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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Memorias tristes o, ¿ el amor no tiene edad?


La novela de Gabriel García Márquez, Memoria de mis putas tristes, muy pronto será película. Aunque al parecer el proyecto se ha retrasado un poco debido a que la filmación se había planeado en la ciudad de Puebla y el permiso para realizarla fue suspendido por el propio Gobierno del Estado, pues no querían que a la ciudad se le siguiera asociando con la pederastia, ya que hace algún tiempo, gracias al libro Los demonios del edén, escrito por la periodista Lydia Cacho, se exhibió una red de pedofilia que involucraba al gobernador Mario Marín. Hay que recordar que Memoria de mis putas tristes es también una historia de pederastia contada con la maestría de García Márquez: un viejo a quien le gusta la música de Mozart, Chopin y Bach, entre otros, al cumplir sus 90 años se pone antojadizo y decide regalarse sexo con una joven virgen, por lo que acude a Rosa Cabarcas, la regenta de una casa de citas, quien es la que buscará tal regalo, mismo que no tarda en encontrar: Delgadina, una adolescente de 15 años. En cierto momento la tal Rosa le asegura al anciano que la chiquilla está enamorada de él: “Ay mi sabio triste (…) Esa pobre criatura está lela de amor por ti”. ¿Realmente puede resultar creíble una historia así? Yo creo que no, aunque esté muy bien escrita. La novela describe un acto de perversión sexual, pero además nadie puede creer que una quinceañera se enamore de un viejo de 90 años, un hombre con un cuerpo que seguramente emite ruidos involuntarios por todos lados y que sin duda tendrá dientes postizos, o tal vez toda la dentadura. Se me antoja más bien como para una historia de terror, en la que el carcamal tendría días con reumas que le impedirían levantarse y entonces se quitaría su gran dentadura y se la entregaría a la niña diciéndole: “lávame los dientes”, o quizá: “cámbiame el pañal, ya está muy pesado”. Y qué terrible sería para una quinceañera convivir con alguien con el no se puede compartir nada, que no puede bailar o reír a carcajadas porque se orina. Creo que es una estupidez la aseveración que le hace la regenta al nonagenario: “esa pobre criatura está lela por ti”, aunque hace muy bien en llamarle “pobre” y “lela”, ya que sólo a una “pobre niña lela” podría pasarle algo así. Y sí, realmente describe a Delgadina como una niña retrasada, muy diferente a la Lolita coqueta y malvada de la novela de Vladimir Nabokov, que llega a los linderos de la perversidad y en donde además Humbert, el pervertido, que en la novela se presenta como la víctima, no es de ningún modo un anciano, sino un hombre maduro y atractivo, no como el anciano que describe García Márquez que resulta bastante ridículo: “Volví a la cama con mis calzoncillos de besos estampados”. Además es predecible y muy simplón, él dice: “La verdad: la edad no es la que uno tiene sino la que uno siente”, vaya frase tan ramplona para un "sabio".
Para todo existen límites, y no digo que una mujer de 30 no se pueda enamorar de manera genuina de un señor de sesenta, y hasta puedo creer que el modelo brasileño de 23 años está enamorado de la cantante Madonna de 51, lo puedo creer, pero ¿amor con diferencia de 75 años? No sólo es pervertido, ilegal, inmoral; es también bastante antihigiénico. Asimismo hay que aclarar que en la novela lo que resulta triste son las memorias del anciano, no las prostitutas. La historia de un anciano lleno de soberbia. Por arrogante es que quiere darle a su cuerpo lo que éste ni siquera le pide.
Me extrañó que en las noticias los comunicadores se preguntaran a quién se le ocurrió que la filmación fuera en la ciudad de Puebla. ¿A quién? Pues a un buen publicista que desea ahorrar millones de pesos en propaganda, porque de esta manera se vuelve gratuita. El tema de la pederastia o pedofilia se trata en forma reiterada en los medios de comunicación. Allí están los casos más famosos: el del padre Marcial Maciel, el de Kamel Nacif, el de Roman Polanski, el del mismo Michael Jackson, que al parecer con su muerte desapareció. 

