Después
de recorrer el país Vasco, el escritor francés, Víctor Hugo, dijo: “Un vasco no
es francés ni español, es vasco”. Luego de leer ese pensamiento consideré que era
válido aplicarlo también para decir: “Un lagunero no es duranguense ni
coahuilense, es lagunero”; por supuesto, estamos muy lejos de vivir
circunstancias parecidas para que la frase calce de manera exacta.
Conocemos
algunas historias separatistas, principalmente las que nos llegan de España, en
donde los catalanes salen a las calles exigiendo constituir otro país. Y la más
conocida, la del país Vasco; un territorio que es en parte francés y en parte
español. En la región vasca se tiene un idioma propio (euskera), se consideran
una raza con una idiosincrasia diferente. Especialmente los vascos han llegado
a situaciones extremistas que se han manifestado en la asociación terrorista
conocida como ETA (Euskadi Ta Askatasuna que significa en español, País Vasco y
Libertad). Muchos han muerto a causa de los actos terroristas perpetrados por
ETA. Quizá los vascos y catalanes tengan razón en desear ser otro país, pues
tienen rasgos, ideología y un idioma diferentes, además una estructura
comercial que genera impuestos de lo que en gran parte van a parar al gobierno
español o francés, según sea el caso.
Aquí, en La Laguna, la situación es
diferente. Excepto por algunos modismos regionales y ciertas costumbres, no
somos demasiado diferentes al resto de los dos estados de los que formamos
parte. Quizá la sangre vasca que aún late en la Comarca Lagunera nos infunda
ciertos despertares ideológicos. Desde luego, no somos tan ambiciosos como para
querer formar el país de La Laguna, queremos ser El Estado de La Laguna (ELLA)
un hecho que contempla su posibilidad en el artículo 73 de nuestra Constitución.
Las últimas veces que en México ocurrió esto fue el 2 de septiembre de 1974
cuando el presidente Luis Echeverría
envío al Congreso de la Unión una iniciativa de ley para que Quintana Roo y
Baja California Sur, fueran elevados a la categoría de Estados.
De manera que, en teoría, es posible
que la Comarca Lagunera se vuelva Estado, pues es un territorio definido. Pero
no sé qué tan factible sea que pueda ser realidad. Mucho se ha hablado de que
el presidente Enrique Peña Nieto, tiene demasiados compromisos con el pasado y actual gobernador de Coahuila, lo mismo sucede
en el caso del de Durango. Ambos gobernadores priistas fueron muy
significativos en ayudar al triunfo presidencial. Desafortunadamente no veo al
presidente Peña Nieto, presentando esta iniciativa en el Congreso.
Quisiéramos que la firma de 500 mil
laguneros moviera la conciencia de otros, para que así se diera la oportunidad
de una nueva administración de recursos, aflojando los yugos de las actuales
capitales de Durango y Coahuila. Porque ya no queremos pagar deudas que no se
invirtieron en La Laguna y deseamos que los recursos federales que nos
corresponden lleguen íntegros a nuestras ciudades. Aunque también tenemos que
reconocer que los gobiernos municipales han hecho lo propio para que nuestras
ciudades se vean abandonadas, con saqueos de monumentos, llenas de baches, con
pésimo alumbrado público y obras mal construidas o inconclusas. Eso, sin hablar
de la inseguridad.
Me gusta la idea de ELLA. Me entusiasma
decirles a mis amigos y familiares: “llenen las hojas, fírmenle, pónganle la
calve de su identificación”. Me alegra que haya una apasionada organización
para este proyecto. Aunque mi participación sea de soslayo. Sin embargo, tengo
que reconocer que no soy muy optimista en cuanto a lograr el objetivo. De
cualquier manera me parece trascendente que se esté trabajando pacíficamente,
exponiendo argumentos bien cimentados. Es esperanzador saber que muchas personas
coincidimos en los deseos de cambio de nuestra región. Claro que hay otros que
menosprecian el esfuerzo o no están de acuerdo con formar el estado de La
Laguna. Pero creo que siempre será importante manifestar el desacuerdo ante lo
que no consideramos justo, ¿de qué otra manera se crea conciencia, si no es expresando las ideas?