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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 25 de abril de 2015

VOLUMINOSOS


En un mitin, un grupo de maestros protestaban por los bajos sueldos que recibían. Traían pancartas y camisetas con una denuncia: “¡Tenemos hambre!” Las letras en sus camisetas aparecían deformes, ensanchándose en cada voluminoso abdomen. El gobernante, blanco de los gritos de “tenemos hambre”, sólo murmuraba: ‘Sí, se nota, se nota’”. La anterior es una imagen cada vez más frecuente en México. Antes, la palabra pobreza se asociaba siempre con cuerpos enflaquecidos, ahora, no necesariamente.
En esta época de paradojas, es extraño escuchar la noticia de que México tiene 50 millones de pobres y en contraparte asegurar que el 70 % de la población padece sobrepeso.  Es decir, de 112 millones, 56 de éstos son pobres pero 78.4 millones tiene sobrepeso u obesidad. Las cifras parecen contradictorias, ¿por qué un gran porcentaje de la población pobre es obesa si para comer se necesita dinero? Desde luego, la pobreza de los mexicanos no sólo es cuestión de comida, lo es también porque no tienen los servicios básicos de agua potable, luz eléctrica; además de que carecen de educación y una vivienda digna.
En los últimos años, México enfrenta un serio problema de salud pública debido al aumento de peso de sus habitantes. Sí, nos hemos vuelto muy voluminosos, ocupamos más lugar en el espacio porque tenemos más masa corporal. Aunque se ha dicho que somos el país más obeso del mundo,  no es así, pero eso no significa ningún alivio. De manera decreciente estos son los diez países más obesos: Estados Unidos,  China, India, Rusia, Brasil, México, Egipto, Alemania, Pakistán, Indonesia. Nos encontramos en el sexto lugar, es curioso que países pobres compartan el mismo problema de otros que son ricos, como Estados Unidos o Alemania. ¿Qué está pasando? ¿Por qué los países pobres también comen en exceso? Establezcamos que son pocas las personas que tienen problemas endocrinos o metabólicos que favorecen la obesidad, de manera que en casi todos los casos se trata de que hay sobrealimento; se come más de lo necesario, independientemente del origen de sus calorías, ya sea carbohidratos, proteínas o grasas. Por supuesto la dieta del mexicano está  basadas en carbohidratos (refrescos, pan, tortilla, arroz y frijoles) que son los que más fácil hacen engordar; comemos pocas frutas y verduras.
Pero, qué está haciendo el gobierno de México para mejorar las cifras de la epidemia de obesidad. Bueno, han implementado campañas para quitar la comida llamada chatarra de las escuelas, en las instituciones de salud están pesando a los pacientes y les sugirieren bajar de peso dándoles un esquema de alimentación y ejercicio.
Sin embargo, otra de las causas del sobrepeso es el sedentarismo. Las personas ya no quieren moverse, los niños están metidos en la computadora o en la televisión y ya no salen a correr.  Por eso es indignante que el gobierno de Enrique Peña Nieto esté regalando televisores a las personas. Al parecer la televisión es el símbolo de su sexenio, (visto por varios ángulos). Claro, la gente está muy contenta. Pero, no sería preferible mejorar las condiciones de empleo, favorecer la estabilidad del país y establecer la educación como una prioridad. Eso, sabemos, no será posible en este sexenio.
Si bien es cierto, la obesidad es un problema que surge de manera individual. Ni modo de que se culpe al gobierno de que tal o cuál persona sea obesa. Pero, es importante difundir medidas preventivas y terapéuticas, así como crear  centros deportivos; que en las escuelas sea realmente importante la materia de educación física y  que se apoye al deporte amateur. Porque cada vez que se descubre que algún  joven tiene habilidades para algún deporte se topa con que a nadie le interesa apoyarlo, en ese sentido deben ser los subsidios, no regalando televisores.

El problema de obesidad hará gastar a los gobiernos más de lo que se pueden imaginar. No habrá dinero que alcancé para curar las enfermedades derivadas de la obesidad como diabetes, hipertensión, cáncer, por mencionar las más frecuentes. La obesidad, un problema voluminoso.

miércoles, 22 de abril de 2015

LA OTRA CARMEN


Resultado de imagen para carmen salinasEn las últimas semanas, en México se habla mucho de dos mujeres de nombre Carmen, entre ellas no hay muchas coincidencias. Más bien, parecieran ser la antítesis, una de la otra. La primera, Carmen Aristegui, de 50 años, periodista inteligente, Lic. en Comunicación por la UNAM; ha exhibido la corrupción de políticos (especialmente del PRI), por lo que la han tratado de censurar, y, aunque no con mucho éxito, sí la han castigado quitándole el atractivo sueldo que recibía de la empresa MVS. Esta Carmen ha provocado discusiones apasionadas en todos los medios de comunicación. Unos en contra, otros a favor. Y está la otra Carmen, la de 81 años, la que, debido a su incursión a en la política mexicana, ha desatado la burla, tanto de profesionales del periodismo como de legos. Carmen Salinas es originaria de Torreón, Coahuila, en donde hay una calle que se llama como ella. Inició su educación primaria en la escuela “Alfonso Rodríguez”, pero no la terminó; en entrevista para El Siglo de Torreón, el 10 de octubre de 2010, declaró: “A duras penas llegué a tercero de primaria y miren hasta dónde he llegado”. No obstante, su poca instrucción no le ha impedido tener éxito como comediante, actriz de películas y telenovelas, productora teatral, y ahora, candidata a diputada federal plurinominal por el PRI. Lo que habla de que no es tonta. Claro, no habrá que juzgar su inteligencia preguntándole sobre cuáles libros han marcado su vida, probablemente no  existan.

