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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 31 de enero de 2015

TODOS LOS AMORES SON RIDÍCULOS (Parte I)


 El libro de los amores ridículos del checo Milan Kundera habla sobre el arte de la seducción y de cómo el hombre y la mujer luchan por establecer un mercado amoroso que sitúe su ego en la más alta plusvalía. Con esta obra puedo deducir que, de una o muchas formas, todos los amores son ridículos y factibles de negociaciones. Para asegurar el aspecto negociable recurro a Philip Koter que define la mercadotecnia como: “El proceso social y administrativo por el que los grupos e individuos satisfacen sus necesidades al crear e intercambiar bienes y servicios”. Y para defender la ridiculez del amor está el libro de Kundera. El amor es un bien y el sexo es un servicio y ambos son necesidades que hay que satisfacer, de allí surge el mercadeo que visto por terceros resulta, casi siempre, risible. Aunque este escritor nunca menciona la idea de la transacción mercadotécnica, como lectora observo el regateo emocional entre los protagonistas de estos siete relatos. Desde luego, no se trata de un vulgar convenio monetario (que puede darse) sino del trueque de otras posesiones como belleza, juventud, candor, malicia, fama, poder, prestigio, experiencia, conocimiento e inteligencia, valores que confunden a los comerciantes y consumidores (ambos en uno solo) porque éstos son de gran volatilidad.
         En el relato “Nadie se va a reír”, un profesor universitario es amante de Klara, una muchacha trece años más joven que él. La historia se desencadena cuando, al también crítico de arte, le piden escribir su opinión sobre un ensayo mediocre, pero el profesor se niega a hacerlo. En torno a este hecho se da la pérdida de su amor. El enamorado de Klara afirma: “me gustaba; era hermosa; yo disfrutaba de que la gente nos mirase cuando íbamos juntos”. Belleza por prestigio; las monedas cambiaras. La joven obtenía satisfacción al ser parte de la vida de un prominente intelectual y obtenía la ilusión generada por las promesas de su amante de convertirla en modelo, siendo costurera. Después el profesor pierde el prestigio, el trabajo y, por supuesto, a Klara. Para la chica aquel hombre atractivo deja de serlo y lo traiciona. Es ridículo porque el protagonista principal cuenta muchas mentiras para evitar decir otra mentira que para él es mayor, porque significa la infidelidad a sí mismo. Halagar o destrozar un bodrio literario de un seudointelectual, de cualquier modo le representaba pérdidas. “Tú crees que todas las mentiras son iguales y parece que tuvieras razón. Pero no la tienes”; ninguna mentira vale lo mismo que otra e igualmente hay disparidad en el valor de cada verdad. Así, las variables de la ecuación amorosa cambian, y por lo tanto, el resultado es la ruptura.
         En “Symposion” una historia sobre médicos, presenta una parodia de El banquete de Platón (el mismo escritor así lo explica en su libro de ensayos El arte de la novela). Una enfermera, una doctora y tres doctores, están de guardia en el hospital; se reúnen, toman vino y discuten sobre el amor. Después, una alocada enfermera comienza un baile grotesco en el que simula un striptease. Es aquí donde se habla de que: “el erotismo no es sólo un deseo del cuerpo, sino también un deseo de honor […]  en el erotismo buscamos la imagen de nuestro propio significado e importancia”. De allí que se anhele encontrar con quién suplir nuestras carencias, queremos sentirnos honrados; ambicionamos ser, a través de la persona que deseamos.
En esta historia, dos hombres sienten que la enfermera Alzbeta de hermoso cuerpo y cara, decididamente, fea, los desea. Uno de ellos cree que ella es capaz de suicidarse porque él la rechazó, aunque el intento de suicidio es en realidad un accidente. Aquí, los cuentos que cada quién se cuenta para darse importancia. Luego, salen a flote las ganancias de los involucrados. Todos ganan.
