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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

sábado, 20 de marzo de 2010

PULGAS QUE NO SACAN RONCHA

Una pulga no puede picar a una locomotora,
pero puede llenar de ronchas al maquinista.
Libertad (Quino)
Una tibia tarde azul, una pulga decidió esperar a su familia dentro del coche estacionado en un centro comercial. —Yo aquí me quedo a leer mientras ustedes hacen sus compras —, les dijo. Tranquila, la pulga abrió su libro y allí le saltó la frase: “Soy el joven más raro del que jamás se haya oído hablar. Mi madre una judía y mi padre un pájaro”. ¿Mi padre un pájaro?, ¿ésas serían las razones por las que la publicación del Ulises de Joyce se prohibió por tanto tiempo? ¿Cristo, un joven raro?, hijo de un pájaro, de una paloma; del Espíritu Santo. Un ave como las que en ese momento la pulga veía que se acurrucaban en las lámparas del estacionamiento. Ésas, que intempestivamente volaron confundidas cuando igualmente el insecto dentro del coche se desconcertó: se oían muchos disparos. El bicho se enconchó miedoso. Aquel artrópodo en su condición de gorgojo no pudo precisar a cuántos metros de distancia estaba la refriega. Con sus antenas se comunicó con su familia. Ellos también estaban aterrorizados; decían que dentro de la tienda había pulgas saltando de un lado a otro, unas lloraban, otras abrazaban a sus pulguitas. Las puertas cerradas. El pavor se respiraba. La búsqueda de quién sabe quién, hecha por uniformados, después de minutos terminó. Las puertas se abrieron.
Camino a casa el tiempo parecía revuelto, los policías eran velocidad y la luz había disminuido por el polvo removido. Mientras, la pulga reflexionaba sobre lo terrible que resultaba que no se legalizaran todos los insecticidas. Recordó que ya había muchos de éstos legales y los dueños de los consorcios eran individuos respetados, con sus fábricas y sus expendios. “Mueren miles por consumo legal y aún así la sangre derramada es menor”. Pero, ¿qué puede hacer una miserable pulga ante una problemática tan grande? Así recordó la frase de Quino, el caricaturista de Mafalda, quien en boca de la pequeña Libertad puso la frase: “Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista”. No obstante, qué difícil sería llegar a él para enroncharlo y presionarlo; que se comprometiera a llevar por buen camino a la locomotora envenenada que está provocando tantas desgracias.
La muy optimista creyó que uniéndose a otras pulgas lograrían llegar al maquinista. Se organizó. Sólo poseían sus bocas para sacar ronchas. Hubo muchas que le decían que subir hasta donde estaba el conductor era imposible: “De un manazo te aplastan y ni quién te haga justicia” y “se sabe de muchos piojos resucitados pero nunca de una pulga”. La pulga las animaba: “No, no vamos a sacarle ronchas de inmediato al chofer. Primero comenzaremos con tareas ordinarias: ensayaremos diciéndole al señor dueño del gas que no obligue a sus empleados a vender el “raspagana” porque nos enoja. Vamos a invitar al del supermercado que deje de ofrecernos “tiempoaire”, que mejor venda “tiempotierra” o “tiempoagua”, que hace más falta y le pediremos al encargado de las luces de noche que no las encienda de día y al de los semáforos que los sincronice. Solicitaremos remedios de sentido común, nada que requiera dinero o inteligencia.
“Compañeras pulgas, nuestro objetivo final es llegar al maquinista, sacarle comezón y exigirle que legalice todos los insecticidas que son la causa de tanta matanza. Y que esos señores, vueltos honorables, paguen impuestos”, hablaba la inocente pulguita. Todos sabían que aquello era una utopía. Sin embargo, y a pesar de todos los riesgos, un día, la gran masa pulgosa logró escalar la locomotora. Iban ilusionadas con enronchar al operario para exigirle la paz. Pero, mayúscula fue su decepción ya que apenas subían a las piernas del conductor, los bichillos iban cayendo en cascada. Las pobres no se dieron cuenta que el chofer de la locomotora traía puesto un gran collar antipulgas. Todo resultó ser sólo un circo de pulgas, en donde, sabemos, las pulgas no sacan ronchas, es más, ni siquiera se ven. lopgan@yahoo.com

