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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 26 de mayo de 2012

CONDICIÒN DE SER HÌGADO

Hay personas que golpean en el hígado: alteran la digestión y  descomponen el pensamiento de cualquiera. Así, depende de la capacidad de cada quien de volverse más cerebro que cualquier otro órgano y liberarse de los especímenes que alteran los fluidos, los latidos y que  provocan dolores intestinales o de cabeza. Sin embargo, existen personas que en sí mismas sufren una metamorfosis, se reducen a una sola parte del cuerpo, un ejemplo son los llamados “Hígados”. Aunque ya no se oye tan frecuente la frase “fulano o zutana, es un hígado o higadito” ésta aún no caduca.
No hablaré de la fisiología de aquella víscera maciza, la más grande del cuerpo humano, situada en el flanco derecho del abdomen, debajo del diagrama que funciona como un gran laboratorio; almacena glucosa, vitaminas y sintetiza proteínas y secreta bilis hacía el intestino para el metabolismo de las grasas. (Bilis: líquido viscoso y verde al que se relaciona con hacer “corajes”). No explicaré, casi nada, al decir que este órgano hace que nos pongamos ictéricos o amarillos cuando se enferma o le salen abscesos amebianos y que se pone cirrótico por consumir alcohol o padecer hepatitis o tumores. No viajaré tampoco al mundo culinario donde existe el delicioso paté de hígado de ganso o foie gras, o el hígado encebollado tan popular en el mercado Alianza torreonense, del que muchos disfrutan sin importar que sea un potente tapón de arterias, (por aquello del sabroso colesterol).
  Mi letralia de hoy pretende señalar a los hombres-hígado por medio del uso de la figura retórica llamada  sinécdoque que consiste en nombrar la parte por el todo, como por ejemplo cuando se dice “tantas cabezas de ganado” en lugar mencionar  el nombre completo del animal. Igual pasa aquí; hay personas a las que se les puede nombrar por la parte (es un hígado, un cerebro o un corazón) porque quienes los conocen juzgan que su conducta podría ser representada por un sólo órgano. Así, muchos se merecen el mote de la parte más vulnerable al gancho de un boxeador zurdo: Hígado

            Bien. Ufanos caminan los Hígados por el mundo. Mientras otros dicen: “allí va ése, sangre pesada” o “ese sangrón”, como si en verdad supieran su densidad sanguínea o que padecieran un exceso de hierro en los glóbulos rojos. (No se habla así de los que caen bien sino que se les dice de “sangre ligera o liviana” y éstos no son hígados sino puro corazón). A los Hígados, otros prefieren gastarles el bautizo de “mamones”. Y este último adjetivo tiene mucho sentido porque alude al que aún no se ha desarrollado, por lo que todavía  necesita de una mamila para sobrevivir, es decir, se refiere al inmaduro, al incapacitado.
            El Hígado o Higadito es engreído, siente que posee razones (reales o imaginarias) para su actuación. Él se contonea por la vida apabullando a los demás, ya sea porque tiene dinero, poder, se siente físicamente agraciado o considera que su coeficiente intelectual es sobresaliente. Es fanfarrón, siempre deja claro sus opiniones y arrebata lo arrebatable, desde la palabra hasta la serenidad; es iracundo e impositivo. Pero en las fiestas gusta de contar chistes y sentirse el muy simpático. Se sabe todos los chismes o los inventa, siempre es amigo (o presume ser) de gente sobresaliente de la sociedad. Eternamente porta un rostro de perdonavidas.
El Hígado se hace viejo en lo perpetuo de su conducta, nadie se explica cómo hay quienes lo toleran y más aún, cómo lo soportan las mujeres, porque el Hepatocito es necesariamente misógino. Termina siendo una caricatura que se niega a envejecer y trata de adoptar posturas, lenguajes y vestimentas de los jóvenes y consigue, asombrosamente, el ridículo. Si alcanza o no cierto estatus socioeconómico, no importa, casi siempre será un rabo verde.
La metamorfosis de Hígado a persona en algunos casos sucede espontáneamente: el ente madura y se da cuenta de que no hay necesidad de tanta pose inflamada. Los que se vuelven Hígados viejos se hacen cirróticos hasta que Dios dice: “Ya estuvo bueno, a éste, ya lo voy a trasplantar” y se lo lleva.

lunes, 14 de mayo de 2012

COLOQUIO DE MISERABLES

Miserable 1 ―Yo voy a votar por Peña Nieto. Ya estoy cansado. Los del PAN han demostrado que no saben gobernar. Necesitamos gente con experiencia. Los mejores años de México han sido el bajo régimen priista. Peña Nieto es inteligente y tiene presencia, eso es bueno porque nos va a representar ante el mundo. Además, lo que más le han criticado, es que no supo los autores de unos libros. Y lo curioso es que lo criticaron personas que nunca han abierto un libro.

