. Lo cual indica que aunque existan rasgos similares entre autor y personaje no quiere decir que se haya vivido. En cambio, el novelista y ensayista, Manuel Pereira considera que la mejor forma de escribir es desde las experiencias propias y además dice que en su caso es importante dejar testimonio porque su narrativa también es una denuncia sobre el régimen de los Castro en Cuba.
            Lo cierto es que nadie escribe al cien por cierto de manera testimonial y nadie que intenté huir de sus propias vivencias lo logra por completo. No hay forma de que haya fidelidad. Los recuerdos, sabemos, siempre volverán distorsionados a la memoria. Y ser subjetivo al momento de contar una historia es imposible, pues siempre saldrán, inconsciente o conscientemente, las experiencias del narrador. 
Después de todo, la buena literatura tiene que ver más con el talento de cada quién. Recordemos la obra cumbre de la literatura española. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, nadie piensa que Miguel de Cervantes tuvo que enloquecer y pelear con molinos de viento o enamorarse de una mujer fea y amargosa a la que él veía hermosa y dulce como Dulcinea del Toboso. Desde luego, se podrá buscar la biografía de Cervantes entrelíneas pero lo grandioso de El Quijote, no se podrá entender o explicar solamente por la vida del autor:Las obras de arte son, hasta cierto punto, autómatas y autónomas. Son independientes de quién la creó. Pero uno no debe de estar preocupado por la vida del creador para entender la obra “, como expresó en una entrevista el músico Sergio Berlioz. Igualmente nada le quita lo grandioso (en todos sentidos) a La Montaña mágica de Tomás Mann que mucho tiene de autobiográfico, ya que resultó de las cartas que le enviaba su esposa desde un hospital de Davos dedicado a pacientes tuberculosos e igualmente tomó experiencias de las visitas que el mismo Mann le hacía a su esposa.

Finalmente, lo que vale, sin importar si es realidad o ficción, es cautivar al lector: una tarea complicada.

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