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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 5 de mayo de 2018

VERROEN Y QUÉ BLANCA MÁS BONITA SOY



Resultado de imagen para Qué blanca más bonita soyDolf Verroen es un escritor holandés de literatura infantil; actualmente tiene noventa años. En su página web podemos deducir que se trata de un hombre divertido  que juega con sus pares de lentes, usándolos de todos los colores, dice que los necesitó desde los tres años y que creía que llevar anteojos era una cosa de tontos; ochenta y siete años después, un legado literario y múltiples premios le han hecho cambiar de opinión sobre esta característica física. Pero la característica más sobresaliente de la literatura de Verroen es que aunque escribe para niños su mensaje también va para los adultos. Por eso le llama a sus obras “literatura infantil para adultos”. Digamos que sus libros son como el nuevo cine infantil; se narran historias que llevan dobleces, de tal manera que un niño las ve de un modo y el adulto de otro, pero ambos las disfrutan, aprenden o sufren con ellas. Uno de los libros más sobresalientes de este escritor es Qué blanca más bonita soy, una novela  que retrata de manera convincente lo que fue la esclavitud en el siglo XIX.
Qué blanca más bonita soy se desarrolla en una finca en el campo en donde se siembra té que los esclavos recogen. El tema es, pues, el maltrato atávico hacia la raza negra. La esclavitud vista por una niña que es ajena a las manifestaciones del dolor causado por el rechazo y la cosificación de las personas. Es una historia contada por María, una niña que en su cumpleaños número doce recibe, entre sus regalos, un vestido, unos zapatos, una fusta y un esclavo llamado Koko.  A ella le parece muy natural que le regalen a un pequeño  esclavo de siete años, mientras sus tías lo consideran abominable pues lo propio sería regalarle una esclava, una mujer que pueda darle masajes. A María lo que más le preocupa es no tener pechos: “Cómo serán mis pechos. Quiero unos pechos como los de mamá” “Y sigo sin tener pechos” se queja, una y otra vez; más tarde quiere casarse con su primo Lukas, un hombre mayor que ella.
La narración se centra en describir (con un lenguaje sencillo) la vida de María y su familia europea. Familia blanca y rica que compra y vende esclavos según sus necesidades. Esclavos que desconocen que vienen de África. Ellos sólo saben que llegaron del mercado y que recibirán veinte azotes si intentan escapar. La mamá de María llora todo el tiempo porque su esposo se compró una negra  que es muy bonita, por eso ella la vuelve fea clavándole un tacón en la mejilla. Y en el sustrato de cada línea se va tramando la historia de Lukas con la esclava Ula con la que tiene un hijo “ni blanco ni negro” de eso se percata la niña casi decepcionada. Verroen hace un retrato muy convincente de la esclavitud en donde la crueldad permite que una mujer blanca pueda ahogar a un niño negro sólo porque éste llora: “El niño de mi esclava estaba también siempre berreando… Insoportable, yo le había dicho algo tres veces. Entonces mi paciencia se terminó. Lo cogí. Y lo mantuve un tiempo bajo el agua. Después, el silencio fue definitivo”.
En esta novela, aunque el autor no lo dice directamente, se puede inferir que se desarrolla a mediados del siglo XIX porque la comunicación se da a través del telégrafo y la trasportación es en carruajes; en el epílogo el autor dice que sucedió en Suriname. El libros se lee como prosa pero físicamente se ve como si se tratara de versos. Sin embargo, es únicamente una cuestión visual que (quizá) un autor de literatura infantil como Verroen lo utiliza pensando en hacer más fácil la lectura para los niños y el hecho de que a cada uno de los pasajes les ponga título hace más ligera y comprensible la historia. A pesar de que las escenas son terribles todo está escrito con una maliciosa dulzura. El manejo del tiempo en esta obra es lineal sin ninguna regresión. No hay forma de confundirse. Verroen utiliza la primera persona para contar su historia.