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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 25 de marzo de 2017

El TINTE RUBIO Y BOSÉ

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Los rayos del sol me abrazan tibios. Me reconfortan. Por la mañana, camino solitaria por la calle Álvaro Obregón de la Colonia Roma, en la ciudad de México. Es un domingo luminoso y en los últimos cuatro años he hecho ese recorrido muchas veces. Veo las esculturas, los viejos árboles, los pájaros de los que desconozco sus nombres. Veo muchas personas paseando a sus perros; sobresalen los pug. Un artista dibuja sentado en una banca. Los comensales de los restaurantes hablan francés, inglés, alemán y otros idiomas que no logro identificar.  Veo los puestos de ropa, de tacos sudados y de los no sudados, las carretillas en la esquinas vendiendo fruta. Gente que viene hablando “sola” con los audífonos al oído. 
         Mientras observo, recuerdo la alegría de la noche anterior. Mi hija, Carolina,  en complicidad con su padre y debido a que cumplo años en febrero, me regalaron un boleto para ir a un concierto de Miguel Bosé  en el auditorio Nacional el dieciocho de febrero. Ellos saben que soy fanática de Bosé desde mi adolescencia. Pero sólo había estado en un concierto de él en Torreón, hace seis años en el Coliseo, que por cierto esa vez fue caótico; uno tenía que entrar a empujones. No sé cómo es ahora pero esa vez fue muy desagradable y demasiado caro para un lugar tan incómodo. En cambio mi hija y yo llegamos al Auditorio y todo fue organizado con mucha civilidad. Tomamos nuestros asientos y el concierto comenzó puntual, a las 20:00 hrs. Esa noche se me perdieron treinta años: canté  hasta enronquecer; bailé hasta que me dolió la cintura. Unos días antes alguien me había dicho en tono irónico, ¿acabas de ir a ver a la mezzosoprano Elīna Garančay y ahora vas a ver a Bosé?  Y yo pregunté si mi cerebro se puede extasiar sólo por lo clásico; mi cerebro tiene muchos compartimentos. Bosé me crea sentimientos de nostalgia y alegría: “Porque la música y los olores son los únicos que atrapan, genuinamente, los recuerdos”, dijo. También nos trajo reflexiónes, usa sus conciertos para llevar mensajes de paz. Hubo un momento en que, ante un Auditorio Nacional de lleno total, comenzó hablar del tinte rubio, que a las mujeres se nos veía bien, pero que cuando los hombres lo usaban les trastocaba el pensamiento y los hacía querer construir muros y expulsar inmigrantes. Habló de sus cuatro hijos y del deseo de dejarles un mundo mejor luchando por la paz: “La paz se construye dentro de muchos frentes y uno de ellos es la solidaridad; se trata de ser generosos y compasivos”. Sí, esa noche me volví loca con Lobo estepario: “Mi corazón, salvaje y estepario/ lamió poemas caídos de tus labios”, esta canción, seguramente a todos nos recordó a su joven sobrina Mimba Bosé, recientemente fallecida por cáncer de mama; él cantaba esa canción con ella. Después de muchos gritos, el concierto terminó con “Te amaré”: “Con la paz de las montañas te amaré/ con locura y equilibrio te amaré / con la rabia de mis años/ como me enseñaste a ser/ con un grito en carne viva te amaré…” Bosé y yo hemos envejecido, él se ve un poco cansado y yo también, pero él se ha vuelto  un ser místico.
         Ahora, después de los ecos del concierto Bosé, escribo este texto y confirmo: los albañiles me persiguen. Estoy en un tercer piso del edificio donde vive mi hija. A través de la ventana se cuelan sus gritos. Construyen lo que yo creo serán departamentos. Me divierto escuchando su  lenguaje lleno de improperios. Ellos cantan a coro. “Yo sentí que mi vida se perdía en un abismo profundo y negro como mi suerte/ quise hallar el olvido al estilo Jalisco./  Pero aquellos mariachis y aquel tequila me hicieron llorar…” Dejan caer material desde lo alto y más de uno lanza un alarido fingiendo que le cayó encima. De todos lo que he oído, estos son los únicos que hablan inglés, good morning, thank you very much, give me the Shovel, we will have a lunch. Yo me quedé pensando que el tinte rubio estaba haciendo sus efectos y que ahora los albañiles mexicanos son: repatriados y bilingües.


