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Nació en Francisco I. Madero, Dgo. El peor de los pecados es su primer libro de cuentos.Ha recibido el Premio Estatal de Periodismo Cultural “Armando Fuentes Aguirre” en los años 2000 y 2015 y el Premio Estatal de Periodismo de Coahuila, 2016 y 2017. Escribe cuento y ensayo. Es colaboradora regular del periódico El Siglo de Torreón. Su entrevista con Elena Poniatowska fue traducida al griego y publicada en la revista Koralli de Atenas. Ha publicado en diversas revistas nacionales y libros colectivos. Perteneció al taller literario de Saúl Rosales; es médica egresada de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C. y estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm en la Ciudad de México.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Vivaldi, Moctezuma y Carpentier


Mientras escribo, a mis oídos llega la ópera de Montezuma: música de Antonio Vivaldi (1678-1741), libreto de Girolamo Guisti y dirección de Jean Claude Malgoire; investigador y reconstructor de las partituras de dicha ópera que fue representada en 1992 en Francia, a doscientos cincuenta y nueve años de su estreno mundial. Aunque hay que aclarar que la reconstrucción de la obra fue de forma caprichosa, pues no representa en sí a la original, sino que tomó partes de varias obras de Vivaldi, entre ellas una aria de la ópera Griselda, (al final del artículo pueden oirla en la voz de Cecilia Bartoli).
La mezcla de tiempos y de culturas me llevó a hacer un pequeño sobrevuelo que vislumbra la vida del músico italiano Antonio Vivaldi, la historia del emperador mexicano Moctezuma y la novela Concierto barroco del cubano Alejo Capentier (1904-1980). (La lectura de dicha novela desató la necesidad de Malgoire de montar y grabar Montezuma).
Antonio “Cuatro Estaciones” Vivaldi, así le llaman -actualmente- al músico veneciano. El titulo de "Las cuatro estaciones", incluido en su nombre, se debe a que ésta es una de las obras más populares de la música de concierto, y la más conocida del violinista y prolífico compositor italiano. Sin embargo, los sobrenombres que en su tiempo cargó Antonio Vivaldi fueron: “Il Naso” o “La Nariz”, que hace alusión precisamente a lo vasto de esa región de su cara. También era conocido como “Il Prete Rosso”, que es lo mismo que “El Sacerdote Rojo” ya que fue cura y pelirrojo. Hay varias versiones del porqué éste clérigo católico dejó de oficiar misa. Algo cierto es que era muy parrandero y mujeriego. Vivaldi escribió cerca de setecientas obras, a pesar de que toda su vida sufrió de asma; esa angustiante enfermedad que entrecorta el aliento y que hace sentir que el costo de respirar es excesivamente alto. El Sacerdote Rojo fue el primer músico que viró su mirada hacia la Conquista de México, específicamente al año 1520 y a la lucha que sostuvieron Hernán Cortés y Moctezuma (el penúltimo emperador Azteca, el antecesor de Cuauhtémoc: el de los pies tatemados). Ese pasaje motivó la ópera que originalmente se llamó Motezuma (sin la c). El estreno mundial se realizó en Venecia en el otoño de 1733. Pero resultó un fracaso. No fue apreciada por un público acostumbrado a las óperas bufas que hablaban de amores, no de tragedias. Después, y hasta el día de hoy, a esta obra se le llama Montezuma. Quién sabe porqué le pusieron n en lugar de c.
Otros compositores del siglo XVIII también hicieron óperas sobre Moctezuma, ellos fueron los Italianos: Baldassare Gallupi, Antonio Sacchini y Giovanni Paiseillo; el alemán Carl H. Graun (el libreto de este Montezuma fue escrito por Federico El Grande de Prusia) y por último el checo Josef Myslivecek. Todos autores poco conocidos. Las únicas versiones grabadas son las de Vivaldi y Graun.
