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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 27 de agosto de 2016

SOBRE LO NATURAL DE LOS MATRIMONIOS

                      
Resultado de imagen para matrimonios gayMis principios se limitan al respeto: que nadie dañe a terceros ni imponga el abuso como medio de relacionarse con otro. Creo que toda persona adulta es libre de casarse con quien desee. Quién soy yo para oponerme. Incluso de niña nunca me pareció aberrante que existieran mujeres y hombres que se casaran con seres intangibles o con instituciones. Me daban curiosidad, eso sí, los casamientos que iban en contra de la naturaleza sexual del humano; me intrigaban esas uniones que no tenían como finalidad la procreación, como los matrimonios de sacerdotes con la Iglesia y las monjas con Cristo. Era raro saber que estos esposos no podían tener relaciones sexuales entre ellos y que, de acuerdo a las leyes católicas, tenían prohibido tener hijos. Por ello resultaba sorprendente cuando  estos cónyuges, impulsados por la naturaleza de sus instintos sexuales, eran infieles y en incontables ocasiones terminaban siendo tíos o tutores de sus propios hijos. Eso, en el mejor de los panoramas, pues sabemos que la sexualidad sofocada, de manera fallida, de monjas y sacerdotes, ha desembocado en serias depravaciones.
         Tendemos a creer que las conductas mayoritarias son siempre las únicas aceptables y todo lo demás nos parece inapropiado. Las uniones heterosexuales tienen sus razones evolutivas y antropológicas, y entre ellas, (no para todos) está la de tener hijos, pero eso no impide que ya no sea la única forma de procrear. Sabemos que ahora existe la reproducción artificial y asexual. Y aunque la bioética está en contra de la clonación humana, es cierto que es posible y no sabemos si se está realizando en algún lugar.
Antes no existía tanta polémica en torno a los gays, se les discriminaba y punto. Además, cuando dos personas gays se enamoraban trataban de mantenerlo en secreto. Incluso ahora, muchos homosexuales van en contra de sus sentimientos y buscan parejas heterosexuales para sentirse aceptados por una sociedad que prefiere la hipocresía a la felicidad del otro.
Muchos dicen que los matrimonios entre personas del mismo sexo son antinaturales, ya que no pueden procrear hijos con sus parejas. Pero, actualmente podemos leer revistas de investigación científica seria, que aseguran que las preferencias sexuales no son una cuestión de elección o de voluntad, sino que existen factores genéticos y epigenéticos que influyen para que haya mujeres y hombres que se sientan atraídos por personas de su mismo sexo. Así que “el orgullo gay” es tan valioso como “el orgullo heterosexual”, es decir. no hay mérito o defecto en serlo; son circunstancias alejadas a la voluntad del individuo. Se trata pues, de una variedad biológica que, de alguna u otra manera, se ve influenciado por cuestiones ambientales. No hay nada contranatural en ello. (Se puede acudir investigadores como las del científico Robert Sapolsky, pero hay innumerables referencias en Internet).
Parte del rechazo a la comunidad gay se lo debemos a los periodistas homofóbicos. Un ejemplo: cuando un hombre homosexual es asesinado por su pareja; la noticia aparece en el periódico a ocho columnas y tiene ecos inusitados, en cambio cuando una mujer muere en manos de su esposo, escriben una nota pequeñísima en la esquina de la página. Nadie hace escándalo. Pareciera que consideraran normal que un hombre mate a su mujer. Les encanta publicitar la violencia homosexual de la misma manera que quieren acallar la violencia del heterosexual contra la mujer.

Después de que el presidente Peña Nieto, se manifestara a favor de los matrimonios igualitarios; se han levantado voces a favor y en contra. Uno de los argumentos en contra es asegurar que es un atentado contra la preservación de la especie. Aunque es seguro que no será la homosexualidad la que termine con la humanidad. Entre otras, alegan cuestiones semánticas como que la palabra matrimonio significa “calidad de madre” o “sólo una madre”, como si las palabras no evolucionaran y fueran cambiando su significado. Por eso se ha optado por el término uniones en lugar de matrimonios.