lunes, 16 de noviembre de 2009

Presentación de Arno y los ojos de Rea

Angélica López Gándara, Rosa Gámez, Magda Madero y Jaime Muñóz


El 1 de octubre fue presentada, en la biblioteca “José García de Letona”, la novela Arno y los ojos de Rea, escrita por Magda Madero Gámez. Las palabras de bienvenida para dicha obra vinieron de parte de Jaime Muñoz Vargas, Rosa Gámez Reyes Retana y yo.
La escritora Rosa Gámez consideró que Magdalena Madero G., en su novela Arno y los ojos de Rea, nos enfrenta a los problemas del oficio de escribir a través de Arno, el protagonista. Dijo asimismo que un universo dentro de otro se encuentran en esta obra de largo aliento que no se detiene ante nada. Elogió la construcción de atmósferas, pero también la edificación temporal que sustenta a Arno y los ojos de Rea, ya que ponderó el manejo del tiempo como la cualidad estilística más importante en una novela. Añadió que esta obra enaltece la literatura lagunera, pero también a la tan vapuleada literatura femenina, ya que está llena de conocimientos, emociones y fuertes vivencias que Magdalena Madero transmite con la sencilla transpiración del artista. Resaltó por último la edición del libro que estuvo a cargo de su autora.
El nacimiento de dicha novela es un hecho inédito en la región, como lo destacó Jaime Muñoz en su texto titulado “La montaña de Magda”: “Para empezar, lo evidente: Arno y los ojos de Rea, novela de Magda Madero que presentamos esta noche, es el emprendimiento narrativo de mayores dimensiones en la historia de la literatura lagunera. Tal vez me equivoco, pero entre todo lo que he visto publicado de autores nacidos a la vera del Nazas, nada como la nueva obra de Magda, libro poblado con 485 páginas a renglón ceñido, caja amplia y tipografía no precisamente grande. Es, por ello, un trabajo descomunal; la más ambiciosa tentativa lagunera por atrapar y reconstruir un mundo a partir de la palabra”.
Por mi parte, lo que escribí sobre la más reciente publicación de Magda fue basándome, principalmente, en el contenido. Enseguida cito dos párrafos de lo que allí expresé: “Desaparecer, he allí la gran pesadumbre, la gran tragedia para seres reales o imaginarios (…). Nadie quiere desaparecer, y para evitarlo, se inventan toda clase de ardides: El arte es un ardid contra el olvido... Estas líneas son del primer párrafo de la novela Arno y los ojos de Rea de Magda Madero. Observamos a Arno el escritor, en sus movimientos cotidianos, por eso sabemos que vive entre libros y música clásica, y que con frecuencia se asoma a través de la ventana. La mirada hacia afuera no le alcanza para inventar universos, entonces recurre a los libros y a la introspección; deduce e imagina. Así, descubre a la pordiosera Rea, aquélla de los ojos esmeralda, a quien el novelista llevará a pasear por las calles de Torreón y le hará conocer a sus personajes.
“Historias creadas en una atmósfera que permite percibir dimensiones que se contraen o se expanden de acuerdo a las vivencias de los personajes. De manera que los protagonistas alargan la existencia en una plática, en tomar un café o en la añoranza de una caricia. Asimismo acortan la vida en un acto sexual obligado que termina en asesinato. Y se puede sentir el mundo encogido en un suicidio culposo, en donde, gracias a la habilidad literaria de la autora, la soga también consigue sofocar al lector. Se camina despacio en el gusto por la costumbre y el paso se acelera en el odio, en los golpes y en la lubricidad del autoplacer cuando el otro prefirió el abandono. La tristeza se estaciona, la felicidad corre. La violencia y la felicidad se parecen porque ambas son hijas de la rapidez, de la brusquedad; estallan en un universo contraído”.
Al final la autora dejó en claro que a partir del 1 de octubre Arno y los ojos de Rea le había dejado de pertenecer y ahora sería de quien la leyera. Agradeció a todos, pero especialmente a su mamá, Rosa Gámez y a su hija Marisol.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Errores en el des-Peje

