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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

lunes, 26 de abril de 2010

MAGDA MADERO Y LA MALEABILIDAD DEL TIEMPO-ESPACIO

El siguiente texto se publicó en la más reciente edición de la revista Acequias editado en la Universidad Iberoamericana de Torreón.
“Desaparecer, he allí la gran pesadumbre, la gran tragedia para seres reales o imaginarios (…) Nadie quiere desaparecer y, para evitarlo, se inventan toda clase de ardides: El arte es un ardid contra el olvido…”. Estas líneas son del primer párrafo de la novela Arno y los ojos de Rea escrita por Magdalena Madero G. Se observa a Arno, el escritor, en sus movimientos cotidianos, por eso se sabe que vive entre libros y música clásica y que con frecuencia se asoma a través de la ventana. La mirada hacia afuera no le alcanza para inventar universos, entonces recurre a los libros y a la introspección; deduce e imagina. Revisa una y otra vez las incontables cuartillas que ha escrito y trata de darles unidad para conformar su novela. El lector verá cada uno de sus apuntes. Así, descubre a la pordiosera Rea, aquélla de los ojos esmeralda, a quien el novelista llevará a pasear por las calles de Torreón y le hará conocer a sus personajes.
A través de Arno, el personaje principal, Magdalena Madero logra crear historias en donde la estructura es un gran recipiente en el que se alojan múltiples narraciones que se comunican entre sí. Coloca intrigas que harán que el lector se vuelva naturalmente curioso; ¿qué pasa después o qué pasó antes? Todo será respondido. Una obra de 487 páginas plasmadas con una gran conciencia en el manejo del binomio tiempo-espacio; historias creadas en una atmósfera que permite percibir dimensiones que se contraen o se expanden de acuerdo con las vivencias de los personajes. De esta manera los protagonistas alargan la existencia en una plática, en tomar un café o en la añoranza de una caricia. Igualmente se es testigo de que la inmensidad se instala en los dos metros que tiene que recorrer un personaje hemipléjico. Asimismo se acorta la vida en un acto de sexo obligado que termina en asesinato. Se puede sentir el mundo encogido en un suicidio culposo. Allí, gracias a la habilidad literaria de la autora, la soga también consigue sofocar al lector. Se camina despacio en el gusto por la costumbre y el paso se acelera en el odio, en los golpes y en la lubricidad del autoplacer cuando el otro prefirió el abandono. La tristeza se estaciona, la felicidad corre. La violencia y la felicidad se parecen porque ambas son hijas de la rapidez, de la brusquedad; estallan en un universo contraído.
Magdalena Madero entreteje narraciones, pero también nos entrega valiosos ensayos. Arno, preocupado por escribir buena literatura, describe, en el primer capítulo, los recursos que deben tomarse en cuenta al momento de narrar; se deberá luchar para convencer, para seducir al lector. Por eso analiza cómo, por qué, dónde y quiénes formarán la estructura y la trama de la novela. Cuán necesario es que el escritor no sea sólo un retratista o que su obra no sea únicamente un confesionario; el literato tiene la obligación de rebasar la realidad, de no quedarse en la descripción. Madero nos trae personajes que discuten sobre filosofía, religión y literatura; éstos cuestionan la política de derecha y de izquierda. Por ejemplo, cierto personaje critica a los comunistas de coñac, como otro censura a los empresarios que se enriquecen a costa del sacrificio y humillación de los demás. Pero lo valioso es que los argumentos de ambos se contradicen con solidez e inteligencia. Los contrastes en esta obra fueron procurados para que el lector pudiera descubrir la ternura de un padre hablando con las ardillas sólo para divertir a sus hijas, o por el contrario, ver a un hombre golpeando a un niño culpable de no ser hijo de éste. La autora nos interna en la dialéctica que todo lo rige; “Ser o no ser”, se pregunta Hamlet; “Ser o no ser, mejor los dos”, dice la escritora. Eso es lo factible, porque la realidad en “ser y no ser” es una “y”, no un “o”, lo que hace la diferencia. Es la inclusión y no la supresión de la contradicción. La contradicción es lo que late en el mundo, es una condición palpitante en el hombre, y ésta no se puede suprimir, es imposible. Así que ni siquiera se tendría que cuestionar. Y para reafirmarlo, la autora cita a Heráclito: “Entramos y no entramos en los mismos ríos, somos y no somos”.
Los ensayos que más me sorprendieron se relacionan con las novelas Ulises, de James Joyce, y Manhattan Transfer, de John Dos Passos. El primero se titula “Odisea y anti-Odisea en el Ulises de Joyce”; en él la idea defendida es que el Ulises es una antítesis de La Odisea, en donde los personajes son opuestos. Penélope es la mujer fiel que espera a Odiseo más de 20 años, mientras Molly es infiel y no ama. La Odisea es un largo viaje al extranjero, el Ulises es un viaje al interior en un solo día: el 16 de junio de 1904. “Joyce transforma los años en minutos”, asegura la autora. Además descubre una idea misógina en el Ulises: “Gran revelación el Ulises. Monumento despreciable que denigra a la mujer, aunque aclaro, sólo en contenido. Ni qué objeción inventarle a la forma y al impresionable naturalismo con que Joyce asume la vida”. En cambio, en el segundo ensayo -en contestación al primero- declara: “Joyce se vale de estos tres personajes de alguna manera para desacralizar la vida, la muerte y al hombre mismo por la soberbia de creerse la creación excelsa de la naturaleza”. Y también se opone al ensayo anterior diciendo: “Tal vez Joyce puso en su exacta dimensión al hombre y a la mujer, a ésta, como hembra siempre en celo dispuesta a desencadenar reacciones a diestra y siniestra, desafiando el amor a la vida, a los hombres”. Asimismo transmite la admiración de la autora por la novela Manhattan Transfer de John Dos Passos, expresando: “Una novela de argumentos inmediatos, ocasionales; de vidas que transitan por una ciudad agobiada, pero dinámica; trasnochada pero despierta (…) una novela donde uno se enfrenta a la decepción de no ser nadie y de luchar contra todos”.
En la novela de Magdalena Madero G. se aprecia la riqueza de un lenguaje natural, que no simple, muy de acuerdo con la condición de cada uno de los personajes y de lo que en ellos acontece, lo que la hace ser de fácil lectura, aunque haya que detenerse en algunas páginas para saborearlas o reflexionar sobre lo que éstas dicen.
Arno y los ojos de Rea, una excelente novela que espero que muchos disfruten y aprendan de ella, como lo hice yo. Y de mi parte, como dice la última frase de esta obra: “¡Ni una palabra más!”

