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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

domingo, 18 de diciembre de 2016

PENSAMIENTOS SUELTOS PARA UNA TARDE NECIA


A pesar de que, con toda mi voluntad, me opongo: la gacela me está abandonando. Con huesos álgidos una tortuga, poco a poco, se apodera de mi cuerpo. Sé a dónde se han ido los años: a mis huesos. Tengo la sensación de que he desperdiciado la mayoría de mis días, por eso, y para ver si puedo atrapar el tiempo, me pregunto qué forma tiene éste: ¿Es curvo, en espiral, en línea recta horizontal o vertical? O tal vez sea cierto que es una manta extendida o una telaraña. Soy presente, pasado y futuro y lo único que logro guardar es el pasado que regresa a mi en forma de una esfera en donde están los lugares en los que he respirado, lugares llenos de lo que he sentido en esta vida. Me llega la certeza de que siempre hay que afanarse, hay que trabajar duro, pero nunca alterarnos por el resultado, cualquiera que éste sea. Todo está escrito, me lo ha dicho Borges y yo creo en él:El porvenir es tan irrevocable/ como el rígido ayer. No hay una cosa/ que no sea una letra silenciosa./ la eterna escritura indescifrable/ cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja/ de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida/ es la senda futura y recorrida/ El rigor ha tejido la madeja…”
Camino a través de una tarde necia con la mente desordenada. Estoy sentada en la sala de mi casa. Del lado derecho oigo a George Gershwin con su Rhapsody in Blue. Del lado izquierdo oigo grandes carcajadas que se entremezclan con una cumbia. Otra vez mis oídos compartidos con los albañiles que no terminan la obra de mi vecino “el constructor”. A la derecha llega mi hijo, Eduardo, que dice Gershwin es el mejor compositor gringo.  Muy pronto ha olvidado a Bernstein. Leonard Bernstein es el mejor, luego Gershwin, luego Aaron Copland, luego, tal vez, (sólo tal vez) Leroy Anderson, después el resto... Estoy a punto de decirle que se ponga audífonos para que escuche sólo para él. Sin embargo, ya que quedarían únicamente los ruidos que se cuelan de la calle. Mejor me callo. Se mezclan los sonidos azules de la rapsodia con una cumbia descarada que grita: “Ella necesita, duerma en su cama, sueñe en su almohada, suba a su cuerpo...” Los albañiles se divierten tanto, todo el día gritan, ríen. Los sonidos están por todos lados no puedo aislarme y aguanto la contradicción musical. “Tranquilízate. Todo cabe en un cerebro sabiéndolo acomodar”, me digo.
         Digo que me encuentro en una tarde necia, porque me ha invadido la nostalgia por culpa de un dolor de rodilla. Mi ego se pregunta el porqué. Giramos sin remedio alrededor de la vanidad, como lo expresa el libro de Eclesiastés: “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?. Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece”. Sí, en el fondo, todo es una frivolidad. Por eso me duele darme cuenta que la joven que habitaba mi cuerpo se está yendo. Tenía la ilusión de que volviera, pero no... No han servido los antioxidantes porque bien que me he oxidado y para muestra el ruido de mi rodilla. Quizá sea cierto y todos los tiempos coexisten y la joven que fui ahora viaja en el éter sideral y anda por allí corriendo sin dolores, ni arrugas en los ojos: anda con su pelo largo sin peinar y debería de estar leyendo “Divino tesoro” el poema de Cristina Rivera Garza: “Mi juventud me da lástima y me da rabia y ganas/ de salir corriendo tras sus huellas de perro apaleado,/ cojitranco y hambriento./ Íbamos a vivir toda la vida juntas, dijo./  Me extrañarás, aseveró./ Mi juventud siempre supo más que yo.”

         Y así, como un relámpago, me entra la idea de que a mi edad le faltan muchos años. Recuerdo que la esperanza de vida ha aumentado y que en mi familia casi todos llegan a muy viejos.

domingo, 4 de diciembre de 2016

ADIVINANZAS LITERARIAS (II)


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Sentido del humor
Resultado de imagen para cianuroEn una de mis colaboraciones anteriores escribí sobre las adivinanzas, en esa ocasión intenté recrear, abarcando lo más posible, la historia y simbolismo de la manzana y luego de la ansiedad. Y como dije en esa ocasión, las adivinanzas literarias me parecen un buen ejercicio por lo que continuaré, sólo por esta vez, con tres más. Aunque esta forma de escribir no deja de recordarme las preguntas que se hacen al jugar maratón, esa competencia de conocimientos que algunos jugamos en familia, sentados en los comedores de nuestras casas.
1.- A pesar de que soy un ejemplo de inteligencia, lo común es que las personas crean que mi naturaleza es la estupidez. Por eso hay quienes en mi nombre se ríen de tonterías y ofenden a
Resultado de imagen para ADN los otros de manera vulgar. Hay millones de personas que se divierten de esta forma; cuando, en realidad, mi naturaleza debe ser la ironía sí, pero con elegancia, de tal forma que requiera de un poco de inteligencia del interlocutor y que la risa se contagie como una forma de telepatía con una mirada sutil, con una palabra ambigua, con un gesto inesperado. No se necesitan palabras para hacerme presente, pues el máximo exponente de este sentido, que puede ser silencioso, se apellida Chaplin. Para que me recuerden: El que no tiene nada de mi le llaman amargado y el que tiene demasiado le nombran idiota.
2.- Puedo dar fin a cualquier sufrimiento. Me alojo en las semillas de muchos frutos como en el durazno, la manzana y las almendras. A dosis menores no causó nada pero con dosis mayores he matado a muchos, entre ellos a un poeta saltillense de apellido Acuña y al más grande asesino que ha dado Alemania. El escritor Gabriel García Márquez me usó para el inicio de su novela El amor en tiempos del cólera, por los que les comparto el primer párrafo: “Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años. El refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, inválido de guerra, fotógrafo de niños y su adversario de ajedrez más compasivo, se había puesto a salvo de los tormentos de la memoria con un sahumerio de…”
3.- Vengo de los confines de la creación, los científicos aseguran que antes de que todo ser vivo emergiera de los mares a la tierra, y en el mar mismo, primero fui yo. De allí que exista la certeza de que se creó el huevo y después la gallina y el huevo salió de mí. Aunque todas las religión contradigan este hecho. Puedo ser pulga o piojo; alguna vez fui mamut y dinosaurio. Estoy en algunos virus y en un sinfín de enfermedades transmisibles. El hombre existe por mí, igual que el perro, el árbol o cualquier ser vivo sobre la tierra. En mí, la historia y el futuro. Llevo en mi lenguaje las instrucciones para la vida, la salud, la enfermedad y la muerte. Incluso, aunque no está completamente demostrado, muchos creen que toda conducta la dicto yo. Fui descubierta en el año  de 1944, y en 1962  Wilkins, Watson y Crick recibieron el Premio Nobel de Medicina por la descripción de mi estructura que es de forma helicoidal, como si fuera una escalera de caracol. Soy el escultor de las formas vivas: establezco la anatomía y la fisiología. Soy misterio y  conocimiento. Me replico infinitamente y me mezclo para evolucionar a todas las especies del planeta sean animales, hongos, vegetales o protozoarios. Nunca miento pero me puedo equivocar, por lo que de vez en cuando cometo errores en la anatomía y fisiología, entonces hago que nazcan seres defectuosos. Y si me estudian a conciencia puedo predecir el futuro clínico de las personas.

1.- El sentido del humor. 2.- Cianuro. 3.- ADN: Ácido desoxirribonucleico, molécula que contienen los genes.