ERRORES EN EL DES-PEJE
Angélica López Gándara
Jamás imaginé que mi relación con el verbo despejar llegaría a ser tan confusa, tan irritante como lo es ahora. Debo aceptar que no recuerdo cuándo fue la primera vez que tuve contacto con esa palabra. Pero casi podría jurar que fue de mañana. Una mañana azul, azul, de árboles y pajarillos. Horas matutinas de una mamá que salía de una recamara diciendo “gracias a Dios que salió sol, creí que el cielo nunca se iba a despejar”. Y la mamá caminaba directo a la lavadora cargando una gran pelota hecha de sábanas. Tenía que trabajar para borrar el mapa, o los mapas, que la noche anterior, había grabado un cartógrafo muy meon (aunque yo escuchaba que al chiquillo de la enuresis le llamaban “mión”). En esa situación, yo niña, entendía perfectamente la importancia del despeje de nubes en el cielo, pues de otro modo los mapas no se lavarían y las sábanas, al no ser expuestas al sol para secarse, el día siguiente albergarían un olor a urea por demás desagradable.
Hubo otras ocasiones en que la palabrita quiso hacerse la confusa. Pero aún no era tiempo de que logrará casi volverme loca; había ciertas noches en que, a mis hermanos y a mi, nos daban de cenar más temprano que de costumbre, y eso era cuando mi papá llegaba a casa diciéndole a mamá: “tingi ginis di ir il cini piri dispijir li minti” Claro, tal expresión provocaba enojo entre los hijuelos. No sólo porque no nos llevaban al cine sino porque cualquiera, por lerdo que fuera, reconocía los vocablos disfrazados con i. Algo peor nos daba cuafandofo ufusafabafan lafa efe. ¡Qué espanto! ¡Qué barbaridad! Conductas extrañas las de los padres de mi generación. A pesar de ello continué conservando el sentido correcto del despeje, aunque éste fuera de li minti o de lafa mefentefe.
Fue hasta la Secundaria que el término despeje inicio su etapa de confusión. En la clase de matemáticas se presentaban las ecuaciones de primero, segundo y tercer grado, y, los despejes ¡ay, canijo! No entendía ni exis, ni ye, ni A al cuadrado es igual a B+C... La maestra explicaba que en el despeje; el que está multiplicando pasa dividiendo y el que está sumando pasa restando y viceversa ¡bah! Y con esa idea me quedé. De manera que en los días en que el des-Peje se ha vuelto absolutamente borroso para mí, me encuentro en la vaguedad. Y el único concepto que me queda es el matemático, él que, bien a bien, no comprendí, del que en determinado momento llegué a pensar que era inútil y que no serviría para nada.
Por lo anterior, ahora que hablan de des-Peje y vislumbro la terrible fórmula que comprende las variables: Política mexicana es igual a PAN más PRI sobre PRD, la luz que busco únicamente produce sombras. Nada veo claro, al contrario, cuanto más leo los periódicos, cuanto más veo y oigo las noticias ¾con la esperanza de justificar tanto desfiguro¾ más se cierra la testa: ¿Huelga de hambre de relevos? ¡sálvanos Señor de los payasos! Que sí, que no, que caiga un desaforado. Que no salga en la boleta del 2006. El que quiere desaforadamente. Todos somos López ¡ay Dios! la publicidad efectiva. Hay que ponerle tache antes, para que no lo puedan tachar en las boletas. Sí, el desacato que no amerita cárcel, pero por favor quiero ser el preso número tal ¡Tramposos! Pagaron la fianza ¿Un arreglo político? Y la conclusión: la derecha juega chueco y la izquierda también.
Es verdad, el PRD estaba dividiendo a causa del hombre del maletín lleno de dinero y del jugador de las Vegas, pero en el intento de des-Peje, ahora pasó multiplicando. Marchas, manifestaciones en el Zócalo, uno, dos, tres y miles. Número uno en las encuestas. Allí lo pusieron los errores de los que piensan que las matemáticas no son útiles, los ignorantes. Enormes pifias de cálculo.
Quizá la ecuación tiene fallas de origen por eso el resultado será siempre erróneo. Las variables de la fórmula de la Política mexicana, no incluyen las necesidades del pueblo. La constante es el Poder. Al pueblo no lo integran, lo usan. Pueblo manipulado, esclavizado (desempleo o jornadas de doce horas diarias en algunas empresas) pueblo de mirada desolada, ansioso por tener nuevos héroes y mártires. El peligro crece e invade los territorio ocupados por la frustración.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Miradas blogueras


