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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 15 de febrero de 2014

TARTUFIANO




El actor y dramaturgo francés, Juan Bautista Poquelin (1622-1673) mejor conocido como Moliere, escribió muchas obras de teatro. Las más conocidas son: Médico a palos, El enfermo imaginario, El amor médico, El avaro, Las preciosas ridículas, Escuela de maridos  y  Tartufo, entre otras. Tartufo es la historia de un hombre que se las ingenia para aparecer, ante el jefe de una familia, como un ser virtuoso y devoto.  Finge ser una persona de mucha calidad moral. Engaña a un hombre cándido que goza de un buen estatus económico: Orgón, que cae ante las artimañas de Tartufo y termina invitándolo a vivir con su familia, prometiéndole casarlo con su hija. Tartufo, logra que el dueño de la casa corra a su hijo y lo desherede. Compone los planes de tal forma que casi logra quitarles su fortuna. De Allí que el nombre del personaje Tartufo se haya convertido en un adjetivo, sinónimo de hipocresía.
Esta obra de teatro fue censurada en su tiempo por la alta sociedad parisina, ya que Moliere mostraba cómo la mayoría de los hombres, que de manera exagerada, pretenden estar pendientes de la buena moral de los otros, en realidad, son farsantes que sólo tratan de engañar a los demás, y así, obtener beneficios propios. De ahí las declaraciones de Moliere, cuando su obra finalmente fue estrenada en 1664: “En mi obra presento el vicio más habitual de esta época: la hipocresía”.
En Tartufo, uno de los personajes se burla al referirse a la conducta de una mujer considerada virtuosa: “Todo mundo sabe que es casta, muy a pesar suyo. Bien que ha disfrutado  mientras ha podido despertar la admiración de los hombres, pero cuando ha visto que se apagaba el brillo de sus ojos, se ha puesto a renunciar a un mundo que la rechaza y a disfrazar la debilidad de sus marchitos encantos con el ostentoso velo de una elevada sabiduría, se trata de un cambio que siempre han llevado a cabo las coquetas de toda la vida. [...] critican a otras no por caridad sino por envidia”.  Es un hecho común que los viejos (no sólo las coquetas) tiendan a censurar las actitudes de los jóvenes, olvidando que muchas de esas conductas también las practicaron.
Orgón, por confiar y dejarse llevar por la falsa moral de un impostor, pone en peligro a su familia. Su devoción por el malvado Tartufo llega a tanto que habla de él como si se tratara de un ser excepcional: “Me enseña a no sentir afecto por nada”. Tartufo lo convence de que todo lo material es malo, que lo único que importa es lo espiritual, de esa manera hace que se desprenda de todos sus bienes para poder adueñárselos.  Tartufo llega hasta el ridículo con  sus delicadezas y eso causa admiración a Orgón, por lo que declara: “Cualquier nimiedad que haga le parece un pecado; se escandaliza por cualquier nadería.” La moraleja es que hay que desconfiar de los exagerados.
Cleantro, cuñado de la víctima, utiliza todo su tiempo para prevenirlo. Trata de explicarle quienes son realmente los devotos de Dios, diciéndole: “No se dejan llevar por lo que parece malo y su alma se inclina en juzgar bien a los demás, no gustan de camarillas e intrigas. Se les ve mezclarse con las gentes buenas y sencillas, y, aunque rechazan con vigor el pecado nunca se ensañan con el pecador”. Pero aquel hombre está ciego y se deja llevar por el estafador.
Así continúan los enredos, hasta que el impostor logra despojar a la familia. Afortunadamente el rey de la ciudad se da cuenta de las patrañas de Tartufo, por lo que lo encarcela, regresándole los bienes a sus dueños.
Esta comedia en este 2014, cumple trescientos cincuenta años de su estreno en teatro. Y aunque ha pasado mucho tiempo desde que se escribiò, Tartufo, sigue vigente. Los tartufos siempre existirán: en la política, en las relaciones amorosas, y, desafortunadamente, hasta dentro de las propias familias. Las pasiones humanas siguen siendo las mismas. Por eso hay que tomar en cuenta lo que dice Moliere: “los buenos y auténticos devotos no hacen tantos gestos”, “desconfiemos de la lisonja desmedida”.

