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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

martes, 22 de diciembre de 2015

MARIJUANA: CIEN AÑOS DE ILEGAL


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“Hay cantos floridos; que se diga/ yo bebo flores que embriagan,/ ya llegaron las flores que causan vértigo,/ ven y serás glorificado.(…) Ya retumba el tambor: sea el baile: con bellas flores narcóticas se tiñe mi corazón.” Del poema “Monólogos” de Nezahualcóyotl (1402-1472). Es probable que el Rey Poeta hablara de la flor del ololiuqui que contiene ácido lisérgico, un potente alucinógeno, (“las flores que embriagan” es un tema recurrente en la poesía de Nezahualcóyotl). Seguramente nuestros ancestros prehispánicos también se hubieran embriagado con marihuana de no ser porque esta planta, de origen asiático, llegó a México en los primeros años del siglo XVI.
El término marijuana, surgió por primera vez en Sonora, a principios del siglo XX entre los seguidores de Pancho Villa. Después, la marijuana se convirtió en marihuana y mariguana. Aunque tiene muchos nombres el más usado es marihuana. Ésta fue prohibida por primera vez en Estados Unidos alrededor del año 1915. Su ilegalidad se fue extendiendo poco a poco en América y después a casi todo el mundo. Hay muchas versiones del porqué la cannabis, o marihuana, se volvió ilegal. Algunas fuentes aseguran que la “ley seca” estadounidense provocó que las personas optaban por consumir marihuana al ser más barata y fácil de conseguir que el alcohol. Entonces las autoridades estadounidenses se dieron cuenta que el consumo de la esta planta había aumentado y decidieron también hacerla ilegal. Otra corriente dice que fue un acto de discriminación debido a que los negros y mexicanos la consumían. Al parecer a los patrones les disgustaba que sus trabajadores se divirtieran después de las jornadas de la pizca de algodón. Otros dicen que fue porque afecto la industria del papel y el algodón, ya que es muy fácil de cultivar y se puede fabricar ropa y papel a partir del cáñamo o cannabis (la primera edición de la Constitución de los Estados Unidos fue impresa en marihuana).  
Actualmente ninguna de las razones por las que se prohibió la marihuana existen: el alcohol es legal, ahora a los negros se les llama afroamericanos y pueden ser presidentes de Estados Unidos (aunque hayan fumado marihuana) y las fibras sintéticas desplazaron a las fibras naturales. Su penalización no detuvo el consumo y su comercialización ilegal causó altos índices de criminalidad en América Latina. Además, ahora no sólo los jornaleros la usan, sino personas de todos los estratos socioculturales.
Estar a favor de la despenalización de la marihuana no significa estar de acuerdo con las adicciones; la mayoría de las personas están conformes con que el alcohol y el tabaco sean legales, sin que eso implique que no les preocupe el alcoholismo y el tabaquismo. Todas las drogas son dañinas para la salud pero, “el veneno está en la dosis”, dijo Paracelso, con mucha razón.
La Suprema Corte dio la autorización, a cuatro personas, de consumir, comercializar y cultivar marihuana. Ante esto se han radicalizado tanto las posturas que hay quien dice que con la legalización nos volveremos un país mariguano (actualmente son 5.7 millones los consumidores y legal o ilegal, seguirá aumentando) y que la juventud se va a echar a perder y que habrá más esquizofrénicos. En el otro extremo están los que creen que con la legalización de esta planta hará que se desarrollen genialidades  como los del “Club de comedores de hachis” al que pertenecerían: Charles Baudelaire, Víctor Hugo, Alejandro Dumas padre y Honoré de Balzac, entre otros. Creen que habrá más inteligencias como las de otros famosos mariguanos como Carl Sagan o Stephen King. También los hay totalmente fanatizados como los del movimiento  Rastafari, que basado en el versículo bíblico (Apocalipsis 22:2) que dice: “Y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones”, consideran a la marihuana una deidad.
Habrá que ver cuáles son los intereses reales por los que se quiere frenar la legalización de esta droga y qué tanto los narcotraficantes influyen en la no legalización y si la postura de los políticos tiene que ver más con sus intereses personales (políticos y económicos) que por sus convicciones genuinas.  Ojalá que en México no gane la ignorancia y la falsa moral.

