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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

domingo, 23 de noviembre de 2014

UN SIGLO REVUELTIANO

El siguiente texto es un fragmento de un ensayo que el maestro Jaime Muñoz, me invitó a escribir con el motivo del centenario del natalicio del escritor durangueño José Revueltas:
1914, fue el año en que comenzó la Primera Guerra Mundial y el mismo que dio a luz a grandes escritores. En México fueron cuatro: Octavio Paz, poeta y ensayista (Cd. de México, 1914-1980. Premio Nobel de Literatura, 1990); Efraín Huerta, poeta (Silao, Gto. 1914 - Cd. de México, 1982); María del Carmen Millán, narradora (Teziutlán, Puebla, 1914 - Cd. de México, 1982. Millán, fue la primera mujer que se integró, como miembro de número, a la Academia Mexicana de la Lengua) y, José Revueltas (Durango, 1914- Cd. de México, 1976).
José Revueltas, llevaba en el apellido y en su cumpleaños (20 de noviembre) la rebeldía como destino; fue cubierto por el polvo resultado del estallido de la Revolución Mexicana y de la Primera Guerra Mundial. Provenía de una familia de artistas. Recordemos a sus hermanos: Silvestre, músico; Fermín, pintor estridentista y Rosaura, actriz, bailarina y escritora. Pareciera que los Revueltas hubieran sido moldeados por una sensibilidad creadora. 
            La vida y obra de José Revueltas, está muy bien sintetizada en el libro de ensayos de Carlos Monsiváis: Escribir, por ejemplo. Allí, el autor le dedica un capítulo titulado: “José Revueltas: Crónica de una vida militante”. Leyendo esa crónica no quedan dudas sobre los rasgos más sobresalientes de la personalidad de este duranguense. Por ejemplo, que fue un comunista e idealista inquebrantable, aunque le decepcionaron Stalin y otros del Partido Comunista Mexicano, por lo que fue expulsado de éste. También, deja clao que siempre fue perseguido por el Gobierno y que fue la causa de que, en cuatro ocasiones, su domicilio particular haya sido la cárcel: La primera, a los 16 años, vivió durante seis meses en la Correccional de Menores del DF, acusado de rebelión, sedición y motín; dos veces estuvo en las Islas Marías: una estancia de cuatro meses en 1932 y otra de diez meses, de mayo del 1934 a febrero de 1935. Y la última aprehensión, cuando fue acusado de ser el ideólogo del movimiento estudiantil del 68, esta vez permaneció dos años y medio en, irónicamente, el llamado “Palacio de Lecumberri”, una de las cárceles más brutales de México, ahora convertida en Archivo General de la Nación. (Aunque popularmente la falsedad de la palabra “palacio” se cubrió agregándole el adjetivo negro: “El Palacio Negro de Lecumberri”.) Es, en éste último encarcelamiento cuando escribió El Apando, novela que fue llevada al cine, en 1975, por Felipe Cazals.
            El hecho de que José Revueltas haya sido un novelista, ensayista, cuentista, pensador, periodista, dramaturgo, comunista, perseguido y preso, es el común denominador en sus biografías y libros. Pero también tenía buen sentido del humor, para ilustrarlo podemos citar la carta (presentada en Escribir, por ejemplo de Carlos Monsiváis) que el duranguense le envía al jefe de policía Luis Cueto Ramírez, después de ser liberado de la cárcel. La cito:

"Muy Señor Mío:

Sé que se me busca acusándome de subversión. Como están las cosas, mi vida, en peligro, no vale nada y bien puedo considerarme un sentenciado a muerte. En tal condición, y como reza la costumbre, tengo derecho a un último favor, que no se le niega a nadie y ahora lo ejerzo. Señor jefe de la policía: este condenado a muerte le pide, en uso de las prerrogativas de su inminente desaparición, y con la certeza de que su deseo será complacido, que vaya usted y muy respetuosamente chingue a su madre. 
Atentamente: José Revueltas"

Es en esa “mentada de madre” al final de la carta, es donde Revueltas hace un juego humorístico e inevitablemente se piensa en la risa como parte de la ironía de una vida llena de calamidades.