domingo, 2 de febrero de 2014

DUMAS Y LA TUBERCULOSIS


La dama de las camelias
La tuberculosis pulmonar se describe en la novela La dama de las camelias. El francés, Alejandro Dumas, hijo (1824-1895) detalla, en esta historia, la evolución natural, los signos y síntomas de esta infección. Asimismo, es posible corroborar los tratamientos utilizados en aquella época. La tuberculosis no tenía cura efectiva. Fue en los años veinte del siglo pasado cuando se descubrió la vacuna antituberculosa y los antibióticos específicos para tratarla.
La protagonista, siempre lleva consigo una camelia. Joven y hermosa y prostituta; Margarita Gautier recorre París con aires de inocencia y orgullo. Parece portar con arrogancia su oficio. Dumas dice que es porque: “todavía se encontraba en la virginidad del vicio”. La dama de las camelias renta caro su cuerpo bello y enfermo. Padece una dolencia del pecho: la tuberculosis, única herencia de su madre. Margarita capaz de apaciguar el calor de otros, no puede bajar su fiebre con nada; la temperatura de su cuerpo aumenta por las tardes y por noches le viene con sudoración profusa. Va a muchas reuniones sociales, pero cuando le asaltan los accesos de tos con sangre (hemoptsis) se esconde donde nadie la ve.
Una historia basada en la vida de Maríe Duplessis, fue amante del autor. La mujer extraviada, la perdida, La traviata como le dice Verdi en la ópera, (aunque allí se llame Violeta).  Se hizo culta. Tocaba el piano y leía novelas. Entre la literatura que frecuentaba estaba Manon Lescaut (dos veces hecha ópera: por Massenet y por Puccini) escrita por el Abate Prévost . Manon y Margarita misma debilidad, mismo oficio, Manon muerta en el desierto, Margarita muerta en su cama, con el alma desierta.
Margarita la que siempre come dulces, pero que cada día pierde peso. Tan delgada, encantadora, y a veces, adorable “con ese extraño rubor rosado que les brota en las mejillas a los tísicos”. Aunque algún tiempo parecía que se recuperaría. Cuando va al campo con Armando Duval el único al que realmente amó. Allí se le ve tan saludable, toma aire puro y se expone al sol. Cosa lógica su mejoría, pues el bacilo de Koch,  -bacteria responsable de la enfermedad- es sensible a los rayos solares. Es una pena que la felicidad dure tan poco. Armando y Margarita terminan separándose. Porque una pasión así trae desventura. Se aman pero se ofenden. La ofensa reafirma la pasión. “Haz como los demás: págame y que no se hablé más”, ella lo castiga. Armando sabe que el desquite es insuperable cuando se utilizan las mismas armas del “enemigo” y al ardor de los celos le envía un sobre con dinero: “Se ha marchado tan aprisa esta mañana que se me olvidó pagarla. Ahí tiene el precio de su noche”. Así, las circunstancias los obligan a la ruptura. “Pasé al estado del cuerpo sin alma, de cosa sin pensamiento” murmura Margarita. Y de nuevo la cortesana se avienta al vicio, al vino, al desorden. No come, se desvela y muere.
En esta obra es posible apreciar la barbarie en los tratamientos médicos de siglos pasados. Un ejemplo, es la utilización de las sangrías en los tuberculosos,  a pesar de que en estos casos debieron estar contraindicadas. Ya que la tuberculosis avanzada provoca anemia al paciente; la enfermedad se agrava  con las sangrías.
Alejandro Dumas, hijo escribió La dama de las camelias a los veintitrés años de edad (1847). Una de las obras más conocidas de la literatura universal. Narrada en primera persona. El relator va cediendo la voz a los protagonistas. El tema principal es el amor entre dos jóvenes, la tragedia se da por la muerte, pero el drama resulta del oficio de ella: la prostitución, sin embargo este vocablo no se menciona en la novela, al igual que la palabra sexo. Una muestra más de que el pudor está más presente en las palabras que en los hechos. El recato de Dumas se palpa también cuando habla de la dama que llevaba camelias blancas veinticinco días del mes y camelias rojas los cinco días restantes, en alusión al ciclo menstrual. El autor no explica de que se trata: “nadie ha sabido la razón de esa diversidad de colores que señalo sin poder explicar...” Aunque existe una escena entre los amantes donde lo sugiere.  La dama de las camelias, una novela apasionante.