Texto leído en la biblioteca “José García de Letona” el jueves 1 de octubre. La novela fue presentada por Jaime Muñoz, Rosa Gámez, la autora y Angélica López Gándara.

Arno y los ojos de Rea, Magdalena Madero G. Edición de autor. Torreón, Coah. 2009.

lunes, 19 de abril de 2010

GRAFÍAS AL VIENTO DE ROSA GÁMEZ


Bien dice Jaime Muñoz que Rosa Gámez Reyes-Retana es un ejemplo a seguir y es que ahora que ha festejado su 8O aniversario con la publicación de su poemario Grafías al viento se ha hecho palpable cuánto se puede aprender de una mujer que vive siempre optimista y en la búsqueda del conocimiento, siempre activa; ya sea escribiendo, tocando el piano (sin dejar de tomar clases con la maestra Mariana Chabukiani) o asistiendo al taller literario del poeta Marco Antonio Jiménez. Rosita, como le llamamos todos, es sicóloga y tiene una maestría por la UNAM, ella está siempre alerta a lo que pasa en el entorno político y social, pero sobre todo, está involucrada en la vida cultural de nuestra ciudad. Una prueba de ello es su ensayo histórico Un logro del deseo. La Camerata de Coahuila. Que habla no sólo de su afición por la música clásica sino de su compromiso con la cultura regional. Otros textos ensayísticos son: Pienso luego escribo y Déjame ayudarte con tu niño Down. También dentro de su obra se encuentra la novela La menoscabada, el libro de cuentos Pueblerinas narraciones, los poemarios Devenir de luna, Devaneo de mar e Imantación, brote y semblanza de amor.
Su más reciente libro Grafías al viento fue presentado el 16 de febrero de este año, y en él reúne casi toda su obra poética; resulta interesante leerlo porque allí encontramos la primera poesía que la autora escribió a los 10 años de edad; “Gotitas de lluvia” que dice: “Al mirar por la ventana / gotitas saltarinas/ que la lluvia trae consigo/ me parecen danzarinas/ Qué alegría encierran ellas/ las gotitas coquetonas/ que brincan tan juguetonas/esbeltitas picaronas…” Dichos versos están en el apartado poemas para niños. E igualmente es posible percibir cómo la madurez hizo bien su trabajo en la pluma de la autora; lo comprobamos en uno de los poemas de reciente creación, “Su nombre” : “En la hemorragia de los años/ este caduco cuerpo se va desmadejando/ mientras el taladro del tiempo/ hostiga mi vacío interno./ Es la certeza de que hay un Dios lo que me alienta/ lo que doblega mi desaliento./ Es mi vida que exige su presencia/ para no abismarme en espacios de la nada/ pues ya en la frontera con la muerte/ su solo nombre cura mis sombras.”
Le pedí a Rosita me contestara un breve cuestionario que nos asomará un poco a lo que es ella como escritora.
¿A qué edad te nació la inquietud por escribir?
En el foco de mi atención ha estado el interés latente por aprender, ya que desde niña tuve conciencia de la riqueza que encierra el conocer los conceptos, y amé los diccionarios donde encontraba el significado de las palabras con las que podía comunicarme y a la vez escribir.
¿Cuál fue lo primero que escribiste?
En el campo de la poesía, a los 10 años, estaba observando desde la ventana de mi recámara la lluvia y escribí el poema Gotas de lluvia.