En los personajes de El libro de los amores ridículos, observamos cómo la inconsciencia está al servicio de un destino que creemos poder manipular. Así, el amor es la más engañosa de las necesidades; se juega al amor, se gana o se pierde, pero aún en la pérdida del juego, éste provoca cierta satisfacción.
TODOS LOS AMORES SON RIDÍCULOS (PARTE II)
En El libro de los amores ridículos, igual que en la novela La insoportable levedad del ser de Milan Kundera, las historias se desarrollan en el desacuerdo en torno al régimen comunista, pero también, en cómo quebrantar la monogamia. Los personajes masculinos, especialmente, son incapaces de ser fieles. El deseo de huir de la dictadura gobernante se aplica, además, a quien no acepta la tiranía de amor. Así, los seductores gritan su libertad a través de la sexualidad: “La erección es una insurrección, el cuerpo excitado altera los dictados del orden establecido” como dice Pascal Bruckner en su ensayo Las paradojas del amor. Los personajes de Kundera abrazan sus instintos para obtener la libertad. Aunque, el acto sexual es importante siempre y cuando no se haya conseguido, porque una vez consumado pierde relevancia, hasta que surge de nuevo la necesidad; como cualquier instinto que atrae la atención sólo en la insatisfacción, es decir, sólo si no ha sido atendido.
La energía de los protagonistas se dirige al juego de la seducción que termina en un acto sexual sin consecuencias. Entonces, uno entorna la mirada y como mujer se pregunta si no es éste un enfoque meramente masculino y que el escritor checo no tuvo la doble visión de los narradores que han sido capaces de fascinar por su manera de captar la esencia femenina (no únicamente la del hombre) como lo hicieron Gustave Flaubert con su Emma Bovary o Henrik Ibsen con su muñeca Nora e incluso Alejandro Dumas con su Margarita (la de las camelias), por mencionar algunos­­­­. Todas esas mujeres literarias sufren las consecuencias al protestar ante una dictadura sexual moralizada por una sociedad machista. 
Volviendo a la ridiculez de los amores y a la mercadotecnia que se da de manera natural en todas las relaciones. En El libro de los amores ridículos, los amores se cotizan como en todo mercado que está sujeto a la oferta y la demanda. Por ejemplo, en el relato “El Dr. Havel al cabo de veinte años” en el que Kundera retoma a uno de los protagonistas de “Symposion”: Un Dr. Havel envejecido acude por enfermedad a un balneario en donde trata de poner en práctica sus encantos donjuanescos de antaño. Él se deprime al darse cuenta que a nadie estimula, ni aun cuando, ante la masajista del balneario, se apresura a sumir la panza y a expandir el pecho. El doctor no se resigna a dejar de ser un conquistador e intenta poses francamente ridículas que sólo provocan desprecio. Luego, hace que su esposa vaya a visitarlo. Se trata de una actriz bella y famosa, pero, insegura y celosa. Havel busca que lo vean con su hermosa mujer para, de esa manera, subir el precio de sus acciones. Y lo logra. Después de verlo con la actriz las demás mujeres muestran interés por él. Si ese hombre es capaz de tener a tan atractiva señora seguramente es un tipo excepcional. Esa es la lectura de aquellas candidatas. El viejo doctor seguro de su renovada plusvalía suelta la panza, se despreocupa y vuelve al coqueteo con muy buenos resultados.
Sin embargo, las transacciones también se darán en la amistad: “La mujer fea espera lograr algo del esplendor de su amiga más guapa; la amiga guapa, a su vez, espera reflejarse con mayor esplendor si la fea le sirve de telón de fondo; de ahí se desprende que nuestra amistad se vea sometida a continuas pruebas.” Escribe Kundera, al parecer buscamos espejos que reflejen la imagen que mejor nos acomode, si bien, no siempre es la más fidedigna. 