Adán y Eva se sintieron el centro del Universo. Luego el mundo se pobló y sus moradores creyeron vivir en un limitado mundo plano. Y se descubrió la redondez de la Tierra, que sin embargo se movía. Se supo también que el Universo tenía miles de millones de planetas y estrellas conformadas en galaxias, y que (aunque no se ha comprobado) es factible que exista vida en otras coordenadas del Cosmos. Asimismo, los europeos descubrieron que en la otra cara de la Tierra moraban otros seres; la evolución ha caminado demostrando que a los humanos el envase nos queda cada vez más grande. Nos empequeñecemos a cada minuto. Pero a pesar de ello y de la globalización no hemos perdido la necesidad de buscar una identidad y de desear que alguien nos lance aunque sea una mirada instantánea. De modo que, aunque portemos el herraje de la manada, al mismo tiempo aspiramos a otro sello de identidad que nos haga diferentes. Vida irónica: la mayoría nos perdemos en la gran montaña del anonimato.
Recibí una invitación para formar parte de una asociación de escritores que luchan contra el anonimato. Con escepticismo leí la carta, ya que desde el momento en que a alguien se le ocurre luchar contra el montón, amontonándose, eso no es una situación alentadora, algo anda mal. Sobre todo porque la asociación presumía tener más de seis mil agremiados. Un mazacote así no puede luchar jamás contra el anonimato literario, sino al contrario, preserva y fomenta el anonimato. Podrán luchar contra el calentamiento global o la matanza de focas y hasta quitar a un Presidente, pero no servirá para crear literatos famosos. Podrá ayudar, sí, la invitación en compilaciones, y por supuesto estar junto a escritores reconocidos en publicaciones que tengan prestigio, pero ni siquiera eso garantiza que cuando un escritor publica un libro éste se vuelva famoso. Realmente es un misterio, porque en ocasiones hay escritores muy buenos que rara vez venden un libro y en cambio hay otros, no tan buenos, que venden miles de ejemplares. Desde luego, los hay buenos, ricos y célebres.
Y, aunque parezca difícil de aceptar, existen personas que escriben asegurando que no les importa que los lean. Por eso pregunto: ¿entonces para qué publican si su objetivo es la catarsis, sin ir más allá? Aún recuerdo el esquemita que en la secundaria nos mostró el maestro de Ciencias Sociales, que decía: La comunicación se conforma de un emisor, un transmisor y un receptor. Concluía que todos necesitábamos de ella, y que en determinado momento podríamos ser uno de los tres elementos. De modo que el emisor-escritor busca un transmisor-revista-periódico-libro, y ahora Internet, y busca un receptor, y es allí donde falla el proceso; el ciclo de la comunicación se interrumpe. Pocos reciben la señal, pocos leen.
Así, recordé el ensayo El escritor lagunero y su blog. Sorpresas y decepciones, del escritor Daniel Herrera, que expuso en el Encuentro de Escritores Coahuilenses en marzo del año pasado en el Teatro Isauro Martínez. Herrera defendía la idea de la importancia de publicar en Internet por medio de los blogs; mencionaba lo difícil que era que alguien aceptara publicar los textos propios en algún periódico o revista. Cuando escuché a Herrera no creí que tener un blog fuera relevante a pesar de que nos dijo todas las ventajas de ello. Sin embargo ahora reconozco que él tenía razón. En el blog: no se pide permiso a nadie para divulgar lo que se desea, no cuesta dinero, es fácil de crear, se pueden corregir textos ya publicados, se rescatan otros, el archivo se va haciendo solo por fechas y temas, y los textos difícilmente se perderán. Y siempre habrá alguien que se estacione allí un momento. La desventaja es que, aunque se logra la comunicación, la mayoría de las veces el anonimato sigue presente; pues quien lee los textos satisface su curiosidad, pero generalmente no le importa quién lo escribió. Aun así, definitivamente, Daniel Herrera acertó en su ensayo, el blog es muy buena herramienta para publicar; para comunicarse.