domingo, 6 de diciembre de 2015

ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA


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Ahora, más que nunca, es complicado seducir al lector y hacer que éste se mantenga leyendo un libro completo; existen demasiados distractores. Las personas están ojeando, sólo retazos de las grandes obras; en las redes sociales, es frecuente que se cite a autores que cada vez se leen menos, pero que son conocidos por sus frases brillantes. De allí que surja la duda sobre qué escribir. Qué puede ser más atractivo al momento de narrar: qué el escritor se regodeé en la desgracia propia y exalte sus cualidades, o por el contrario, se aleje lo más posible de sí mismo e imagine lugares y situaciones que jamás ha vivido. Resulta misterioso, pues mucho se ha repetido que en literatura lo más importante es el tratamiento de un tema, más que el tema en sí. “Revelar el arte y ocultar el artista es la meta del arte”, escribió Oscar Wilde. El reto de un escritor es trasformar un hecho,  cualquiera que éste sea, hacerlo atractivo e imponerlo al público. Por eso todo mundo podemos escribir, pero escribir bien, sólo algunos lo logran.
Las dos recientes novelas que he leído son: El beso esquimal, del cubano Manuel Pereira y Dos veces única, de la mexicana Elena Poniatowska. Todos los cuentos y novelas de Pereira son autobiográficos y nada de lo escrito por Poniatowska lo es. Lo más cercano a la autobiografía de esta autora lo capté en su novela La “Flor de Lis”,  en estas páginas se describe la vida de una familia aristócrata que vive en París; dos niñas y su madre tienen que huir de Francia a México debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, ya que la madre es mexicana. Existen muchas similitudes entre las protagonistas y la escritora, por lo que se antoja que sea autobiográfica. Sin embargo, a pregunta a expresa, Poniatowska, lo niega. Lo cual indica que aunque existan rasgos similares entre autor y personaje no quiere decir que se haya vivido. En cambio, el novelista y ensayista, Manuel Pereira considera que la mejor forma de escribir es desde las experiencias propias y además dice que en su caso es importante dejar testimonio porque su narrativa también es una denuncia sobre el régimen de los Castro en Cuba.
            Lo cierto es que nadie escribe al cien por cierto de manera testimonial y nadie que intenté huir de sus propias vivencias lo logra por completo. No hay forma de que haya fidelidad. Los recuerdos, sabemos, siempre volverán distorsionados a la memoria. Y ser subjetivo al momento de contar una historia es imposible, pues siempre saldrán, inconsciente o conscientemente, las experiencias del narrador. 
Después de todo, la buena literatura tiene que ver más con el talento de cada quién. Recordemos la obra cumbre de la literatura española. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, nadie piensa que Miguel de Cervantes tuvo que enloquecer y pelear con molinos de viento o enamorarse de una mujer fea y amargosa a la que él veía hermosa y dulce como Dulcinea del Toboso. Desde luego, se podrá buscar la biografía de Cervantes entrelíneas pero lo grandioso de El Quijote, no se podrá entender o explicar solamente por la vida del autor:Las obras de arte son, hasta cierto punto, autómatas y autónomas. Son independientes de quién la creó. Pero uno no debe de estar preocupado por la vida del creador para entender la obra “, como expresó en una entrevista el músico Sergio Berlioz. Igualmente nada le quita lo grandioso (en todos sentidos) a La Montaña mágica de Tomás Mann que mucho tiene de autobiográfico, ya que resultó de las cartas que le enviaba su esposa desde un hospital de Davos dedicado a pacientes tuberculosos e igualmente tomó experiencias de las visitas que el mismo Mann le hacía a su esposa.

Finalmente, lo que vale, sin importar si es realidad o ficción, es cautivar al lector: una tarea complicada.