sábado, 6 de marzo de 2010

Del mismo sexo


Hace algunos meses se dio la noticia del homicidio de un homosexual en Torreón; a los pocos días también se supo de la muerte de una mujer que había sido golpeada y después asesinada por su esposo. Por supuesto la noticia que llamó más la atención fue la del hombre muerto por otro hombre. En el primer caso las personas se escandalizaron, mientras que el otro hecho pareció no importarles. Cuando se trata de actos violentos hacia homosexuales, hay quienes creen que es un castigo o consecuencia de su conducta sexual. La población en general se exalta más por la muerte de un homosexual que por los cientos de mujeres ultimadas por los hombres. Y no se trata de que les duela un suceso más que otro, no, sino que el morbo pesa más. La muerte de una mujer de clase baja o media baja no les motiva la especulación ni la reflexión. No entiendo porqué. Siempre son noticias casi sordas las referidas a mujeres que mueren víctimas de sus esposos o parientes, pero el chisme malsano -extraña condición en la mayoría- hace que se queden más en la memoria y en la lengua los hechos brutales entre homosexuales.
Los medios de comunicación hablan mucho de tolerancia cuando en realidad promueven lo contrario -sobre todo la televisión mexicana a través de las telenovelas- han contribuido a devaluar la imagen de los homosexuales. Cierto, tales medios presumen de apertura y amplio criterio al presentar invariablemente personajes gays, sobre todo hombres, pero no reparan en que generalmente los ridiculizan y los muestran como bufones, y casi siempre con los estereotipos de escandalosos y con labilidad emocional. Y esto, curiosamente, es aceptado por gran parte de los gays, aunque aparezcan como seres desequilibrados y faltos de serenidad.
Hace algunos años un grupo de estadounidenses protestó porque en la serie televisiva Los Teletubbies, el muñeco de color morado, que se supone es masculino, usaba una bolsa de señora agitándola con ademanes femeninos. Alguna vez vi esa serie, y sí, pienso que debió prohibirse, pero porque era absolutamente estúpida. Otras series que ven los niños y donde se involucran conductas homosexuales son: Los Simpsons. Un personaje, el señor Smithers, es soltero y manifiesta francas tendencias homosexuales; incluso en ocasiones ha estado a punto de declarársele en plan romántico a su jefe, el señor Burns. Smithers es un empleado servil hasta la humillación, y asiste al dueño de una planta nuclear en un pueblo llamado Springfield. Repasando las caricaturas infantiles, encuentro que la homosexualidad es un tema recurrente; ejemplos hay varios, como el programa Vaca y pollito, dos grotescos animales que tienen padres adoptivos humanos, los cuales son dibujados de la cintura para abajo. Al padre de esta singular familia le gusta vestirse como mujer, y en innumerables ocasiones dice: “Estoy orgulloso de ser mujer”. Desde luego el tema central de estas historias de ninguna manera es la homosexualidad, sino que la presentan como chispazos dentro de la misma trama. Sé que hay mucho material de este tipo en televisión, y sé que en algunos casos no los denigran, pero en general la televisión mexicana no transmite una buena imagen de quienes tienen preferencias sexuales diferentes. La imagen de las personas gays en los medios de comunicación a pesar de que están en casi todos los programas no favorece el respeto y la tolerancia.
En los últimos meses se ha hecho una revuelta por la nueva ley aprobada por los legisladores del D.F., que permite a los matrimonios homosexuales adoptar hijos; varias instituciones han hecho encuestas para saber qué piensan los habitantes de la Capital sobre el tema. Se encontró que la mayoría no tiene problemas para aceptar las bodas entre personas del mismo sexo, pero muy pocos aceptan la adopción. Aunque sabemos que realmente no es impedimiento tener hijos siendo homosexual, existen casos de famosos como Ricky Martin, Juan gabriel, Jodi Foster, Micheal Jackson, etecétera.