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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 4 de agosto de 2012

MANUAL QUIJOTIZADO PARA PERIODISTAS

Una versión más corta de esta reseña se publicó hoy en la revista Siglo Nuevo. Es el texto que leí el día 26 de junio en la biblioteca José García Letona en la presentación del nuevo libro del maestro Saúl Rosales

De der. a izq: Jaime Muñoz, Saùl Rosales y Angèlica Lòpez
El jueves 14 de este mes aparecieron dos notas en El Siglo de Torreón, ambas hablaban de los mismos personajes. La primera era el anuncio de la publicación del libro Don Quijote, periodistas y comunicadores del maestro Saúl Rosales. La otra se titulaba:“Dañan delincuentes escultura del Quijote”. Resultó ser una situación irónica, en una se homenajeaba la obra de Cervantes y en la otra se describía el intento de destrucción del símbolo que la representaba: Le amputaron una pata buena al rucio de Sancho,  la diestra, muy bien hecha y a punto de trote. Ahora podemos decir “búsquele tres patas al burro, que sí las tiene”. Por fortuna el antes cuadrúpedo aún puede sostenerse. Aunque estoy segura que si el burro pudiera alegaría lo que el maestro Rosales cita cuando Panza refuta a don Quijote ante estas palabras: “…ando por el mundo enderezando tuertos y desfaciendo agravios” a lo que Sancho contesta, o lo que ahora podría contestar, si pudiera, el burro cojo: “Pues a mí de derecho me habéis vuelto tuerto, dejándome una pierna quebrada, la cual no se verá derecha en todos los días de su vida; y el agravio que en mí habéis desecho ha sido dejarme agraviado de manera que me quedaré agraviado para siempre…” Seguramente la pata derecha, fue chuecamente vendida como fierro viejo, quizá en unos 100 pesos.
         A muchos indignó la mutilación del burro del Sr. Panza. Unos hablaban de la ignorancia de aquéllos que no sabían quién era don Quijote y don Sancho  adjudicándoles atributos como si éstos de sangre fueran. Otros resignados llegaron a la guasona conclusión de que este par, junto con sus equinos “andaban en algo”  y que seguramente “estaban involucrados” y ese fue el motivo por lo que el transporte de Sancho quedó con capacidades diferentes. Aunque nadie precisó a qué cártel pertenecían estos caballeros delincuentes.
         El libro Don Quijote, periodistas y comunicadores, es un ensayo dividido en pequeños subtemas, donde el autor, con su ingenio, va acoplando los mandatos cervantinos al ejercicio del comunicador o periodista. Una obra que elogia a Cervantes y que también es un reconocimiento a los periodistas. Y cuando indico reconocimiento, lo digo no sólo en el sentido de homenaje sino también en reconocerlos, en tanto que son personas con  defectos y cualidades. Los caballeros de la pluma o de la tecla, deberán ser idealistas, como el Caballero de la lanza; luchar por los desvalidos y menesterosos, se quejaran como el quejoso, quejo-te, don Quijote y darán voz al que carece de ésta. “ Y nosotros tendremos presente que algunos de éstos escribanos se convertirán en “Caballeros del chayote” como dice Saúl Rosales mientras explica: ”Chayote, palabra de origen náhuatl, en el ámbito de la prensa y los otros medios de comunicación masiva adquirió el significado de canonjía, soborno o prebenda; pago indebido, remuneración más o menos clandestina. Porque algunos periodistas usurpan la actitud de héroe trágico de don Quijote que, como caballero andante, se cree merecedor de canonjías o prebendas remuneradoras y compensadoras y hasta llega a exigirlas”.
        Aprecié este libro como un manual al que deberían acudir de manera indispensable todo aquél que se desarrolle en los medios de comunicación. Aunque el maestro Rosales aclara que en la época cervantina no existían los periódicos, en cambio sí lo que se conocía como “Hojas volantes”, hojas de una sola noticia que corresponden al rudimento que bajo efecto metamórfico se convirtieron en los actuales periódicos.
            A continuación, un dodecálogo que extraje del libro de Rosales. Èl a su vez se apoyó en las enseñanzas de don Quijote, por ello dice a los periodistas y comunicadores lo siguiente:
I.- El activismo de don Quijote no puede dejar de intervenir donde quiera que vea necesidad, igual que el periodista no puede guardar sus comentarios sobre la pobreza o los astronautas, la internet o la ecología, la música juvenil o la enajenación de los trabajadores. (…), es dilatado el campo en el que pueden cabalgar los caballeros del bien.
II.- Digno oficio que por su esencia requiere en el periodista mucho saber y mucha acción, mucha práctica, mucho trabajo, sobre todo si es como don Quijote, un caballero andante iluminado por el ideal del Bien.
III.- Don Quijote como patrono de aquellos periodistas que creen que es posible construir una Utopía (aunque sea por lo pronto nada más sus andamios) emplean su conocimiento y su capacidad de opinar.
IV.- Sé breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo, dicta don Quijote a Sancho, agregando que: Nunca lo bueno fue mucho.
V.- El periodista puede ser –es– objeto de la adulación a causa de su potencial peso sobre la opinión pública y no falta periodista que use la adulación para conseguir privilegios. Siempre habrá que volver a la severidad de don Quijote y ante la adulación decir: que todavía ofenden los castos oídos los intentos lisonjeros.
VI.- Lo que afirma don Quijote de que grandes e inauditas cosas ven los caballeros andantes puede decirse de los periodistas andantes. El periodista, mira, vive o escucha lo inédito para darlo a conocer al receptor de los medios de comunicación masiva.
VII.- Para componer historias y libros de cualquier suerte que sean, es menester un gran juicio y un maduro entendimiento --otro adagio con rima, escuchado frecuentemente entre periodistas, el que escribe se exhibe.
VIII.- Los caballeros de la verdad. El periodista debe preocuparse por la verdad aunque: no todos pueden estar al toque de la piedra de la verdad. Es decir, no todos pueden pasar la prueba.
IX.- Al periodista: "...no le queda otro camino para mostrar que es caballero sino el de la virtud, siendo afable, bien criado, cortés y comedido y oficioso, no soberbio, no arrogante, no murmurador y, sobre todo, caritativo”. No son pocas las ocasiones en que destella el molesto relumbrón de la soberbia y la arrogancia de periodistas y comunicadores.
X.- Mucho o poco, los periodistas contribuyen a gestar y sustentar la fama de personas, hechos e ideas en tanto que con simultaneidad se despliega la de ellos.
XI.- El que se manifieste injusto, obviamente, no será un periodista quijotesco porque no cabalgara como don Quijote procurando el beneficio de los necesitados.
XII.- En cuanto a los Caballeros del Chayote, éstos deberán de  recordar que: los bienes recibidos echan una cadena moral. Don Quijote no la quiere porque con su extensión y con su peso le limita la libertad.
         Don Quijote, es pues un superhéroe y su superpoder estriba en la palabra, tiene un escudero y una segunda identidad en donde es conocido como Miguel de Cervantes Saavedra. Celebro este nuevo libro del maestro Saúl Rosales que nos muestra como llevar a la práctica las sabias enseñanzas cervantinas.