¿La levedad o el peso? ¿el alma o
el cuerpo? ¿el espíritu o lo materia? Habremos de buscar la luz para luego sentirnos
deslumbrados por su intensidad, e igual que en la oscuridad, irremediablemente ciegos
estaremos. De todas formas nos quemamos: con el hielo indiferente o con el
fuego apasionado. Por eso Parménides asegura que: “Todo mundo está dividido en
principios contradictorios”. Es muy cierto. Cargaremos, sin remedio, con “la
insoportable levedad del ser”.
La insoportable
levedad del ser (1985), una novela que fue llevada al cine en
1988; la obra más conocida del escritor checo Milan Kundera (1929), es una historia donde la duda asalta a la
religión, la filosofía, el amor, la fidelidad, el comunismo, la política; la
vida. El amor entre Tomás y Teresa. Él, un brillante neurocirujano de Praga, que
es obligado a cambiar el bisturí por un trapo que le sirve para limpiar
escaparates. Una humillación que le vino tras la publicación de un artículo que
analizaba la culpa de Edipto. La tesis de Tomás circundaba los cuestionamientos
sobre qué tan culpable era Edipo, si ignoraba (en el momento de los sucesos)
que había matado a su padre y que su esposa era en realidad su madre. ¿La
ignorancia libera la culpa? ¿por qué, entonces,
Edipo se castiga dejándose ciego?. Tomás busca la levedad, se libera del
compromiso de un hijo y una esposa. Descubre la ligereza del limpiador de
vidrios. Qué le puede preocupar, acaso qué dejó una manchilla en el cristal. En
cambio, cuando algo no marchaba bien en el quirófano; el peso provocaba
angustia. Ser limpiaescaparates es estar de vacaciones. Eso parece. Pero a los
tres años de recreos, todo igualmente se vuelve carga. Tomás, un hombre que
tuvo relaciones sexuales con muchísimas mujeres. Aquél que nunca podía dormir
con sus amantes: “hacer el amor con una mujer y dormir con ella son dos
pasiones no sólo distintas sino contradictorias”. Sin embargo encontró una
joven con quien logró satisfacer ambos deseos: Teresa, una camarera que se
transformó en una magnifica fotógrafa de soldados invasores. Ella, la eterna
celosa.
La
insoportable levedad del ser es una obra en la que se puede ver la
influencia que ejerce la vida política de una nación en la intimidad y las
decisiones personales. Habla de la tristeza de un pueblo que siente
remordimientos y vergüenza por haber permitido la entrada a los invasores. La
Praga de 1968 asaltada por Leonid Brezhnev,
el soviético que borró de sus calles los nombres de los héroes
nacionales para inscribir la de los nuevos dueños rusos. Los moradores de la
nación ocupada, que inexorablemente se entregan a la borrachera de la debilidad
y sienten atracción por el vértigo, por la fatalidad. Todos unos desamparados,
y a la vez todos queriendo compadecer a alguien.
Una
novela en donde el tiempo transcurre en forma circular, no lineal, porque el narrador, un espectador omnisciente,
vuelve a pasar, una y otra vez, por los mismos espacios, por los mismos
pasajes, pero en cada ocasión los ángulos visuales son diferentes. Describe un
hecho en el que se ven los protagonistas desde la visión del narrador. Luego,
retoma dicho pasaje pero desde el punto de vista de uno de los protagonistas y
así. De esa forma nos enteramos de las diferentes sensaciones que provoca un
solo suceso en cada uno de los personajes y en el propio narrador, mismo que en
ocasiones se expresa libremente como autor y nos explica cómo surgió la idea y
la imagen de los seres que habitan su creación.
Milan Kundera
Nació en Brno, Checoslovaquia en 1929, perteneció al partido Comunista checo
pero tras de la invasión a su país por parte de la Rusia comunista y la
publicación de su novela El libro de la risa y el olvido le fue anulada la nacionalidad checa. Se
expatrió en Francia y se nacionalizó francés, aunque la publicación de sus
memorias le permitió la devolución de la ciudadanía checa. Algunos de sus
libros son: La broma, La Ignorancia, La inmortalidad,
Los testamentos traicionados, El libro de los amores ridículos.
La
Insoportable levedad del ser de Kundera
deja claro que: “La grandeza del hombre consiste en que carga con su
destino como Atlas cargaba con la esfera terrestre a sus espaldas”.