¿Con qué escritores te asomaste por primera vez a la literatura?
Edmundo de Amisis, Mark Twain, Carlos Dickens, Stefan Zweig, Pierre Loti y la colección de cuentos Las Mil y una noches fueron algunos de los escritores que me influyeron. Sus libros aún se conservan frescos en mi memoria.
De tu obra, ¿qué es lo que más te gusta y por qué?
De los variados campos de las letras en los que me he expresado, la obra que más me gusta es el ensayo Un logro del deseo, La Camerata de Coahuila, por el que el Archivo municipal Eduardo Guerra del Ayuntamiento de Torreón, me otorgó la Mención Honorífica en el año 2002. Otra obra que me gusta es el poemario Grafías al viento, que es una recopilación de toda mi obra poética, libro que diseñó y editó mi hija la escritora Magdalena Madero G. Ella y el poeta Marco Antonio Jiménez Gómez del Campo, me lo presentaron el día 16 de febrero de este año 2010, fecha en que cumplí mi ochenta aniversario.
Desde aquí mi cariño y felicitación a Rosita por sus años bien llevados, por sus libros y su música.

miércoles, 14 de abril de 2010

¿POR QUÉ ESCRIBO? LOS INVITO. ORGANIZA JAIME MUÑOZ

“¿Por qué escribo? Seis escritores laguneros cuentan su niñez”
La mesa redonda “¿Por qué escribo? Seis escritores laguneros cuentan su niñez” será ofrecida el próximo 15 de abril a las 20:00 horas en el Taller de gráfica El Chanate: Av. Matamoros # 539 Ote. En la mesa participarán los escritores Angélica López Gándara, Ivonne Gómez Ledezma, Daniel Maldonado, Daniel Herrera, Miguel Morales e Iván Hernández.

Los escritores laguneros charlarán sobre sus primeras experiencias literarias, seguramente asociadas a las lecturas de su infancia. Muchas veces pasa que es descubierto el quehacer literario en la juventud o más adelante, pero si observa con detenimiento el escritor advierte que tenía la inquietud (o la mirada) literaria desde la infancia. Los casos pueden ser muy distintos, pero en general ocurre que un libro, una plática, algo en la niñez ata al creador a la imaginación y la palabra. Estarán en la mesa Ivonne Gómez, Angélica López, Miguel Morales, Daniel Maldonado, Daniel Herrera e Iván Hernández, todos escritores laguneros.

Esta actividad está enmarcada en las celebraciones del mes de abril, dedicado a los niños, y es recomendable para aquellos padres de familia interesados por saber si sus hijos tienen aptitudes literarias que a luego puedan ser apoyadas con la intención de conducirlos hacia la lectura y la escritura.

En cuanto a los participantes, Ivonne Gómez Ledesma es poeta y editora periodística; fundadora y una de las responsables del Grupo Nit, colectivo animador del trabajo poético en La Laguna. Angélica López Gándara estudió medicina y escribe cuento y artículo editorial. Miguel Morales es poeta y narrador; su obra ha sido publicada, entre otros sellos, por la UNAM. Daniel Maldonado escribe poesía y periodismo; su más reciente obra, Prosas fulanas, fue editado por el Icocult Laguna. Daniel Herrera es narrador y profesor; su título más reciente es el libro de cuentos Polvo rojo. Iván Hernández es poeta, fotógrafo y videoasta.