sábado, 11 de marzo de 2017

EL MURO O EL APRENDIZ DE MERLÍN


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Este texto es una contradicción: Me siento saturada de escuchar y leer en todos los medios de comunicación, sobre Donald Trump, pero por otra parte no puedo evitar escribir sobre el famoso muro que el presidente gringo quiere construir entre México y Estados Unidos.
         En principio, me llama la atención que haya cientos de artículos escritos sobre el tema y que varios de ellos se titulen: “El muro de Merlín”. Es normal que éste sea el destello primario que se nos ocurra, porque la idea del muro de Berlín está en la memoria colectiva; recordemos que éste duró 28 años (de 1961 a 1989) y que volvió a Alemania, en occidental y oriental; la representación del mundo dividido en dos extremos: uno capitalista y el otro comunista. Luego, los periodistas, aludiendo a este muro, le cambiaron la B por la M para traer a Merlín, el mago más famoso de la historia. Comparan a Trump con Merlín, el ilusionista, el embaucador, el que “atrae a los humanos al lado oscuro que todo hombre guarda” y porque, de acuerdo a lo que he leído, este muro es muy difícil de construir; Trump tendrá que ser un verdadero mago para hacerlo o al menos deberá crear la ilusión de que allí va a estar. La construcción del muro fronterizo, fue una de las promesas de campaña que, en parte, lo hizo ganar la presidencia. Ha exaltado de tal forma el nacionalismo (en un país de inmigrantes) que muchos lo han comparado con Hitler.  Sin embargo, cumplir su promesa, enfrenta grandes problemas. No se trata de dinero, sino por el uso de suelo, ya que los dueños de esas tierras no quieren vender. También está lo que aseguran los ecologistas: traerá desastres ambientales, por la fauna y flora que transita sin visa y porque se perdería el cauce natural del rio Bravo (Grande) y con las lluvias se provocaran grandes inundaciones en ambos países. 
         ¿Servirá de algo hacer una muralla como se hizo la china? (guardando las debidas proporciones), aquélla, que contaba más de 21 mil kilómetros de extensión y que no evitó la invasión de los mongoles a China. Ahora esta muralla se considera una de las maravillas modernas del mundo y es uno de los lugares turísticos más visitados. No cumplió su objetivo, pero durante su construcción (de miles de años) murieron más de 10 millones de chinos. Nuestra muralla o muro gringo tiene como objetivo evitar la  invasión pacifica de los mexicanos y otros latinos pobres, excepto los argentinos que no necesitan visa, pero no sabemos en qué terminará.
Al principio se podría creer que traería beneficios también para los mexicanos. En un mundo ideal, el muro haría que nuestro gobierno resolviera cómo ofrecer empleos a sus gobernados y que ellos (gobierno) tendrían que robar menos para evitar que se colapsara la economía por la disminución de las remesas de dólares. Pero eso es difícil y lo más seguro es que en México, al no contar con las fuentes de empleo gringas, aumentaría la delincuencia. Por otra parte, el muro evitaría las muertes de los indocumentados que fallecen deshidratados, por inanición e incluso por balas de la patrulla fronteriza o de los dueños de ranchos. Se evitaría el abuso de los llamados polleros y no pasarían las armas de allá para acá, pero, en cambio la droga se quedaría aquí.

         El muro ya está construido en una tercera parte, fue una iniciativa de la administración de Bill Clinton en 1994, hace 22 años. Primero fue en la frontera de Tijuana-San Diego, “El muro incluye tres barreras de contención, iluminación de muy alta intensidad, detectores de movimiento, sensores electrónicos y equipos con visión nocturna conectados a la policía fronteriza estadounidense, así como vigilancia permanente con camionetas todoterreno y helicópteros artillados. Existen otros tramos de muro en los estados de Arizona, Sonora, Nuevo México, Baja California”. Son 1123 km. construidos, lo que significa que faltan casi dos mil kms. No sabemos cuánto llegará a ser realidad de todo lo que firma el actor del programa televisivo “El aprendiz”, que quizá sólo sea un aprendiz de Merlín. No sabemos.