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Fotografía cortesía del Lic. Francisco Salcido |
Del
tiempo más disfrutable de mi vida está cuando me convierto en copiloto de viajes
en coche. Me dejo llevar a algún lugar, mientras observo las montañas, la
sierra, el bosque o el desierto, según sea el destino a cumplir. Voy, carretera
al frente, viendo los mosquitos kamikaze
suicidarse en el parabrisas; voy alucinando con un asfalto que se evapora y haciendo figuras de nubes. Me acerco a la niña que fui y veo todo con novedad.
Una
tarde fría de domingo, mi esposo y yo, nos enfilamos por la carretera que va a
la ciudad de Chihuahua. Él iba a un congreso médico y yo lo acompañaba. El
fluir de mi pensamiento se quedaba en los grandes llanos que recorríamos sobre
una autopista llena de baches. Después de casi cuatro horas y seis casetas de
cobro, llegamos de noche a la ciudad donde fue fusilado el independentista Miguel
Hidalgo. Y, como no
sabíamos dónde quedaba el hotel Soberano, mi esposo puso a funcionar el GPS de
su teléfono celular. Entonces yo, divertida, oía la voz de una española ordenando:
“Dirígete al suroeste” y el dueño del GPS respondía con la misma entonación: “Joder,
¿y hacía dónde queda el suroeste?”. Otras, la española daba el aviso: “Gira a la
derecha” a lo que se le contestaba: “¡Qué está cerrao por reparaciones, gilipollas!”.
Así, entre ostias y jolines, pronto llegamos al hotel.
La
mañana siguiente, previo desayuno, sentada en el lobby del hotel esperaba el
camión que nos llevaría, a mí y a los acompañantes que provenían de todo el
país, a conocer la ciudad. Leía el periódico. Un señor se acercó y amablemente
me pidió la sección local. En seguida él les mostró, a dos jóvenes que lo
acompañaban, las imágenes en el periódico de Barrancas del cobre y otros
atractivos turísticos. “¡Miren quedó muy bien el anuncio!”, les dijo. Me
preguntó si yo venía con los del congreso médico; asentí. Me comentó que él lo
iba a inaugurar pues era el Secretario de Turismo de Chihuahua e iba representando
al Gobernador. Le pregunté sobre cómo hacía el gobierno para integrar a los
indígenas a la vida política y social del estado. Me respondió que los
tarahumaras eran muy diferentes a los chabochis (nombre que ellos dan a quienes
no pertenecen a su etnia): “No se preocupan por lo que van a comer mañana, sólo
les interesa el día de hoy. Tienen una concepción diferente de la vida. Dicen: ‘¿Para
qué tengo frío si no tengo cobija?´. Son muy fuertes, algunos son maratonistas de
100 km., hay campeones, hombres y mujeres, que corren con su vestimenta típica
y sus huaraches. Hay una anécdota chistosa que cuenta que por un camino iba un rarámuri
(o tarahumara) al que le dio alcance una camioneta, sus tripulantes le
ofrecieron llevarlo a su destino pero él se negó, diciendo: ‘No, porque llevo
apuro’. Y es que en verdad él llegaría más pronto, tomando atajos. El gobierno
les ofrece educación, por ejemplo, en la Universidad Tecnológica de la Tarahumara
el 50 por ciento de los estudiantes son indígenas; se les dan facilidades de
transporte y albergue”.
Le cuestioné sobre los problemas de alfabetización, me dijo que sólo un 4 % de la población de Chihuahua, era analfabeta. También agregó: “En nuestro estado, trabajamos con tres importantes grupos sociales que tienen sus propios idiomas, usos y costumbres: Los menonitas, los mormones y los tarahumaras”.
¿Qué tan frecuente es el mestizaje entre tarahumaras y chabochis?, pregunté: “Sí, si se da. No es raro ver tarahumaras con rasgos diferentes a los de su etnia y al preguntarles el porqué, contestan: ´pasó geniero´ y es que los ingenieros que construyen los caminos a veces se relacionan con sus mujeres y así también se da el mestizaje.” Me platicó que Chihuahua tiene el récord Guinnes en producción de manzana, sobre la diversidad de su agricultura y ganadería y la gran inversión industrial actual que tienen. Luego, el Lic. Francisco Salcido Lozoya, Director de Turismo de Chihuahua y yo, nos despedimos.
Le cuestioné sobre los problemas de alfabetización, me dijo que sólo un 4 % de la población de Chihuahua, era analfabeta. También agregó: “En nuestro estado, trabajamos con tres importantes grupos sociales que tienen sus propios idiomas, usos y costumbres: Los menonitas, los mormones y los tarahumaras”.
¿Qué tan frecuente es el mestizaje entre tarahumaras y chabochis?, pregunté: “Sí, si se da. No es raro ver tarahumaras con rasgos diferentes a los de su etnia y al preguntarles el porqué, contestan: ´pasó geniero´ y es que los ingenieros que construyen los caminos a veces se relacionan con sus mujeres y así también se da el mestizaje.” Me platicó que Chihuahua tiene el récord Guinnes en producción de manzana, sobre la diversidad de su agricultura y ganadería y la gran inversión industrial actual que tienen. Luego, el Lic. Francisco Salcido Lozoya, Director de Turismo de Chihuahua y yo, nos despedimos.
El miércoles
emprendimos el regreso a Torreón por la carretera vendedora de miel,
piñones, nueces y baches... Mi cabeza quedó llena de historia, rodeo, baile country, Orquesta Sinfónica de la UACH y
también, llena de ganas de que mi ciudad fuera limpia y con automovilistas
amables.