Sentido del humor |
En una de mis colaboraciones anteriores escribí
sobre las adivinanzas, en esa ocasión intenté recrear, abarcando lo más
posible, la historia y simbolismo de la manzana y luego de la ansiedad. Y como
dije en esa ocasión, las adivinanzas literarias me parecen un buen ejercicio
por lo que continuaré, sólo por esta vez, con tres más. Aunque esta forma de escribir
no deja de recordarme las preguntas que se hacen al jugar maratón, esa
competencia de conocimientos que algunos jugamos en familia, sentados en los
comedores de nuestras casas.
1.- A pesar de que soy un ejemplo de inteligencia,
lo común es que las personas crean que mi naturaleza es la estupidez. Por eso
hay quienes en mi nombre se ríen de tonterías y ofenden a
los otros de manera vulgar. Hay millones de
personas que se divierten de esta forma; cuando, en realidad, mi naturaleza
debe ser la ironía sí, pero con elegancia, de tal forma que requiera de un poco
de inteligencia del interlocutor y que la risa se contagie como una forma de
telepatía con una mirada sutil, con una palabra ambigua, con un gesto
inesperado. No se necesitan palabras para hacerme presente, pues el máximo
exponente de este sentido, que puede ser silencioso, se apellida Chaplin. Para
que me recuerden: El que no tiene nada de mi le llaman amargado y el que tiene
demasiado le nombran idiota.
2.- Puedo dar fin a cualquier sufrimiento. Me alojo
en las semillas de muchos frutos como en el durazno, la manzana y las almendras.
A dosis menores no causó nada pero con dosis mayores he matado a muchos, entre
ellos a un poeta saltillense de apellido Acuña y al más grande asesino que ha
dado Alemania. El escritor Gabriel García Márquez me usó para el inicio de su
novela El amor en tiempos del cólera,
por los que les comparto el primer párrafo: “Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre
el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió
desde que entró en la casa todavía en penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso
que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años. El refugiado
antillano Jeremiah de Saint-Amour, inválido de guerra, fotógrafo de niños y su
adversario de ajedrez más compasivo, se había puesto a salvo de los tormentos
de la memoria con un sahumerio de…”
3.- Vengo de los confines de la creación, los
científicos aseguran que antes de que todo ser vivo emergiera de los mares a la
tierra, y en el mar mismo, primero fui yo. De allí que exista la certeza de que
se creó el huevo y después la gallina y el huevo salió de mí. Aunque todas las
religión contradigan este hecho. Puedo ser pulga o piojo; alguna vez fui mamut
y dinosaurio. Estoy en algunos virus y en un sinfín de enfermedades transmisibles.
El hombre existe por mí, igual que el perro, el árbol o cualquier ser vivo
sobre la tierra. En mí, la historia y el futuro. Llevo en mi lenguaje las
instrucciones para la vida, la salud, la enfermedad y la muerte. Incluso,
aunque no está completamente demostrado, muchos creen que toda conducta la
dicto yo. Fui descubierta en el año de
1944, y en 1962 Wilkins, Watson y Crick
recibieron el Premio Nobel de Medicina por la descripción de mi estructura que
es de forma helicoidal, como si fuera una escalera de caracol. Soy el escultor
de las formas vivas: establezco la anatomía y la fisiología. Soy misterio
y conocimiento. Me replico infinitamente
y me mezclo para evolucionar a todas las especies del planeta sean animales,
hongos, vegetales o protozoarios. Nunca miento pero me puedo equivocar, por lo
que de vez en cuando cometo errores en la anatomía y fisiología, entonces hago
que nazcan seres defectuosos. Y si me estudian a conciencia puedo predecir el
futuro clínico de las personas.
1.- El sentido del humor. 2.- Cianuro. 3.- ADN:
Ácido desoxirribonucleico, molécula que contienen los genes.