¿Qué motivó a César Camacho, presidente del PRI, para invitar a esta octogenaria a ser diputada?: Se trata de su popularidad, sólo de eso. Una ración más de circo. No creo que hubiera pensado que Carmen Salinas fuera aportar disertaciones brillantes entre los diputados... Leer artículo completo

sábado, 11 de abril de 2015

BORGES, JUNG Y EL I CHING


I Ching

Entre los estantes de filosofía de una librería, encontré el Libro de las mutaciones también conocido como I Ching, Yi Ching, Jiying o I King, para muchos se trata sólo de un texto esotérico de utilidad adivinatoria pero para otros es un libro de sabiduría milenaria. En esta edición, traducida del chino al alemán por Richard Wilhelm y del alemán al español por D.J. Vogelmann, me sorprendió ver que contenía un prólogo del psiquiatra suizo Carl Gustav Jung y una poesía del escritor argentino Jorge Luis Borges. La sorpresa me vino porque el esoterismo es despreciado por muchos científicos y literatos, ya que lo consideran charlatanería y propio de ignorantes; una contradicción a ese pensamiento es que Borges y Jung estén juntos en esta edición argentina, publicada por Editorial Hermes en 1960. Supongo que al pasar de los años, algunos aceptamos que el misterio es parte de la vida y que, nos guste o no, la magia está allí, porque no podemos explicar el Universo. Tal vez, algún día sea revelado el secreto de la vida, la muerte y el Universo, el caso es que hasta ahora se han tratado de explicar religiosa y científicamente, pero ni uno ni otro han convencido del todo.
         La participación de Borges fue a petición de Vogelmann con los versos que tituló: “Poema para la versión del I Ching de Richard Wilhelm” y habla de lo irremediable que es el pasado pero también de lo inevitable del futuro, considerando que en el presente somos ya lo que fuimos y lo que seremos para después llegar a la inevitable fatalidad, dice así: El porvenir es tan irrevocable/ Como el rígido ayer. No hay una cosa/ Que no sea una letra silenciosa/ De la eterna escritura indescifrable/ Cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja de su casa ya ha vuelto./Nuestra vida/ es la senda futura y recorrida./ El rigor ha tejido la madeja./ No te arredres. La ergástula es oscura,/ La firme trama es de incesante hierro,/ Pero en algún recodo de tu encierro/ Puede haber una luz, una hendidura./ El camino es fatal como la flecha./ Pero en las grietas está Dios, que acecha.
         El prólogo de Carl G. Jung es extenso y al principio, a manera de disculpa, aclara que él no es especialista en cultura china: “Como no soy sinólogo, una presentación del Libro de las mutaciones preparada por mi habrá de ser un testimonio de mi experiencia personal…” Explica lo difícil que es para la mente occidental comprender la cultura oriental y, específicamente, la cultura china, habla de las diferencias en la percepción del azar o la casualidad y de cómo nosotros pensamos más en la causalidad. El I Ching se usa para el arte adivinatorio lanzando palillos o monedas que dan un número de donde surgen las direcciones de los textos (hexagramas) que proporcionaran el consejo solicitado, generalmente, la comprensión es fácil. Para su prólogo, Jung, jugó consultando al I Ching como si la propia obra fuera un personaje; le preguntó el “dictamen sobre su situación actual” el libro hablaría sobre la importancia de su presentación en occidente. En la interpretación de Jung el I Ching arroja las siguientes ideas: “Contengo alimento (espiritual). Y en vista de que participar en algo grande siempre despierta envidia, el coro de los envidiosos es parte del cuadro (…) pero su enemistad es en vano la riqueza del I Ching está asegurada…” El oráculo no se equivocó, este método adivinatorio es de los más visitados, desde que se creó hasta la actualidad, las consultas van desde problemas amorosos hasta el planteamiento de estrategias de guerra.

         El I Ching puede ser leído como filosofía o literatura china, pero para la mayoría es un ser animado en el que se manifiestan “agentes espirituales”. Esta obra tiene una antigüedad de más de tres milenios, fue escrito mil doscientos años antes de Cristo. Se considera de origen taoísta pero una parte se le atribuye a Confucio, de manera que no se sabe claramente quién lo escribió. Es un libro lleno imágenes poéticas y sentencias sabias. No tiene una cronología que nos haga mantener el interés para leerlo de manera lineal. Entonces, hablo de un libro del que sólo he leído (bien) el prólogo de Jung y el poema de Borges que contiene.