La entrada es libre.

lunes, 5 de abril de 2010

CÓMO MEJORAR NUESTRA CIUDAD


Hace algunas semanas apareció en el periódico una invitación, de parte del Municipio de Torreón, para que la ciudadanía ofreciera sus sugerencias de cómo mejorar nuestra ciudad. “Tu opinión nos importa y queremos conocer tus propuestas de cómo rescatar nuestra ciudad”, decía el anuncio, y traía un pequeño espacio para recortar; allí formulaba tres preguntas: ¿Cuáles considera que son las necesidades principales de la ciudad de Torreón? ¿Qué le interesa que haga el gobierno municipal en su comunidad o su colonia? Y ¿cuál es tu compromiso para mejorar tu ciudad? (Quién sabe porqué en las dos primeras preguntas nos hablan de usted y en la tercera nos tutean). Las sugerencias solamente se recibirían durante la semana del 21 al 28 de febrero. Sin embargo, les presento, extemporáneamente, las opiniones que vertí en las formas del municipio.
En el primer cuestionamiento señalé que el más importante y urgente problema por resolver es la seguridad, ya que de allí se desprende la solución de muchas alteraciones en el bienestar social. El resto de los conflictos los señalé en la respuesta de la segunda pregunta. No se trató de sugerencias inteligentes ni copié las fórmulas para una ciudad ideal que presenta Platón en su libro La República, donde se habla –entre mucho– de justicia y de que las decisiones de un gobernante sabio siempre serán movidas por la generosidad, de lo contrario se volverán contra sí mismo. Nada de eso, sólo plasmé reflexiones simples que cualquier ciudadano puede concluir después de observar un poco a su alrededor. Así, creo que se puede aumentar la cordialidad entre los torreonenses y por ello mejorar como ciudad.
El primer punto: por nuestras calles con frecuencia nos encontramos con convoyes de policías y soldados que llevan sus armas levantadas; ¿sería mucho pedir que tuvieran la delicadeza de no ir apuntándonos? Nos intimidan y nos hacen sentir más intranquilos. Otro asunto que abona a la inseguridad es la gran cantidad de vehículos con vidrios polarizados. La prohibición del polarizado, considero, sería una medida que favorecería la confianza, ya que en nuestra conciencia está la idea de que si no se ve es que algo oculta. Ello no representa una agresión para quienes usan estos vehículos de vidrios oscuros, ya que si no quieren llamar la atención, con sus camionetas y coches sin polarizar sería más fácil pasar desapercibidos. Ahora, ¿por qué se ha permitido que tantos vehículos circulen sin placas? Supongo que no hay registro de ellos y no se sabe quiénes son los dueños, o, ¿son robados? Y qué decir de la añeja corrupción de las mordidas por parte de la policía vial. Se sabe que una manera efectiva de disminuirla es hacer posible que los mismos tránsitos cobren con un recibo (no falsificable) las multas en el momento que se levanta la infracción. Hablamos de transgresiones viales sin consecuencias fatales o de pérdidas económicas, claro. Esto porque la mayoría de las personas prefiere el soborno principalmente porque no quiere ir a perder tiempo a las oficinas donde se paga. El pago inmediato disminuiría la corrupción, y si la persona no trae dinero, pues entonces sí, que acuda a las oficinas.
Otro aspecto muy fácil de resolver es la sincronización de semáforos a una velocidad moderada para que de ese modo se eviten las largas esperas y así contaminar menos. Igualmente se deberá evitar la tala de árboles y que quien esté encargado de Parques y Jardines esté al pendiente de cuando llueva para que no se rieguen. Por supuesto se dirá que casi nunca llueve, pero me ha tocado ver que riegan sobre mojado. También es frecuente que el alumbrado público esté encendido de día y apagado de noche; esta irregularidad es muy sencilla de corregir.
Respecto a cuál es mi compromiso para mejorar la ciudad; me comprometo a que bajo ninguna circunstancia tiraré basura en la calle, no pintaré graffiti, respetaré todos los reglamentos para deambular por la ciudad, la banqueta de mi casa estará limpia y en buen estado, y no manejaré ebria. lopgan@yahoo.com