Fue el Montezuma de Vivaldi el que inspiró al cubano Alejo Carpentier para escribir la inquietante y policroma novela Concierto Barroco publicada en 1974. Que nos transporta precisamente a las épocas del barroco. El paso acelerado de la escritura, el lenguaje y sus abundantes adornos transmiten la sensación de que fue creada en aquellos tiempos. Establece la posibilidad del porqué a Vivaldi se le ocurrió que la historia del Emperador Azteca pudiera ser un hecho operístico atractivo. La trama de la novela sigue los pasos de un mexicano. Hombre rico, comerciante de plata, que sale desde Coyoacán y va haciendo escalas en Veracruz, Cuba, España hasta llegar a Italia; a Venecia, donde asiste a un baile de disfraces, ataviado justamente como Moctezuma. Allí conoce al Cura Rojo, que entre copa y copa, escucha al mexicano platicar la historia que justifica su disfraz. Una mágica historia, fabuloso e increíble relato de la llegada de los españoles a la Gran Tenochtitlán; la Venecia de América, de canales, trajineras, pirámides y riquezas. La lucha entre dos mundos, encuentro entre “barbarie” y “civilización”. Aunque en la batalla no quede claro quiénes eran los bárbaros y quiénes los civilizados. Con tales aventuras se exaltó la creatividad de aquel asmático que repite: “Buen asunto, buen asunto para una ópera”.
Carpentier Juega con los hechos. Ensambla muy bien realidad y ficción. Reúne, en un concierto imaginario, a las protegidas de Vivaldi huérfanas del Ospedale della Pietá. A las mismas con las que formó una orquesta, y a las llamaba por el instrumento que tocaban. Allí estaban: Pierina del violino, Cattarina del corneto, Claudia del flautino y así... Ejecutaban tremendo Concerto grosso, acompañados de Doménico Scarlatti en el cello y Jorge Federico Haendel en el clavicémbalo. El cubano, buen intérprete de Chopin, revela su erudición sobre temas musicales. Muestra además su interés sobre la arquitectura. Describe a detalle los ambientes que su personaje va observando en su viaje.
Carpentier, un narrador nada complaciente con el lector: exhibe pasajes de El Quijote pero no aclara que lo son. Habla del Moro de Venecia y no dice que se trata del Otelo de Shakespeare. Menciona a un músico alemán que murió de apoplejía y que escribía óperas extrañas con enanos y no indica que se trata de Wagner y su serie de óperas de El Anillo del Nibelungo. Richard Wagner, el hipertenso paralizado por un derrame cerebral. Carpentier permite pues la deducción. De esa manera el lector interactúa con el narrador.
El autor de Concierto barroco es considerado el primer representante del Realismo Mágico y esto se percibe cuando en la novela observamos como transporta la tumba del músico ruso Igor Stravinsky del siglo XX al XVIII y le da la oportunidad a Vivaldi de defenderse de lo que Stravinski alguna vez dijo: “Vivaldi escribió seiscientas veces la misma obra”. En los terrenos de Carpentier, el pelirrojo contesta burlón: “Acaso, pero nunca compuse una polca de circo para los elefantes de Barnum”, refiriéndose a la obra del ruso Circus polca compuesta para ser bailada por elefantes.
El capitulo más divertido de la novela es en el que es representada la ópera Montezuma. Es allí donde Carpentier da testimonio de cómo la historia original fue cambiada y lo justifica diciendo: “la ópera no es cosa de historiadores”, “lo que cuenta aquí es la ilusión poética”. Ilusión poética que el cubano a su vez plasma en su prosa. Con elementos reales hace magia con el tiempo y el espacio. En el Moctezuma de Vivaldi, el Emperador Azteca termina en un acto servil hacía la Corona española. Se omite que murió inmolado o tal vez empalado. Pues se considera un hecho muy desagradable para una ópera. Al dios Huitzilopochtli le llaman Uchilibos, y lo razona de esta manera: “¿Usted cree que hay modo de cantar eso?” “¿a quién se le habrá ocurrido inventar ese idioma?” “es un continuo trabalenguas”.
Al final, los protagonistas del Concierto barroco se despiden: “adiós”- “¿Hasta cuando?”- “¿Hasta mañana?” - “O hasta ayer”. El ayer, lugar donde el arte nos permite convivir con cualquiera. Luego oigo el canto dulce y triste de Moctezuma. Después un coro de alegría. El disco enmudece. La siguiente aria incluida en Montezuma, como decía, es en realidad de la ópera Griselda, es muy bonita aunque nada tiene que ver con Moctezuma el original. Disfruten a Cecilia Bartoli. lopgan@yahoo.com


2 comentarios:

  1. Recién empiezo a volver a leer a Carpentier, después de 30 años, reempiezo con concierto barroco y para empaparme busco y encuentro este articulo. Gracias por un motivo adicional. Gracias

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    1. Muchas gracias, Alberto, agradezco mucho tu comentario que también es un motivo adicional.
      Saludos.
      Angélica

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