Cada uno de los diferentes tipos de insectos tiene
una razón de ser, aunque la mayoría de las veces la desconocemos. Nuestra
relación con los insectos se mueve entre aborrecer a las cucarachas o
maravillarnos con las mariposas. Pensando en esos invertebrados; se compra un
matamoscas, un repelente y un insecticida casa y jardín. De plano se fumiga, o
bien se da el chanclazo o periodicazo. En otra vía, se mira con serenidad una mariposa posada
en una rosa y nos parece imposible imaginar cómo cada año la Monarca vuele
desde Canadá a Michoacán. También, habrá que cuidarse del mosquito Anófeles, por
aquello del paludismo, o del mosquito del dengue o de la mosca Tse-tse por ¾si las moscas¾ aquello
de la enfermedad del sueño. Recordemos los tiempos de La Conquista Española: el
piojo era al tifus, lo que la pulga era a la peste. Vectores de enfermedades
contagiosas. Así, entre roncha, comezón y sueño... fiebre horror asco y
maravilla. No les hemos dado a los insectos el crédito que se merecen. Ya que
han ayudado a ganar guerras y a promover la riqueza de diferentes sociedades.
Ahí tenemos a la misteriosa abeja dándonos la miel. Y qué decir del gusano de
seda (transformado luego en bella mariposa) que durante años nutrió la economía
de China, Japón y algunos países
europeos.
El gusano de
seda, en peligro de extinción, (la seda actualmente casi toda es sintética) le
sirvió de pretexto al escritor italiano Alessandro Baricco (Turín, 1959) para
escribir la novela Seda (1996) que cuenta dos historias ¾o tal vez más¾: la del
comercio del gusano de seda y la historia de un intenso amor. Donde la frase
“intenso amor” no significa amor físico; pasión no significa sexo. Relato que
explica cómo el gusano de seda, sostuvo, en gran parte, la economía francesa en
la segunda mitad del siglo XIX. El gusanillo que deja un valiosísimo capullo al
sufrir la metamorfosis en mariposa. Capullo que las manos vuelven hilo. Hilo
que es transformado en preciosas prendas de vestir, símbolo de riqueza y
elegancia. La prosa, el amor y la seda con las mismas características:
delicadeza, suavidad, brillo y sensualidad. Amor y seda se entregan desde la
mirada. Ambos resbalan con facilidad. Un amor etéreo que influencia a quienes
saben de él.
Hervé Jouncour, el protagonista, es
francés y no tiene hijos. Tiene a Hélene; su mujer, a la que ama. Tiene un
amigo llamado Baldabiou, él que decide su destino ¾el de Hervé¾ de
comprador y vendedor de gusanos seda. A Hervé siempre le fue bien. Pero el día
que él dispuso su camino por sí mismo le fue mal. Y amó a otra mujer.
Intensamente. Con la mirada. He aquí la mirada como acto erótico. La pasión que
lo llevó a África. África ¾dice¾ es un continente cansado. El deseo que lo llevó al fin del mundo
que era China, país del que asegura era invisible. Allí: “La vida que bulle en
voz baja, que se mueve con lentitud astuta”. Eran los tiempos en que Gustave
Flaubert escribía Salombó (1861) y Louis Pasteur investigaba la pebrina.
Pebrina, la enfermedad que afecta a los gusanos de seda y que trajo una
epidemia que casi hunde la industria francesa de la seda.
“Esta no es una novela. Y tampoco
un cuento. Esta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo,
y termina con un lago, que está allí, en un día de viento. El hombre se llama
Hervé Joncour. El lago no se sabe”. Nos dice Baricco sobre su obra. Una narración situada en el siglo XIX pero
divisada desde el siglo XX.
Generalmente cuando leo un libro
intento desentrañar las influencias que el autor ha recibido de otros
escritores y con Baricco no pude precisarlos. Este pequeño libro de ciento
veinticinco páginas expresa los sentimientos de un amor mudo; un sentimiento
hablado visualmente: “mil veces buscó los ojos de ella, y mil veces ella
encontró los suyos. Era una especie de danza triste, secreta e impotente”. La
prosa de Baricco es poética y en ocasiones humorística, tiene un ritmo rápido y
melodioso.
Alessandro Baricco es
licenciado en filosofía y músico de jazz, ha escrito las novelas: Tierras de cristal, Océano mar,
Sin sangre, Homero Iliada. Una obra de teatro Novecento. Los ensayos: Rossini el genio en fuga,
Next, El alma de Hegel y las vacas de Wisconsin. En los últimos años
Baricco se ha revelado como un fenómeno en ventas de su novela Seda y ha
sido traducida del italiano a diecisiete idiomas.