A petición de Jaime Torres Bodet, en
1944, Alfonso Reyes escribió la Cartilla
Moral. Era el sexenio de Manuel Ávila Camacho y se desconoce la razón por
la que, en ese tiempo, no fue difundida. Fue en 1992 cuando el gobierno de
Carlos Salinas de Gortari se intentó repartirla entre los maestros; se imprimieron
700 mil ejemplares que tuvieron que ser retirados porque hubo voces que se
opusieron: “El Estado no debe moralizar la conducta de los mexicanos”, decían.
Ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador ha decido difundir este
documento. Por tercera vez surgen detractores, pero ya que la oposición está
tan debilitada y dispersa, a 75 años de que fue escrita, finalmente tendrá
lectores.
La
cartilla contiene percepciones filosóficas y poéticas encaminadas a mejorar la calidad
de vida de los ciudadanos. Propone, a través de catorce puntos, el buen
funcionamiento de la sociedad. Es un texto erudito, que establece conceptos que
aún no podemos resolver como humanidad. El primer punto aclara que la moral
(del latín) y la ética (del griego) se refieren a hacer el bien. Dice que:
“Todas las religiones contienen un cuerpo de preceptos morales, que coinciden
en lo esencial”. Aunque sabemos que no es necesario tener una religión para ser
una persona moralmente correcta. Reyes asegura que “el hombre se educa para el
bien” de tal manera que el hombre malvado lo es por ignorancia, mientras que el
que hace el bien es porque tiene conocimientos. No obstante, la naturaleza
humana no se limita a esa simple fórmula, hemos tenido gobernantes con
posgrados, que aprecian el arte y tienen gustos refinados, pero eso no los exime
de ser asesinos, corruptos y ladrones.
El
segundo punto habla de un tema mucho más complejo: ¿Es el cuerpo y el alma una
sola unidad? ¿Puede existir el espíritu sin la materia? Sentencia que: “Al
cuerpo pertenece cuanto en el hombre es naturaleza; y al alma, cuanto en el
hombre es espíritu”. Sin embargo, Son cuestionamientos que se han hecho por
siglos sin que haya pruebas definitivas de que la materia sea, o no, el origen
del alma. Hasta ahora es un asunto de fe pensar que el origen es inmaterial.
El
tercer punto es sobre la cultura y la civilidad; habla de enaltecer el
espíritu: “En todo caso, cultura y civilización, creaciones artísticas y
conocimientos teóricos y aplicaciones prácticas nacen del desarrollo del
espíritu; pero las inspira la voluntad moral o de perfeccionamiento humano.
Cuando pierden de vista la moral, cultura y civilización degeneran y se
destruyen a sí mismas.” Menciona los avances tecnológicos: la electricidad y la
radio. Y es este punto se vuelve obsoleto pues las ciencias y la tecnología,
actualmente, tienen más impacto en todo ser vivo y, especialmente, en el humano.
En
el cuarto apartado: “Los respetos morales”, vuelve otra vez a la religión y sus
mandamientos, propone: Anteponer un bien superior ante uno particular o
inmediato; el quinto habla del respeto que debemos de tener hacia nuestro
cuerpo; el sexto trata sobre la importancia de mantener la familia, dice de
ésta que es un hecho natural, cuándo sabemos que la institución de la familia
es un hecho cultural que surgió para establecer la propiedad privada; el
apartado siete habla de la vida social y de la ayuda que unos a otros debemos
darnos; el punto ocho es sobre la necesidad de aplicar la ley y el derecho; el
nueve sobre el amor a la Patria; el diez, vuelve al respeto a las normas
sociales; en el once habla sobre el respeto a la naturaleza; en el doce sobre
el valor moral. Este punto uno de los más poéticos cita a Horacio, a Amado
Nervo y expone el poema “Si” de Rudyard Kipling. Los puntos trece y catorce son
un resumen del documento.
La
Cartilla Moral contiene conceptos
religiosos, familiares, tecnológicos y del cuidado del cuerpo que no son vigentes,
en nuestra época, porque se pensaron hace 75 años, cuando no existía la
Internet ni el debate sobre el aborto, la legalización de las drogas y la
homosexualidad. Es un texto utópico y en eso radica también su atractivo, por eso,
aunque no posea la fórmula para la felicidad, introduce al lector a otro tipo
de conocimientos, ya que no solamente habla de religión o filosofía, sino que
enaltece algunos héroes y poetas nacionales.
La Cartilla
Moral es valiosa porque plasma el pensamiento de un gran intelectual
mexicano como lo fue Alfonso Reyes. Sin embargo, no será útil para frenar la
corrupción o la delincuencia. Es un documento que se sostiene por su valor artístico
más que como un instrumento moralizador.
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