El misterio del amor persistirá pero siempre surgirán las situaciones ridículas y de mercadeo que unirán o destrozarán las relaciones. Baste asomarnos a nuestra propia historia, o más fácil aún, a la historia de otras parejas y tendremos a la vista la ridiculez, desde la cursi costumbre de los apodos hasta los chistes repetidos que no tienen ninguna gracia para terceros. Vayamos a ver a los grandes amores de la literatura a los adolescentes suicidas Romeo y Julieta, al loco de don Quijote y su Dulcinea, aquella mujer robusta que no se bañaba y que olía a ajos y cebollas, al cándido Cándido y su Cunegunda, gruñona, fea y maloliente, y etc.

sábado, 17 de enero de 2015

LOS CUENTOS PROHIBIDOS DE AFANÁSIEV


El libro Cuentos prohibidos rusos, de Alexandr N. Afanásiev (Rusia, 1826-1871) es una colección de relatos cortos que el autor recogió de anécdotas surgidas de la clase media y baja de la Rusia del siglo XIX. A Afanásiev se le conoce también como el “Grimm ruso”, aunque el contenido del libro del que hablaré hoy no se parece a los textos de los hermanos Grimm, pero el resto de su obra sí tiene muchas semejanzas. Sólo un ejemplo: cuándo uno lee el cuento “Basilisa la hermosa” encuentra rasgos de “Blanca nieves” y de “La Cenicienta” con todo y madrasta, hermanastras y príncipe, pero allí la magia la da una muñeca.
Los Cuentos prohibidos rusos fueron escritos entre los años 1855 y 1865, son relatos cómicos, pornográficos y anticlericales, por estos motivos la obra fue censurada en la Rusia zarista; el primer ejemplar se publicó en Ginebra, Suiza, en 1872, un año después de la muerte del autor. “El cuerpo base de la colección de Afanásiev está constituido por cuentos de contenido grosero, erótico”, declara el prologuista Boris Andréievich Uspenski. “Los rusos a menudo hablan de depravación, de vicios, de indecencias… Cuentan todo tipo de relatos obscenos, y al que dice las palabrotas más groseras y hace las burlas más fuera de tono, acompañándolas con gestos groseros del cuerpo, lo consideran el mejor y el más alegre compañero del grupo”, agrega Uspenski citando al viajero alemán Adam Olearius.
En general, se piensa que la literatura pornográfica no trascenderá a su tiempo, pero tenemos como muestra al escritor francés Marqués de Sade (1740-1814) al que muchos llaman escritor erótico, pero hay que hacer la diferencia entre la literatura erótica y la pornográfica. Cuando las relaciones sexuales son descritas con un lenguaje poético, culto y el sexo es implicito, eso es erotismo, pero si la acción sexual es explicita y se mezclan las palabras obscenas, la escatología (me refiero al significado de escatología no en el sentido del destino final de la humanidad, sino en el que abarca la materia y las exhalaciones del final del intestino grueso) y también si el nombre de los genitales no es anatómico o poético sino comparativo con cualquier objeto que se le parezca, eso es franca pornografía. Este es el caso de Cuentos prohibidos rusos, que a diferencia de los relatos de Sade, los del ruso son bastante cómicos. En estas historias no hay límites en las actividades sexuales ya que pueden ser incestuosas o de sodomía o con y entre animales humanizados (prosopopeya): “En el bosque vivía una zorra, más puta que las gallinas. Se iba con todos, fueran osos o lobos. Encuentra al gato y empieza hablar. La zorra dice: Gatofei Ivánovich, tú eres soltero y yo no tengo marido, llévame contigo…” Esto es la representación de la rebelión de la buena conducta; un verdadero grito en el cielo, un válgame Dios. Sin embargo, ya que son cómicos no queda más remedio que la risa, Aunque el tercio último del libro puede cansar porque se vuelven tediosas las historias que tienen una misma estructura y que además, cambiando solamente los personajes, presentan versiones repetidas de las mismas.
Es curioso, en el período que le siguió a la Rusia zarista, con Lenin al mando, se comenzó a condenar a quienes elogiaran el clero. Pero en la época de los zares era prohibido hablar mal de los popes (sacerdotes de la iglesia cristiana ortodoxa) y en este libro los hay degenerados sexuales, corruptos y avariciosos: “Ya se sabe que los popes son por naturaleza codiciosos de los bienes ajenos y nada los hace más felices que echar una buena cagada en la hospitalidad de los demás”. Describe, Afanásiev.
En la edición que leí de editorial A puerta cerrada, (Madrid, 2002) traducida por José V. Garrote, queda claro que el traductor es español pues parte de las palabras obscenas son en el argot de este país, sin embargo respeta otros vocablos como galushki: torta; kóklushka: mujer ucraniana; kokol: hombre ucraniano; matushka: madrecita; bátiushka: padrecito; mijik: campesino; shchi: sopa de col, entre otras. Al final del libro se incluye un glosario de términos.