sábado, 13 de agosto de 2016

CUATRO RELATOS CORTOS


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REGRESO A LA INFANCIA: Mi infancia es una bicicleta, es un pan hecho en forma de cochinito, es leche ordeñada por mi abuela, es arroz rojo, es caldo de res, es puro puré de papa. Porque no me gusta lo demás. Es dulce de higo y durazno hecho por mi madre. Mi infancia fue de lluvia y sol y tierra, tierra, tierra. Fue de días de a veinte centavos y domingos de a tostón, y muchos días de “ahorita no hay”. Infancia  de padres cariñosos y muy regañones y un montón de hermanos peleoneros. Mi infancia es pregunta y una abuela siempre abrazable. Es un cerro con una cruz en la cima. Cruz que por las noches se encendía con focos rojos (rojos como mis tíos que estudiaban en el librito rojo de Mao). Esas luces que un día mis hermanos y yo robamos. Nos subimos a lo más alto del cerro y qué emoción; por la noche ya no se veía la cruz. Uno, dos, tres manazos. Para que aprendan a respetar lo ajeno.
Mi infancia es una vieja estación de tren con sonido de telégrafos --- -- ----- - -- y dos trenes de pasajeros (uno que viene y otro que va) y largas caminatas por la vía y un cinco con doña Josefa Ortiz de Domínguez bien planchada por las ruedas del tren. Es olor a tierra y hierba húmedas. Septiembre de luciérnagas y domingo de matinée. Mi niñez es la memoria de una chiquilla sentada en los escalones. A mirar el verano. ¿A qué más? Memoria de una mamá gritando: “¡Niña, no estés afuera. Qué no ves que hay robachicos y se llevan a las niñas bonitas!”. A lo que contestaba: “¡Ay mamá, pues ponme una máscara para que no me vean!” Y como no tenían máscara, mandaron hacer una reja, y luego otra y otra.
POR SI ACASO: A mediados del siglo pasado una adolescente vivía con su abuela en un pequeño pueblo. Una noche, cuando la abuela fue a la recámara de su nieta para darle las buenas noches y desearle que soñara con los angelitos, la chiquilla angustiada y llena de dudas le preguntó: “Abue, ¿es cierto que la virginidad se puede perder por montar a caballo o por andar en bicicleta?” En respuesta, la mujer sonrió mientras le acariciaba la frente. Cariñosamente le explicó: “Mi niña, esas cosas pueden o no ser ciertas, pero bajo ninguna circunstancia una mujer las debe poner en duda, al contrario siempre es bueno tenerlas presentes”. Claro, era el siglo pasado.
OSTEOPOROSIS: El poder del viejo tirano se había reducido a su mínima expresión. Ahora sólo ejercía poder sobre su esposa; una anciana que padecía una severa osteoporosis, razón por la cual cada día se hacía más pequeña. Una mañana la diminuta mujer hacía grandes esfuerzos para prepararle el desayuno al dictador limitado. Trataba de alcanzar la sartén en la estufa y buscaba el cielo para encontrar lo necesario en la alacena. El viejo, observándola y sin conmoverse por los afanes de su mujer, sentenció: “Tú nunca vas a morir. Al paso que vas simplemente vas a desaparecer” (refiriéndose a la fuga de centímetros óseos). La mujer, igual que siempre, no dijo nada. Y como ya se sabe que los tiranos tienen la capacidad de conocer certeramente lo que les sucederá a las personas que tienen bajo su control, la anciana continuó reduciéndose hasta que hubo un instante en que hizo ¡plop! Desapareció. Luego el viejo se volvió loco al verse en su infinita soledad e impotencia.
Sin el otro no hay poder. Se esfuma la víctima, se esfuma el tirano

LA COMEZÓN DEL SÉPTIMO AÑO: tienen bajo su control, la anciana continuó reduciéndose hasta que hubo un instante en que hizo ¡plop! Desapareció. Luego el viejo se volvió loco al verse en su infinita soledad. Sin el otro no hay poder. Se esfuma la víctima, se esfuma el tirano.: Un hombre maduro, casado y con hijos, conoció a otra mujer de la que se sintió enamorado desde la primera palabra. “¿Por qué no nos conocimos antes?”, se lamentó. En ese instante se escuchó un gran estruendo en el cielo: El tiempo involucionó siete años. Regresada la mocedad, aquél se casó con la mujer de la que se había sentido enamorado estando casado. Tuvo otra vida y otros hijos. Y al llegar a los siete años de matrimonio conoció a otra mujer de la que se sintió enamorado desde la primera palabra. Y se lamentó: “¿Por qué no nos conocimos antes?” Esa mujer era la misma que en la otra dimensión había sido su esposa. Por eso el tiempo, harto de los caprichos de los humanos, nunca vuelve atrás.