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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 18 de enero de 2014

DON QUIJOTE Y LOS GOBIERNOS BARATARIOS


Don Quijote prometió a Sancho Panza hacerlo gobernador de la ínsula Barataria. El nombre Baratario en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, se explica porque el lugar se llamaba Baratario, “... ya por lo barato con que se le había dado el gobierno”, narra  Cervantes. Aunque el régimen "panzista", es en realidad una broma cruel, ello no obsta para que el caballero y su escudero se lo tomen muy en serio. Los capítulos XLII y XLIII (de la segunda parte de la novela) están dedicados a las reglas a las que deberían ceñirse los buenos gobernantes.
En el corto periodo gubernamental de Sancho, éste se comporta con mucha propiedad y hasta con inteligencia: “Todos los que conocían a Sancho Panza se admiraban, oyéndole hablar tan elegantemente, y no sabían a qué atribuirlo, sino a que los oficios y cargos graves, o adoban o entorpecen los entendimientos” Luego, Sancho habla sobre su ínsula: “Diez días la goberné a pedir de boca; en ellos perdí el sosiego, y aprendí a despreciar todos los gobiernos del mundo; salí huyendo della, caí en una cueva, donde me tuve por muerto, de la cual salí vivo por milagro”, dice Panza, para quien diez días de mandato fueron suficiente para aprender: “a despreciar todos los gobiernos del mundo”, a pesar del deseo que tenía de “probar a qué sabe eso de ser gobernador”. Sin duda ya “ha mucho tiempo” de la mala reputación de los políticos.
         En el trance de aquel mandato, don Quijote aprovecha para dar toda clase de consejos a su acompañante para así logre convertirse en un gran gobernador. Por ejemplo:
Sobre el vestir: “No andes, Sancho, desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmazalado, si ya la descompostura y flojedad no cae debajo de socarronería, como se juzgó en la de Julio César.” (…) “No sería que sería bien, que un jurisperito se vistiese como soldado, ni un soldado como un sacerdote”.
         Sobre la fe: “Primeramente, ¡oh, hijo!, has de temer a Dios; porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada.”
Sobre las dificultades del “conócete a ti mismo”: “Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte, como la rana que quiso igualarse con el buey; que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra”.
Sobre la humildad: “Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; porque viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte; y préciate más de ser humilde virtuoso, que pecador soberbio. Innumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos han subido a la suma dignidad pontificia o imperatoria; y de esta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran”.
Sobre la virtud: “Mira, Sancho, si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que los tienen príncipes y señores; porque la sangre se hereda, y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale”.
Sobre las apariencias que engañan: “Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida, con los ignorantes que presumen de agudos”.
Sobre las buenas formas: “Al que has de castigar con obras, no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones”.
Sobre las esposas: “Si trujeres a tu mujer contigo (porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias), enséñala, doctrínala y desbástala de su natural rudeza, porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta.”
Cómo éstos, muchos. Les vendría muy bien a nuestras autoridades leer los consejos para gobernar de El Quijote, para que dejaran de ser gobiernos baratarios o baratos. Aunque lo barato les venga, no en el sentido de lo que cuestan sino en el sentido de lo que valen frente a los problemas de sus gobernados.