Es muy atractivo asomarse a la moralidad y sentido del humor de los rusos del siglo XIX y poder comprobar que no somos muy diferentes en estos tópicos. Aunque, ellos con frío y nosotros con calor.

sábado, 3 de enero de 2015

CRÓNICA CHABOCHI

Fotografía cortesía del Lic. Francisco Salcido
Del tiempo más disfrutable de mi vida está cuando me convierto en copiloto de viajes en coche. Me dejo llevar a algún lugar, mientras observo las montañas, la sierra, el bosque o el desierto, según sea el destino a cumplir. Voy, carretera al frente, viendo los mosquitos kamikaze suicidarse en el parabrisas; voy alucinando con un asfalto que se evapora y haciendo figuras de nubes. Me acerco a la niña que fui y veo todo con novedad.
Una tarde fría de domingo, mi esposo y yo, nos enfilamos por la carretera que va a la ciudad de Chihuahua. Él iba a un congreso médico y yo lo acompañaba. El fluir de mi pensamiento se quedaba en los grandes llanos que recorríamos sobre una autopista llena de baches. Después de casi cuatro horas y seis casetas de cobro, llegamos de noche a la ciudad donde fue fusilado el independentista Miguel Hidalgo. Y, como no sabíamos dónde quedaba el hotel Soberano, mi esposo puso a funcionar el GPS de su teléfono celular. Entonces yo, divertida, oía la voz de una española ordenando: “Dirígete al suroeste” y el dueño del GPS respondía con la misma entonación: “Joder, ¿y hacía dónde queda el suroeste?”. Otras, la española daba el aviso: “Gira a la derecha” a lo que se le contestaba: “¡Qué está cerrao por reparaciones, gilipollas!”. Así, entre ostias y jolines, pronto llegamos al hotel.  
La mañana siguiente, previo desayuno, sentada en el lobby del hotel esperaba el camión que nos llevaría, a mí y a los acompañantes que provenían de todo el país, a conocer la ciudad. Leía el periódico. Un señor se acercó y amablemente me pidió la sección local. En seguida él les mostró, a dos jóvenes que lo acompañaban, las imágenes en el periódico de Barrancas del cobre y otros atractivos turísticos. “¡Miren quedó muy bien el anuncio!”, les dijo. Me preguntó si yo venía con los del congreso médico; asentí. Me comentó que él lo iba a inaugurar pues era el Secretario de Turismo de Chihuahua e iba representando al Gobernador. Le pregunté sobre cómo hacía el gobierno para integrar a los indígenas a la vida política y social del estado. Me respondió que los tarahumaras eran muy diferentes a los chabochis (nombre que ellos dan a quienes no pertenecen a su etnia): “No se preocupan por lo que van a comer mañana, sólo les interesa el día de hoy. Tienen una concepción diferente de la vida. Dicen: ‘¿Para qué tengo frío si no tengo cobija?´. Son muy fuertes, algunos son maratonistas de 100 km., hay campeones, hombres y mujeres, que corren con su vestimenta típica y sus huaraches. Hay una anécdota chistosa que cuenta que por un camino iba un rarámuri (o tarahumara) al que le dio alcance una camioneta, sus tripulantes le ofrecieron llevarlo a su destino pero él se negó, diciendo: ‘No, porque llevo apuro’. Y es que en verdad él llegaría más pronto, tomando atajos. El gobierno les ofrece educación, por ejemplo, en la Universidad Tecnológica de la Tarahumara el 50 por ciento de los estudiantes son indígenas; se les dan facilidades de transporte y albergue”.
Le cuestioné sobre los problemas de alfabetización, me dijo que sólo un 4 % de la población de Chihuahua, era analfabeta. También agregó: “En nuestro estado, trabajamos con tres importantes grupos sociales que tienen sus propios idiomas, usos y costumbres: Los menonitas, los mormones y los tarahumaras”.
¿Qué tan frecuente es el mestizaje entre tarahumaras y chabochis?, pregunté: “Sí, si se da. No es raro ver tarahumaras con rasgos diferentes a los de su etnia y al preguntarles el porqué, contestan: ´pasó geniero´ y es que los ingenieros que construyen los caminos a veces se relacionan con sus mujeres y así también se da el mestizaje.” Me platicó que Chihuahua tiene el récord Guinnes en producción de manzana, sobre la diversidad de su agricultura y ganadería y la gran inversión industrial actual que tienen. Luego, el Lic. Francisco Salcido Lozoya, Director de Turismo de Chihuahua y yo, nos despedimos.

 El miércoles  emprendimos el regreso a Torreón por la carretera vendedora de miel, piñones, nueces y baches... Mi cabeza quedó llena de historia, rodeo, baile country, Orquesta Sinfónica de la UACH y también, llena de ganas de que mi ciudad fuera limpia y con automovilistas amables.