“Michelle Obama luce vestido de 30 dólares”, esta noticia
circuló, por las redes sociales y
periódicos el 6 de noviembre de 2012, tras el triunfo de la reelección
del presidente Obama. Muchos creen que a la primera dama estadounidense le
gusta la ropa barata, pero en realidad se trata de una mujer inteligente que,
como muchos famosos, ha descubierto que su cuerpo es un espacio publicitario,
como lo son los de deportistas o artistas. Es ingenuo pensar que el vestido de
30 dólares, usado por la señora Obama, fuera un hecho fortuito, pues la tienda
en línea Asos inmediatamente lanzó la información y en consecuencia sus ventas
aumentaron y, por supuesto, el vestido se agotó. Los caminos de la publicidad son
infinitos y millonarios.
Para actos oficiales Michelle Obama usa ropa de
diseñadores famosos, muchos de los vestidos y accesorios no se los venden, se
los regalan, porque los fabricantes saben que al portarlos ella sus ganancias
aumentan. El primer regalo que recibió fue del diseñador taiwanés Jason Wo, se
trata del vestido con un costo de 15 mil dólares, que usó el 20 enero de 2009
en la toma de la posesión presidencial de su esposo. El vestido fue donado a su
vez al museo Smithsoniano, (Washington, D.C.) donde se exhibe actualmente. Según la
periodista Nancy Benac, del portal de noticias Huffington Post, asegura que todas las primeras damas reciben
préstamos o regalos de diseñadores, excepto Laura Bush que pagó todo su guardarropa.
Recuerda también que a Nancy Reagan le prestaban ropa los diseñadores pero que
ella olvidaba regresarla y que uno de los más caros fue el vestido que usó
Hillary Clinton, al ganar la primera elección Bill Clinton como presidente; se
trataba de un prenda diseñada por Sarah Phillips, con un costo de 50 mil
dólares y que igualmente se exhibe en el Smithsoniano. En el mismo artículo,
Benac afirma que Michelle Obama ha recibido regalos de Carolina Herrera y Naeem Khan, entre otros.
¿Cómo es en México?, la verdad es que no tenemos pruebas de
que la primera dama haya gastado más de un millón de pesos en unos cuantos vestidos. No sabemos si se trata
de un acuerdo comercial con los diseñadores y la revista Hola, a quienes les hizo ganar cifras millonarias al agotar la
edición en unos cuantos días. Bien por ella si fue así y por su hija con su vestido Dolce & Gabbana
de 100 mil pesos y que en beneficio de los mexicanos sería fabuloso que fuera
el mismo que sudó Amal, la esposa de George Clooney. Supongamos que “La Gaviota”
tuvo el buen tino de ahorrarnos más o menos medio millón de pesos en vestuario,
supongamos. Pero, desgraciadamente esa fue
la parte menos costosa del viaje a Inglaterra. Lo más oneroso fue llevar a 200
invitados. Cabe destacar que entre los invitados están la actriz Salma Hayek y
dos dueños de empresas laguneras: Eduardo Tricio Haro, de Lala y Alberto Bailléres, de Peñoles (supongo que
siendo tan ricos se costearon su viaje) Ellos, sentados a la mesa real cenando
con la reina de Inglaterra y, hay que decirlo, a todos en las fotografías se le
ve tensos. Es natural, tanto brillo, tanta etiqueta, tanta pompa y
circunstancia, intimidan hasta al más sofisticado de los mexicanos; cualquier
movimiento en falso y “¡pardon!” porque a los ingleses no les gusta más
que el “sorry.” Llama la atención
que no hayan invitado al empresario más rico de todos, a Carlos Slim.
Pero,
por qué digo que Angélica Rivera tiene mal gusto con todo y su extraordinario
clásico vestido “rojo Valentino”, porque es excesivo su despilfarro al llevar a
su hermana, cuñada y cuatro de sus hijas,
y sobre todo por exhibirse, haciendo alarde
en la revista Hola. Tiene mal gusto
por no medir el gran costo político y porque siendo una mujer envuelta en tanta
frivolidad aparece como poco inteligente. El buen gusto de una primera dama no está
sólo en la apariencia física, está también en saber ser discreta, en tender estrategias
sutiles. Recordemos que su primera
aparición en esta revista sirvió para que se descubriera la corrupción en torno
a su ostentosa mansión. De
allí que resulte
intrigante saber por qué Angélica Rivera insiste en aparecer como una mujer vacía,
quizá sucumbió a la tentación de la ordinariez, obedeciendo a razones mucho más
íntimas. Por ejemplo, humillar a la amante del presidente de la que habla
Sanjuana Martínez en un artículo publicado en el portal de noticias Sin
embargo: “La casa de Televisa, la amante y “La Gaviota”: el origen de
la mansión en Las Lomas”. Coincidentemente la primera aparición de Rivera en Hola,
fue después de que ella descubrió que su esposo continuaba con su amante Maritza
Díaz Hernández con quien él tiene un hijo de 7 años. Maritza Díaz, grabó a la
primera dama cuando ésta la ofendió
telefónicamente, con palabras con las que se suele ofender a las amantes. Después,
Díaz, concedió una entrevista a Sanjuana Martínez, misma que sirvió, en parte, para
que la periodista escribiera el libro Los amantes del poder. Ahora, la
primera dama volvió a aparecer en Hola:
hermosa como es, elegante como puede e insolente como la calificaron muchos
periodistas, no le importó el repudio de
una gran parte de la población. Un desatino, sin duda, pero que podría explicar
la quijada apretada de una mujer ofendida a quien le dicen que debería aceptar
al hijo de la amante de su esposo en actos oficiales (Sanjuana Martínez dixit).
Podría ser esa la razón de qué Angélica Rivera, actúe con aparente indolencia. Vamos,
finalmente en cuestiones amorosas tenemos necesidad de mostrar supremacía y de marcar
nuestro territorio, aunque el territorio sea una casa blanca y costosa que
abonó al desprestigio de este sexenio. En este caso el plumaje de “La Gaviota”
cruzó el pantano, pero éste sí se manchó. Y de qué manera.