Miserable 2  ―Yo votaré por Josefina Vásquez Mota. Nada más de imaginarme que pueda regresar el PRI a los Pinos me dan escalofríos. Nos hace falta la sensibilidad de una mujer. Ya me imagino las devaluaciones, los robos, el abuso de poder. Gracias al PRI, que permitió la corrupción de las autoridades, la violencia ahora está cómo está.  El PAN a tratado de salvar a México de toda esa porquería, pero, claro, 12 años no son suficientes.

Miserable 3 ―La mejor opción para gobernar es Andrés Manuel López Obrador, un hombre honesto, comprometido con los más necesitados, sensible. No se les olvide que gracias a él, el D.F.  disminuyó los niveles de violencia, le dejó a Marcelo Ebrad el camino hecho y ahora la ciudad está mejor que nunca, a diferencia de cuando la gobernó el PRI. 

M1 ―A mi me dan risa los que dicen que van a votar por Josefina porque es mujer, qué tontería no debería ser esa la razón, no importa si se es hombre o mujer lo que importa es la inteligencia y Josefina ha demostrado que la inteligencia no es lo suyo. Y los que votarán por AMLO ya se les olvidó el Bejarano con las ligas millonarias, la corrupción en el gobierno de AMLO y  su secretario de financias del D.F, Gustavo Ponce Meléndez, jugando en Las Vegas.

M2 ―Del PAN, en Los Pinos, no pueden hablar de raterías, lo más que han podido alegar son las toallas de Fox. Y se les olvida que el PRI y el PRD son lo mismo, que la mayoría de los perredistas son expriistas, allí está AMLO presidente del PRI en Tabasco en 1983, autor del himno de ese partido en su Estado. Recuerden, el mismo Cuauhtémoc Cárdenas  es expriista.

M3 ―De AMLO siempre dicen cosas de los que lo rodean, de él solamente le critican el plantón de Reforma, pero por eso, él ya pidió disculpas, aun teniendo la razón, pues todo mundo sabe que el fraude sucedió porque indujeron al voto con las mismas prácticas del PRI y con la alianza con Elba Esther Gordillo. De qué hubo fraude, lo hubo. Además si AMLO se salió del PRI fue precisamente porque no estaba de acuerdo con las prácticas corruptas de ese partido.
Aquéllos siguieron discutiendo, sobre la matanza de Tlatelolco, el ejército Zapatista de Liberación Nacional, la muerte de Colosio, la alianza del panista Diego Fernández de Ceballos con Carlos Salinas, la caída del sistema y el fraude a Cuauhtémoc Cárdenas en las elecciones de 1988. También,  de los rumores de alcoholismo del presidente Calderón, de los tenis Louis Vuitton del hijo de AMLO, de la salida del Chapo de la cárcel, de los 60 mil muertos por la lucha contra el narcotráfico… Siguieron y siguieron sorprendidos de todas las miserias que hemos soportado los mexicanos de parte de los gobernantes. Hablaron tanto hasta quedarse vacíos, tristes. Aunque el priista terminó, casi disculpándose,  asegurando que el próximo presidente de México sería Enrique Peña Nieto que todas las encuestas así lo predecían: “De nada sirve discutir, ya es un hecho” ―dijo―  Y como un débil estertor los otros dos dijeron que las encuestas a veces se equivocaban. Todos estaban desforzados cuando vieron a entrar al Miserable 4, que llegó afirmando que él iba a votar por sí mismo. Todos suspiraron. Ya no abrieron la boca. Pensando que las miserias y los miserables en México continuarían siendo por mucho tiempo. 

 *Miserables, en la acepción de infeliz, desdichado o desafortunado. O en el significado que el lector desee.