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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 3 de enero de 2015

CRÓNICA CHABOCHI

Fotografía cortesía del Lic. Francisco Salcido
Del tiempo más disfrutable de mi vida está cuando me convierto en copiloto de viajes en coche. Me dejo llevar a algún lugar, mientras observo las montañas, la sierra, el bosque o el desierto, según sea el destino a cumplir. Voy, carretera al frente, viendo los mosquitos kamikaze suicidarse en el parabrisas; voy alucinando con un asfalto que se evapora y haciendo figuras de nubes. Me acerco a la niña que fui y veo todo con novedad.
Una tarde fría de domingo, mi esposo y yo, nos enfilamos por la carretera que va a la ciudad de Chihuahua. Él iba a un congreso médico y yo lo acompañaba. El fluir de mi pensamiento se quedaba en los grandes llanos que recorríamos sobre una autopista llena de baches. Después de casi cuatro horas y seis casetas de cobro, llegamos de noche a la ciudad donde fue fusilado el independentista Miguel Hidalgo. Y, como no sabíamos dónde quedaba el hotel Soberano, mi esposo puso a funcionar el GPS de su teléfono celular. Entonces yo, divertida, oía la voz de una española ordenando: “Dirígete al suroeste” y el dueño del GPS respondía con la misma entonación: “Joder, ¿y hacía dónde queda el suroeste?”. Otras, la española daba el aviso: “Gira a la derecha” a lo que se le contestaba: “¡Qué está cerrao por reparaciones, gilipollas!”. Así, entre ostias y jolines, pronto llegamos al hotel.  
La mañana siguiente, previo desayuno, sentada en el lobby del hotel esperaba el camión que nos llevaría, a mí y a los acompañantes que provenían de todo el país, a conocer la ciudad. Leía el periódico. Un señor se acercó y amablemente me pidió la sección local. En seguida él les mostró, a dos jóvenes que lo acompañaban, las imágenes en el periódico de Barrancas del cobre y otros atractivos turísticos. “¡Miren quedó muy bien el anuncio!”, les dijo. Me preguntó si yo venía con los del congreso médico; asentí. Me comentó que él lo iba a inaugurar pues era el Secretario de Turismo de Chihuahua e iba representando al Gobernador. Le pregunté sobre cómo hacía el gobierno para integrar a los indígenas a la vida política y social del estado. Me respondió que los tarahumaras eran muy diferentes a los chabochis (nombre que ellos dan a quienes no pertenecen a su etnia): “No se preocupan por lo que van a comer mañana, sólo les interesa el día de hoy. Tienen una concepción diferente de la vida. Dicen: ‘¿Para qué tengo frío si no tengo cobija?´. Son muy fuertes, algunos son maratonistas de 100 km., hay campeones, hombres y mujeres, que corren con su vestimenta típica y sus huaraches. Hay una anécdota chistosa que cuenta que por un camino iba un rarámuri (o tarahumara) al que le dio alcance una camioneta, sus tripulantes le ofrecieron llevarlo a su destino pero él se negó, diciendo: ‘No, porque llevo apuro’. Y es que en verdad él llegaría más pronto, tomando atajos. El gobierno les ofrece educación, por ejemplo, en la Universidad Tecnológica de la Tarahumara el 50 por ciento de los estudiantes son indígenas; se les dan facilidades de transporte y albergue”.
Le cuestioné sobre los problemas de alfabetización, me dijo que sólo un 4 % de la población de Chihuahua, era analfabeta. También agregó: “En nuestro estado, trabajamos con tres importantes grupos sociales que tienen sus propios idiomas, usos y costumbres: Los menonitas, los mormones y los tarahumaras”.
¿Qué tan frecuente es el mestizaje entre tarahumaras y chabochis?, pregunté: “Sí, si se da. No es raro ver tarahumaras con rasgos diferentes a los de su etnia y al preguntarles el porqué, contestan: ´pasó geniero´ y es que los ingenieros que construyen los caminos a veces se relacionan con sus mujeres y así también se da el mestizaje.” Me platicó que Chihuahua tiene el récord Guinnes en producción de manzana, sobre la diversidad de su agricultura y ganadería y la gran inversión industrial actual que tienen. Luego, el Lic. Francisco Salcido Lozoya, Director de Turismo de Chihuahua y yo, nos despedimos.

 El miércoles  emprendimos el regreso a Torreón por la carretera vendedora de miel, piñones, nueces y baches... Mi cabeza quedó llena de historia, rodeo, baile country, Orquesta Sinfónica de la UACH y también, llena de ganas de que mi ciudad fuera limpia y con automovilistas amables.